Discursos e Intervenciones

Comparecencia ante las cámaras de televisión, para informar al pueblo sobre varios tópicos de interés general, entre ellos la situación después del paso del huracán “Flora” por la provincia de Camagüey y Oriente, efectuada el 21 de octubre de 1963, “Año de la Organización”

Fecha: 

21/10/1963

Comparecencia del Comandante Fidel Castro Ruz,  Primer Secretario del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, ante las cámaras de televisión, para informar al pueblo sobre varios tópicos de interés general, entre ellos la situación después del paso del huracán “Flora” por la provincia de Camagüey y Oriente, efectuada el 21 de octubre de 1963, “Año de la Organización”.


(Departamento de Versiones Taquigráficas del Gobierno Revolucionario)



Ernesto Vera.-  Muy buenas noches, estimados televidentes.  Como se ha dicho, esta trasmisión, en la que se han juntado la televisión y la radio nacional, sirve para tener la presencia y la voz del máximo orientador de nuestra Revolución y testigo presencial de los sucesos trágicos que acaba de sufrir nuestro pueblo.  Y para informar de ello ampliamente tenemos con nosotros al compañero Fidel Castro, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario y Primer Secretario del Partido Unido de la Revolución Socialista (Aplausos).

Fidel Castro.-  Una gran parte de los detalles y de las noticias sobre todo lo que se refiere al paso del huracán por las zonas orientales de Cuba es perfectamente conocida por el pueblo, ya que ha habido una amplia divulgación de todo, a través de los periódicos, del radio, de la televisión.

Uno sabe perfectamente que nunca puede ningún medio de difusión reflejar una realidad con absoluta fidelidad, con absoluta autenticidad.    Yo pienso que siempre lo que aparece en una fotografía, en cualquier reportaje escrito, por televisión, por cine, siempre es un pálido reflejo de las cosas como son, y que solamente la gente que vivió todo eso, que aún los que vimos lo que la gente sufrió solo podemos imaginarnos cómo fueron las horas que pasaron, solo imaginarlo, porque solamente los que vivieron realmente aquella tragedia, y esa tragedia la vivieron decenas de miles de personas...  no solo las víctimas, sino los que estuvieron al borde de la muerte durante cuatro o cinco días, en una angustiosa espera, desde el instante en que la corriente les arrancaba las casas, cuando ellos estaban refugiados en los techos de las casas, a medida que iba subiendo el agua, en qué momento se iba a detener el nivel del agua, todas esas cosas.

Pero, en fin, se conocen bastantes detalles, y ya nosotros, en el comunicado oficial, dimos una idea general, una impresión general de cuáles habían sido las consecuencias del huracán.

Hemos tenido el cuidado de tratar de no dar datos supuestos, sino hemos procurado en esto ir dando las informaciones a medida que se hacen concretas.  Nosotros, por ejemplo, en el comunicado ya expresábamos nuestra opinión de que el número de víctimas pasaba de mil.

Esa impresión la tuvimos nosotros casi desde los primeros momentos, cuando pudimos ver los niveles que había alcanzado el agua, y el hecho de que muchas familias estaban en zonas inundadas, en los techos de las casas, en los árboles.  Precisamente porque eran familias que vivían en sitios donde nunca había llegado el agua y que, en algunos casos, se trasladaron para casas más fuertes; es decir, protegiéndose de los vientos del huracán.

Posiblemente las inundaciones sorprendieron a la inmensa mayoría de ellos, porque el agua alcanzó niveles altísimos en sitios donde nunca había llegado ningún río, y nadie se había imaginado que allí podía llegar un río.
Eso dio lugar a que mucha gente quedara aislada en esos sitios. Y uno pensaba:  Bueno, en los lugares donde el agua no rebasó el techo de la casa se puede haber salvado la gente.

¿Qué ha ocurrido en sitios donde el agua rebasó los techos de las casas?  Porque había sitios, en lugares relativamente altos, donde el agua estaba casi en el techo, y nosotros sabíamos que había otros sitios que eran más bajos que esos que tenían que haber quedado sepultados por el agua.  ¿Cómo se habrían podido salvar?, ¿qué habría ocurrido en ese lugar?  Y siempre pensábamos que era muy difícil que salvaran la vida los moradores de esas casas.

Y, efectivamente, nosotros después llegamos a sitios donde ocurrió eso, donde el agua rebasó completamente las casas.  Y lo increíble no es el número de personas que murieron en algunos de esos lugares —como en lugares donde nosotros fuimos donde había muerto la tercera parte de los habitantes de aquel caserío—, sino lo increíble fue los que se salvaron.  Se salvaron las dos terceras partes, y cómo se salvaron, en los árboles.  Una vez que el agua rebasó y arrastró las casas, en un bosque allí se salvaron, las dos terceras partes de las familias se salvaron, en un bosque, en las ramas de los árboles.

Claro, las escenas de dolor y de sufrimiento que la gente vivió son inenarrables.  Desde el punto de vista humanos son una tragedia impresionante.  Nosotros decimos que sobre las cosas que ocurrieron allí nadie podría inventar nada, las cosas que a cualquier persona de imaginación exaltada se le ocurriera inventar habría ocurrido y aun cosas más graves.  Allí se volvió cosa normal episodios que pertenecen a lo extraordinario, y aquello se volvió normal para la población.

Y por eso nosotros temíamos que el número de víctimas fuera muy alto, no obstante la evacuación, porque se hizo una gigantesca evacuación previa al ciclón, y se  hizo, además, una enorme evacuación durante el ciclón.  A pesar de eso creíamos que tenía que ser alto el número de víctimas.  ¿Por qué?  Porque hubo personas que de ninguna manera se les ocurrió pensar que estaban en peligro.

Siempre las evacuaciones se hacen, naturalmente, en aquellos puntos en que ha llegado el río otras veces, en los sitios próximos al mar, lugares bajos.  Teníamos el antecedente de Santa Cruz del Sur, y, desde luego, las medidas que se tomaron fueron principalmente contra un ras de mar; en todas las zonas próximas al mar, en todos los barrios que eran más bajos, en todos los pueblos se realizaron las evacuaciones.  Pero el peligro mayor vino precisamente de las inundaciones, que alcanzaron niveles nunca alcanzados antes.  Es decir, vino un ras de mar, pero no del mar, sino desde la montaña, desde tierra adentro vino un ras de mar.

Tan es así que algunos campesinos nos contaban a nosotros, y uno de ellos hablando con nosotros decía:  Dicen que fue el mar de Puerto Padre, dicen que fue el mar de Puerto Padre.  Ellos estaban cerca de Guanacanayabo, pero había incluso el rumor entre ellos de que el mar había invadido la provincia por la zona norte y que aquello era el agua del mar porque, efectivamente, lo que ellos vieron avanzar fue un mar.

Pues, a pesar de todas esas evacuaciones que se hicieron en algunos casos, como en el caso de Mayarí...  Mayarí tiene 15 000 habitantes, y bajo el huracán fue evacuado el pueblo de Mayarí entero,  fue trasladado a Preston.  Y entonces, creo que en Mayarí hubo una sola víctima.
De no ser el esfuerzo de evacuación que se hizo en Mayarí, hubieran podido perecer 10 000 personas allí en Mayarí.  Naturalmente que el pueblo quedó destruido completamente y todas las familias lo perdieron todo allí.

Y parecía que Mayarí era uno de los sitios de más peligro en los primeros momentos, porque era de donde venían más pedidos de auxilio.  Pero un pedido de auxilio en que se hace más desesperante por cuanto en aquellas condiciones los helicópteros no podían volar de ninguna manera en medio del ciclón; el helicóptero es un aparato que necesita determinadas condiciones para poder volar, y es muy peligroso un helicóptero que volara bajo la lluvia.

No obstante, aquí las reglas de seguridad esas no se cumplieron, los helicópteros volaron prácticamente todavía bajo las ráfagas de aire y de lluvia, y se cayeron, muchos helicópteros se cayeron; pero afortunadamente no hubo desgracias personales, porque siempre tiene más defensa un helicóptero, con las aspas, pues, se defiende.

Incluso, un helicóptero que venía evacuando 22 niños se cayó, se cayó cerca de la carretera.  Estábamos nosotros cerca del sitio donde vieron caer el helicóptero, y nadie se dio un golpe.  Pero hicieron unas operaciones muy peligrosas los helicópteros evacuando las familias.

Desde luego, aquí hay que tener en cuenta una cosa:  se hizo un esfuerzo extraordinario, y un esfuerzo organizado y dirigido por el Partido en las dos provincias, en general en todas las provincias, porque en Las Villas también se movilizó el Partido, movilizó a todo el mundo, evacuó a todo el mundo, se tomaron medidas en toda la isla.

Pero la gente de Oriente y de Camagüey hicieron un esfuerzo extraordinario. Y se puede decir, en realidad, que sin ese esfuerzo que realizó el Partido allí coordinando el trabajo de todas las organizaciones de masa, de las autoridades, con la colaboración extraordinaria del Ejército y de la Aviación, pues las víctimas habrían sido 20 000 ó 30 000.  Habría podido ser el resultado sin el esfuerzo que se hizo, el esfuerzo previo y el esfuerzo durante las inundaciones. Porque hicieron verdaderas proezas la gente, y demostraron una capacidad de movilización y de organización impresionante.

Pero, a pesar de todo eso, el número de víctimas fue realmente alto. Y así, por ejemplo, aquí tenemos cifras.

Aquí tenemos datos, por ejemplo, sobre la extensión del territorio y la población de las zonas afectadas. Tenemos la provincia de Camagüey con 766 743 habitantes; Oriente con 2 207 267 habitantes; es decir, 2 974 000 habitantes es la población de la zona afectada. Prácticamente unos 3 millones de habitantes es la población de las zonas afectadas por el ciclón y las inundaciones.

De menos de una año en total había 107 610, es decir, 107 610 niños de menos de un año; de uno a cuatro años, 390 362 niños; de 5 a 14 años, 723 556 niños; de 15 años o más, 1 752 480. El territorio afectado es de 62 948 kilómetros cuadrados, es decir, un poco más de la mitad del territorio nacional.

Entonces, el número total exacto de víctimas todavía no se puede decir con completa exactitud porque todavía se están confirmando casos.  En el momento que teníamos estos informes había en la provincia de Oriente —esto es en octubre 20, confirmado por el Partido en la provincia de Oriente—, un total de 1 126 víctimas.  Naturalmente que el número es aún mayor, es aún mayor porque hay personas desaparecidas que pueden aparecer, están siendo localizadas, aparecen en algunos casos cadáveres, otras veces aparecen las personas vivas.  Es aún mayor, es decir, pueden haber algunos cientos más de víctimas; pero confirmados hasta este momento 1 126 víctimas.  Más o menos distribuidos en la siguiente forma:  en la zona del Río Cauto, Valle del Cauto y Contramaestre 757 víctimas; Sierra Maestra Norte 177 víctimas, Manzanillo 42, Palma Soriano, San Luis, 32; Holguín, 35; Guantánamo, Songo, Yateras, 29; Tunas, Puerto Padre, 23; zona del Segundo Frente, 13; Baracoa, 6; Mayarí, Sagua, Moa, 6; Santiago de Cuba, 5; Banes, Antillas, 1; Sierra Maestra Sur, todavía no se tenían los datos exactos.

Así que podemos dar más o menos los daños causados en vidas, las personas evacuadas, las casas destruidas, las casas averiadas: En la zona de Bayamo, 757 víctimas, 7 000 personas evacuadas, 2 000 casas destruidas, 5 000 casas averiadas; Sierra Maestra Norte, 177 víctimas, 3 000 personas evacuadas, 1 800 casas destruidas, 2 000 averiadas; Manzanillo, 42 víctimas, 15 000 evacuados —es decir, fueron las personas que se evacuaron allí en Manzanillo—, 600 casas destruidas, 2 000 casas averiadas; Palma Soriano-San Luis, 32 víctimas, 8 000 evacuados, 880 casas destruidas, 1 299 casas averiadas; Holguín, 35 víctimas, 21 115 evacuados, 1 028 casas destruidas, 3 187 casas averiadas; Guantánamo-Songo-Yataras, 29 víctimas, 12 595 evacuados, 227 casas destruidas, 533 casas averiadas; Tunas-Puerto Padre, 23 víctimas, 18 195 evacuados, 1 442 casas destruidas, 4 000 casas averiadas; Segundo Frente, 13 víctimas, 5 211 evacuados, 741 casas destruidas, 439 casas averiadas; Baracoa, 6 víctimas, 7 500 evacuados, 375 casas destruidas, 500 casas averiadas;  Mayarí-Sagua-Moa, 6 víctimas, 17 000 evacuados, 876 casas destruidas, 112 casas averiadas; Santiago de Cuba, 5 víctimas, 16 000 evacuados, 300 casas destruidas, 1 200 casas averiadas; Banes-Antilla, una víctima, 374 evacuados, 734 casas destruidas, 816 casas averiadas; Sierra Maestra (sur), unos 500 evacuados, 100 casas destruidas, 400 casas averiadas.  En total fueron 1 126 víctimas registradas hasta el día 20 de octubre, 131 590 personas evacuadas,     11 103 casas destruidas, 21 486 casas averiadas.

En Camagüey el total de víctimas reportadas, confirmadas, son 15 hombres, 6 mujeres y 10 niños; 31 víctimas.  Personas evacuadas en la provincia, en las distintas regiones de la provincia, sumaron un total de 44 900 personas evacuadas.

En total fueron evacuadas en estas dos provincias unas 175 000 personas.  Fue necesario albergarlas, alimentarlas, atender los niños, mujeres, con todos los medicamentos.  Fue necesario un esfuerzo gigantesco para poder afrontar la tarea esa.

Y, naturalmente, ese esfuerzo salvó de la muerte a decenas de miles de personas.  No solo de la muerte incluso durante las inundaciones del ciclón, sino la muerte por epidemia, la muerte por enfermedades de distintos tipos, hasta por hambre.  Que es lo que nos decían algunos campesinos: “Si eso nos hubiera ocurrido en otros tiempos, el hambre habría matado tanta gente como las inundaciones.” Que es lo que decían ellos.

Entonces, en cuanto a daños, aquí aparecen las casas:  más de     10 000 casas destruidas, más de 20 000 casas averiadas, solamente en Oriente. Luego están las cifras también de los daños ocasionados en Camagüey.

Pero a todo esto hay que sumarle el daño ocasionado en hospitales.  Hubo hospitales destruidos, escuelas en el campo, tiendas, almacenes, depósitos.  Y, sobre todo, extraordinario daño en las comunicaciones.  El enorme número de puentes destruidos, la destrucción ocasionada en los caminos, carreteras y vías férreas, fue enorme, increíble.  Es decir, cientos de kilómetros de carreteras, y de caminos, y de vías férreas destruidos.

Ernesto Vera.-  Sobre todo de Holguín a Bayamo es la carretera que...

Fidel Castro.-  Y de Holguín a Mayarí.  Y donde quiera, por donde quiera. De Bayamo a Manzanillo, la carretera de Baracoa, ya se podrán imaginar ustedes.  En lugares donde había carretera quedó un abismo prácticamente.  Sobre todo, la carretera de Baracoa era una obra costosa, difícil, puesto que tiene que atravesar unas lomas.  Por ejemplo, hay un cruce que se llama “De la Farola”, que estaba muy avanzada esa carretera, y allí, pues, hizo enormes estragos, sobre todo en las montañas; mayores daños en terreno llano, a las carreteras.

A los caminos.  Prácticamente destruyó todos los caminos, los destruyó; los que no eran carreteras...  Si las carreteras fueron destruidas, ¡cómo quedarían los caminos!  Y las vías férreas, también ocasionó grandes destrucciones en las vías férreas.

En las cosechas hizo daños considerables también.  Prácticamente se perdió el 80% de los frutos menores en toda esta zona.

El daño en el ganado todavía no se puede precisar con exactitud, pero tiene que haber sido muy grande.  Zonas ganaderas quedaron completamente bajo el agua; hubo lecherías enteras, rebaños enteros que perecieron.  Se veía de vez en cuando alguna res que se había salvado en un pedazo de carretera que quedó entero, por ejemplo, en algunas zonas un poquito más altas.

Luego, le hizo daño a las demás cosechas grandes como es la de arroz.  En el café se perdió entre el 30% y el 50% de la cosecha, se perdió allí en Oriente en el café. Y a la caña también le hizo daños de consideración, tanto a las instalaciones de las vías como a las instalaciones industriales, y sobre todo, a la caña.  Y las dos provincias son las dos provincias principales productoras de caña.

Así que hizo daño, en todos los principales renglones de la economía agrícola del país hizo grandes daños.

Ernesto Vera.-  ¿Ya se pueden tener cálculos materiales más concretos?

Fidel Castro.-  Sí, se tienen algunos cálculos.  Lo que pasa es que hay que comprobarlos.  Porque hay lugares donde todavía la comunicación es difícil.  Y la primera fase, la primera tarea fundamental fue salvar las personas, salvar las familias, salvar las vidas, eso fue lo primero; atenderlas, alimentarlas, brindarles servicios médicos, albergarlos, y empezar a resolver todos los problemas humanos, que son muchos.

En algunas cosas se tienen algunos cálculos porque, por ejemplo, en el café se estima una pérdida que puede resultar entre 300 000 y 500 000 quintales, una cosa aproximada, de una producción de 850 000 quintales de café calculada en la provincia de Oriente, porque es la principal productora de café.  Y por eso, imposible precisar con exactitud.  Algunos resultados de esos no se podrán conocer con exactitud hasta que finalice la cosecha.

En el ganado hay que hacer los cálculos, primero todos los que se perdieron en las Granjas del Pueblo, y todos los ganados que perdieron los campesinos individualmente.

Y en algunos cultivos todo depende de la reacción incluso después de la inundación, el arroz, el algodón, por ejemplo, sufrió mucho también.  En fin, todos los cultivos esos sufrieron considerablemente.

Y luego, hay el problema de cómo quedaron todos los equipos.  En todos esos lugares quedaron los equipos inundados también, sepultados una semana en el agua los equipos, los depósitos, incluso los productos cosechados, las semillas, los fertilizantes.

Eso era un mar, era como si el Amazonas lo hubiesen situado tres días en el medio de la provincia de Oriente.

Los daños realmente son daños muy grandes.  Hay que partir de esa realidad, porque no tenemos que hacernos ilusiones.  Hay que partir de la realidad de lo que fue; lo otro es lo que nosotros tenemos que hacer.  Ya el ciclón hizo lo suyo, ahora viene lo que tenemos que hacer nosotros.  Pero tenemos que empezar por saber qué fue lo que hizo el ciclón.  Eso es en términos generales.

También decía, me refería a daños en caminos, en edificios, en equipos también, muy grandes.  Las pérdidas, además, de las familias, de todas sus pertenencias; personas que lo perdieron todo allí.  Posiblemente todas esas personas evacuadas, la mayor parte de todas esas personas evacuadas, más de 100 000 personas lo perdieron todo: los muebles, la ropa, los utensilios de la casa, absolutamente todo.  Quedaron descalzos y con lo que tenían encima puesto.

Ernesto Vera.-  ¿Se puede estimar el censo de damnificados por las mismas cifras de evacuados?

Fidel Castro.-  Bueno, esas cifras se sabrán con una absoluta exactitud, porque se está trabajando en eso.  Pero en los primeros momentos, por ejemplo, el censo de las víctimas lo estaban haciendo los médicos que se iban quedando en cada uno de los sitios; fueron los que fueron haciendo los primeros reportes, conversando con todos los vecinos, porque solo los vecinos del lugar podían decir en cada localidad qué había pasado con cada familia, cuántos habían perecido, cuántos se habían salvado.

Entonces, se empezaron a hacer los censos.  Pero todas las cifras se conocerán con completa exactitud. Porque ahora una de las tareas a realizar es el censo de las personas afectadas por el ciclón.  Ya eso se acordó, desde el primer momento, que era la tarea a realizar una vez terminado lo inmediato y urgente, que era salvar a la gente de los techos de las casas, salvar las vidas.  Una vez salvadas las vidas, se empezaba inmediatamente el problema de la asistencia a todos los afectados, y el censo completo.

Entonces, efectivamente, a toda esa gente se les va a dar otra vez ropa, zapatos, muebles; se les van a dar recursos también económicos, recursos para la reconstrucción de sus casas.  Eso se refiere a la política que vamos a seguir con los afectados.

En medio de esa situación, porque fue una verdadera batalla del pueblo contra la naturaleza, se vieron una serie de casos de heroísmo que vale la pena resaltar.  El valor, el heroísmo se convirtió allí en una cosa común y corriente de todo el pueblo.

Aquí en los informes que nos han mandado los compañeros, hay casos...  Por ejemplo:  “La dirección del Partido en Camagüey dio a conocer en un comunicado algunos de los casos más destacados de heroísmo que se conocieron por parte de compañeros que arriesgaron y perdieron la vida prestando ayuda en las zonas más azotadas.
“Entre estos se cuentan los siguientes:  Se destaca el caso de José San Mateo Martín, Secretario General del Seccional Cuatro del Partido Unido de la Revolución Socialista, alfabetizador, obrero ejemplar, ex combatiente del Ejército Rebelde y superviviente de Pino Tres, quien junto con el compañero Desiderio Prendes Cervantes encontraron la muerte en el cumplimiento de su deber en la zona de Contramaestre.

“Se informó asimismo de la trágica circunstancia de que mientras el compañero Colón, secretario general del Seccional del Central `Santa Marta´ luchaba estoicamente por salvar la vida de numerosas familias, su compañera, su hija y otros familiares perecían abogados en la inundación.
“Se reconoce el valor y la abnegación de los cuerpos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, mencionando el caso del compañero Juan Betancourt Pacheco, perteneciente a la 42 División del Ejército Rebelde, que murió ahogado luchando por establecer la comunicación entre Camagüey y Nuevitas.

“Con obstinación —dice el comunicado— los hombres de las FAR destacados en Cayo Romano no abandonaron su posición cuando un barco Sigma fue al rescate de los habitantes del Cayo que se encontraba anegado, porque no habían recibido órdenes superiores para retirarse.  Y hasta tanto no llegó la misma, se mantuvieron en el caballete de una casa, dispuestos a mantener la disciplina hasta sus últimas consecuencias.

“Se saluda la labor esforzada de la Milicia Nacional Revolucionaria, que produjo muchos hechos heroicos, como el del compañero miliciano Rodrigo Calderón, que cuando atravesaba un río crecido perdió el fusil que la Revolución puso en sus manos, lanzándose a las aguas profundas para recobrarlo, encontrando la muerte.

“La participación de la CTC y de los sindicatos en todas las tareas, consignándose el nombre del compañero Candelario Agüero Fortún, del Sindicato de la Administración Pública de Camagüey, que formó una brigada de salvamento en Oriente, pereciendo en la lucha contra las aguas, dando un algo ejemplo de conciencia de la clase obrera.”

En Oriente también los compañeros del Partido reportaron casos de heroísmo; se pueden reportar algunos casos aislados, porque hubo miles de casos.

“El campesino César Benítez, de 52 años, obrero del central ‘Río Cauto’ salvó la vida de numerosas personas arrastradas por la corriente, arriesgando de manera heroica su propia vida.  Subido al techo de la casa donde había escalado para escapar al impulso de las aguas que arrasaron viviendas y vidas en Guano Viejo, no se limitó a protegerse a sí mismo.  En cada ocasión en que se aproximaba al edificio una persona arrastrada por las aguas luchando por salvarse, César Benítez se suspendía del borde del techo, sujetándose fuertemente, y ofrecía sus pies como escalera al que pasaba, sirviéndole de apoyo para llegar al techo.  Esta iniciativa, que comportaba graves riesgos, la repitió muchas veces, salvando la vida a numerosas personas.

“Bajada las aguas, la casa que habita actualmente se ha convertido en casa del pueblo. Allí acuden y comparten con él numerosas personas que ahora lo admiran grandemente, muchas de las cuales deben la vida a su generosa actitud.

“Arístides Guerra, un campesino de 60 ó 70 años, de la región de Cauto Embarcadero, fue sacado de su casa por el golpe de agua.  Buen nadador a pesar de su edad, logró zambullirse, ganando unos alambres que le permitieron subir a la copa de un árbol.  Una vez puesto a salvo no se limitó a cuidarse a sí mismo; decidió enseguida ayudar a las numerosas personas que arrastraban las aguas sin posibilidad de salvarse. Nadando recogió y llevó varios bastidores hasta una casa sin techo, cuyos horcones se mantenían firmes, armando una barbacoa improvisada; sin tardanza se dedicó a partir de entonces a zambullirse y nadar hasta las personas que le pasaban cerca arrastradas por las aguas.  De esta forma salvó a cuatro mujeres y 11 niños, que llevó a lugar seguro, trasladándolos hasta la barbacoa.  En el pueblo Cauto Embarcadero fue la primera persona que al bajar las aguas estaba en su casa en unión de su compañera, que había traído de Manzanillo, limpiando con el mejor de los ánimos los dos o tres pies de fango que habían quedado dentro de su hogar.

“Pedro Núñez García, celador de los ferrocarriles entre Bayamo y Línea del Cauto, se lanzó a nado el lunes 7 desde Rajas hasta Pastor, trayendo la primera lancha de salvamento que rescató 82 personas, entre hombres, mujeres y niños.  Además de participar incansablemente en las labores de rescate, personalmente realizó las labores de reparación e instalación de las líneas telefónicas del Ferrocarril, restableciendo la comunicación de Bayamo con Camagüey.

“Bausix Céspedes, un joven obrero agrícola del central ‘Río Cauto’, que antes fue maestro voluntario, se hallaba en un edificio de madera de dos plantas, al que el empuje de las aguas estaba doblando amenazadoramente. Sin pensarlo dos veces fue nadando hasta hacerse de un largo cable, adaptándole una roldana; con el cable extendido entre el edificio que amenazaba derrumbarse y otro próximo, trasladó a este último uno por uno a todos los que peligraban en el otro edificio, valiéndose de un saco atado al cable.  De este modo sencillo salvó heroicamente a numerosas personas.

“El Administrador de una granja en Río Cauto había visto que numerosas reses pasaban por la granja empujadas por las aguas hacia una muerte segura; en unión de varios campesinos se dio a la tarea de enlazar una a una cada vez que podía.  Con este procedimiento audaz, poniendo en peligro sus propias vidas, salvaron a más de 500 reses, que amarraron en lugares más seguros.”

Y así sucesivamente se produjeron infinidad de hechos.  Desde luego, todas esas cosas tendrían que recogerlas los escritores y periodistas.
Allí nosotros tuvimos oportunidad de conocer algunos casos.  Por ejemplo, una familia de campesinos que tenían dos casitas, y entonces,  en una tenían a los muchachos y en otra estaban ellos, estaban divididos.  Entonces, en la casa donde estaban los muchachos, dice que él notó que empezó a resquebrajarse la casa; nadó hasta la casa, le abrió un hoyo en el techo para que los muchachos salieran.  Cuando volvió a ver algo en la otra casa, y miró hacia atrás, vio que el agua estaba arrastrando ya la casa donde iban los niños. Iban tres de los hijos, una prima... había como seis o siete personas en la casa.

Entonces él se lanzó nadando detrás de la casa, y más atrás se lanzó la mujer nadando también detrás de la casa.  Bueno, los dos pudieron llegar a alcanzar la casa; al cabo de un kilómetro y medio alcanzaron la casa.  La casa se detuvo entre unos árboles; él llegó primero, detrás pudo llegar ella. Las manos se les destruyeron prácticamente cortando alambres, y entonces ató la casa —que estaba flotando prácticamente—, la ató a los árboles que habían allí, y entonces subieron a la casa y allí resistieron tres días.  Indiscutiblemente si no hubieran hecho eso se habrían muerto los niños de todas formas, porque ellos no habrían resistido aquello; en primer lugar los habría seguido arrastrando, y además se habrían debilitado; porque ellos pudieron salvar la vida de los muchachos porque los defendieron allí, los protegieron, sobre todo él —ya  la compañera de él estaba muy debilitada también—,  y las noches, imagínense esas noches interminables bajo la lluvia, lo que se debilita un muchacho con el frío, con el hambre, con el trauma que tienen.  Y así tres días, y salvaron a todos los hijos.

Después regresaron a la casa, y ellos tenían como doscientos animales —dicen ellos.  Ellos cuentan gallinas, pollos, cerdos, todo, todo lo perdieron, toda la ropa, todos los muebles.  Al llegar allí y ver todo el problema, fue cuando más se desesperó.

Claro que ese caso no es un caso extraordinario; pasaron pero muchas cosas.  Hubo por ejemplo una señora que hizo una balsa. En la balsa puso los siete hijos cuando el agua pasó ya el techo de la casa. Porque algunos, muchos de ellos, construyeron balsas bajo la inundación: de palo, de palmas; hicieron la balsa previendo que el agua rebasara. Así se salvó mucha gente; construyeron balsas en medio de la inundación. Y cuando el agua rebasó la casa, se montaron en las balsas. Una señora con siete niños en una balsa, y estando en la balsa dio a luz el octavo niño.
Bien, pero de esos casos hubo muchos, pero muchos casos.  Algunos quedaron separados, algunos familiares, a una distancia...

Muchas casas tienen barbacoa donde los campesinos guardan algunas cosas; pero en algunos lugares no había y la hicieron. Pero es que el agua llegó entonces también a las barbacoas.  Si llegaba cerca del techo, cuando en realidad llegaba al techo, se encaramaban en el techo.  Pero allí, por ejemplo, estaban todos los muchachos, los tenían que amarrar, amarrados allí.

Ahora, de los que se quedaron en un árbol tres días, algunos se salvaron porque se amarraron, y otros no pudieron resistir; otros resistieron.
Pero se dio un caso extraordinario, como el caso de un niño que  —por ejemplo— en un tronco de un árbol fue trasladado veinticinco kilómetros, se salvó en el tronco de un árbol; 25 kilómetros navegó en el tronco de un árbol.  Una niña que también hizo una proeza increíble de esas, cómo pudo salvarse; pereció toda la familia y se salvó ella.

Un niño —eran once de familia— que pudo salvarse, todos perecieron y él pudo salvarse en un palo.
Entonces, ¿qué ocurrió?  Por ejemplo...  ¿Cómo se produce la inundación?  La inundación se produce de golpe.  El problema principal es que mucha gente, en esos sitios donde no había llegado el agua, vieron venir una ola; vieron venir una ola de unos dos metros de alto avanzando.   Quien ha visto un río crecido sabe cómo es eso; parece que tiene un proceso de acumulación de agua, y entonces ya el río avanza estrepitosamente.

En esos sitios donde no había nunca llegado el agua, estaban relativamente tranquilos; y a algunos los sorprende la ola de noche, según el sitio; a otros de día.  Cuando ese golpe de agua llegó de noche, fue más dantesca la situación.  Y de todas formas, los que no la vieron venir de día también...  Venía arrasándolo todo.

Entonces  se producía una cosa, sorprendió a mucha gente. Algunos trataban de escapar, pero cuando iban por otro sitio venía otra ola, otro río, avanzando por otro sitio y le cortaba la retirada.

Claro está que cuando las casas resistían, porque esas casas tienen horcones... 

Muchas de esas casas de campesinos están hechas de guano, pero están hechas de horcones; el golpe del agua no las arrastra, por lo menos en el primer momento; después pueden ir resistiendo más o menos, según la continuidad de la crecida.  Pero a los que los agarraron caminando, los agarraron sin protección ninguna, en un camino, en una guardarraya, en un terraplén.  A los que agarraron en las casas, por lo menos si las casas resistían, ellos resistían en las casas.

Hay el caso de un lugar donde pereció mucha gente, es por la zona de Guamo, el lugar se llama —creo— Aguas verdes; está cerca de la cooperativa “Roberto Reyes”.  Esa cooperativa está al sur de Las Tunas, por un terraplén que va de Las Tunas al Cauto, una cooperativa cañera.  Allí se salvó mucha gente, porque había una grúa en una casa fuerte.  Esa zona quedó muy inundada.

Pero las familias de Aguas Verdes trataron de huir del lugar.  Y los sorprendió el golpe de agua en los cañaverales, en los terrenos,  sin árboles, sin casa, sin nada.  Y ahí perecieron muchas familias de ese sitio.  Entonces, los que no perecieron, vivieron días de una tragedia indescriptible; estaban allí con los hijos, las mujeres, los padres, los hermanos, toda la familia.  Es decir que no era la muerte amenazando a un individuo, estaba amenazando a toda la familia.

Del tipo de hombres como aquel que yo les hablo, que nadó un kilómetro y medio, son los hombres de allí; ese es el carácter, el tipo, el espíritu de los campesinos de esa región:  gente fuerte, estoica, sacrificada, luchadora, valiente.

Claro, es muy doloroso ver algunos hombres de aquellos llorando, porque habían perdido tres hijos. Es como el caso que vimos nosotros, todavía rodeado por los ríos, por las inundaciones allí, que se veía que era un hombre de temple, fuerte, rompió a llorar porque no podía soportar más.  Había perdido las tres niñas.

Todas estas familias campesinas son numerosas, tenían siete u ocho hijos, y él perdió las tres niñas.  Entonces, en medio de aquel campo desolado, todo arrasado, el recuerdo de lo que pasaron todos, y la mitad de los hijos que perecieron.

Muchos sitios de esos están constituidos por familias de un mismo apellido, que todos son familiares. Prácticamente, todas las familias si no perdieron un hijo, perdieron un hermano, un tío, un primo.  Y así, desde el punto de vista humano, la cosa era allí muy dolorosa, muy triste.
Ernesto Vera.-  ¿Qué sintió, Comandante, cuando llegó y se encontró aquel mar que le impedía seguir adelante, que se interponía en su camino para llegar a la zona afectada?

Fidel Castro.-  Bueno, lo más terrible de la situación allí era realmente la impotencia. En los momentos en que estaban las inundaciones en su nivel más alto —fue el domingo, precisamente, por la tarde— la gente hacía un esfuerzo desesperado.  Los compañeros del Partido, del Ejército, de las organizaciones, todos estaba haciendo un esfuerzo desesperado.

Entonces llegaba la llamada de auxilio de Mayarí.  ¿Cómo hacer llegar a Mayarí algún auxilio, con todas las zonas inundadas entre Mayarí y Holguín?  ¿Cómo hacer llegar auxilio a Cauto Cristo, que estaba a la orilla del Cauto?  A nosotros nos parecía que, por ejemplo, el pueblo en que no iba a quedar nadie era Cauto Cristo.  Cauto Cristo no había habido tiempo de evacuarlo.  Pero lo curioso es que Cauto Cristo es uno de los sitios que menos sufre; porque quien hubiese visto aquel mar, se habría imaginado que Cauto Cristo había sido arrasado completamente, por la lógica de suponer que está a la orilla del Cauto.

Pero se produce un fenómeno, y es que los ríos van formando su propia orilla. Y aquí los ríos que resultaron más peligrosos eran los que no eran ríos, porque los ríos tienen sus cauces, y el agua transcurre por sus cauces. Y el Cato tiene un gran cauce, y al mismo tiempo ha ido haciendo su propia orilla; y en la orilla del Cauto se salvaron muchas familias. No en todas las orillas del Cauto, no, porque hay orillas más altas y orillas más bajas. Por ejemplo, en Río Cauto es una orilla, pero allí el agua pasó; también Cauto Cristo, pero allí la construcción de la carretera, el puente, la base del puente, creó una zonita más alta, de donde las familias de Cauto Cristo se pudieron defender mejor.  Porque el Cauto —ya les digo— tiene sus orillas.

Otros ríos pequeños, que no son ríos y que no tienen orillas, pues se desbordaron mucho más que el Cauto. El Cauto se desbordó por muchas partes, pero el Cauto ha creado una orilla, puntos altos en distintos trechos, puntos altos, que otros ríos no los tienen.

Y así, entre Holguín y Cauto Cristo había 20 kilómetros de mar. Entonces, no podían volar de ninguna manera los helicópteros bajo el ciclón, era imposible; entonces lo que se nos ocurrió: ¿qué se puede mover? Los barcos no podían moverse tampoco bajo el ciclón. ¿Qué barco se puede mover?: Los carros anfibios del Ejército. Entonces se empezaron a movilizar los carros anfibios de Oriente, de Las Villas y de   La Habana; todos los carros anfibios se movilizaron rápidamente, en un esfuerzo por hacer llegar la ayuda.

Lo que podía hacerse era muy poco, porque en situaciones como esas lo más terrible es que prácticamente no existe modo de hacer nada;  y entonces lo más que hacía la gente era hacer lo que podía, aunque fuera muy poco lo que pudiera hacer en esas circunstancias, pero eso hacerlo de todas maneras. Y esa era la reacción de todo el mundo.

Desde luego, ¿cuándo se puede hacer más?:  Desde el momento en que las ráfagas de viento aminoran un poco, disminuye un poco la lluvia y entran en acción los helicópteros.  Lo más que pudo hacerse fue la evacuación preventiva, la evacuación posible por todos los medios ya bajo la inundación, como en Mayarí, como en algunos sitios, que en tractores, en carretas, por sobre terraplenes, sobre líneas de ferrocarril —ya bajo la inundación—, en camiones de doble diferencial, es decir, vehículos que pudiesen moverse por entre las aguas, evacuaron muchos sitios, muchas personas.

Claro, en Mayarí se me olvidó señalar que una parte tomó hacia arriba, que son estribaciones más elevadas, y los de otra parte fueron evacuados hacia Preston, el antiguo Preston, el central Guatemala actualmente.

Entonces, lo que no se pudo hacer antes de que llegaran las inundaciones, lo hizo la gente cuando las inundaciones estaban andando, sacando de algunos lugares de mayor peligro a menor peligro.  Y fuera de eso, todos los lugares estaban incomunicados:  Santiago incomunicado  de Bayamo, Bayamo incomunicado de Holguín, Holguín incomunicado de  Las Tunas, lugares en que no había más comunicación que por radio, y un mar en medio de todo eso.  Y en esas circunstancias la gente hace lo que puede, por muy poca cosa que sea, se conforma por lo menos, se consuela haciendo lo que puede.  Y eso hizo todo el mundo.

Entonces, cuando las circunstancias permitieron que con mucho riesgo los helicópteros volaran, entraron en acción los helicópteros. Y los helicópteros desplegaron un trabajo extraordinario, porque el helicóptero es un aparato formidable para una situación como esa. Y los helicópteros habían ayudado antes en inundaciones, porque habían ocurrido —desde el triunfo de la Revolución— dos inundaciones grandes anteriormente, no como esta que no tiene paralelo, pero eran inundaciones sin ciclón, y aquí hubo ciclón más inundación más ciclón; es decir, pasó el ciclón, dejó la inundación, y volvió el ciclón. Y entonces posiblemente se repitió el ciclo,  y entonces hubo otra vez inundación más ciclón.

Entonces los medios con que contábamos más eficaces para una ayuda de ese tipo:  los helicópteros, en lo más intenso del ciclón no podían volar de ninguna manera.  Y volaron con mucho riesgo, y desplegaron un esfuerzo extraordinario.

Porque si bien es verdad, todo el mundo hizo un extraordinario esfuerzo.  Los comités regionales y los comités de base de nuestro Partido en las dos provincias hicieron un trabajo increíble, extraordinario e impulsaron la acción de todos los demás, pero cada uno en la medida de sus fuerzas hizo un gran esfuerzo.  Quien podía hacer más, como los pilotos de los helicópteros, hicieron más, los pilotos y los mecánicos, porque ellos tomaron conciencia del servicio humano que estaban prestando, trabajaron infatigablemente, reparaban...  Aquello a mí me recordaba cuando la invasión de Girón, el espíritu de la Fuerza Aérea cuando la invasión de Playa Girón, el valor de los pilotos, el esfuerzo incansable de los mecánicos, que no descansaban un segundo cargando los equipos, reparando los equipos, la disposición de la gente; eso me recordaba a mí el aeropuerto de Bayamo, el trabajo de los helicópteros, allí dirigidos personalmente por el compañero Curbelo.  Curbelo también estaba cuando lo de Girón, y mucha gente de esa.

Fue una batalla como aquella:  la misma fiebre de cumplir el deber, el mismo espíritu de sacrificio, el mismo valor; no descansaron, volaron hasta de noche.  ¡Hasta de noche volaron los helicópteros, con aire y lluvia, sacando niños de los techos!  Porque ellos llegan al lugar y la primera tarea que realizaban era:  aquí está más grave la cosa, aquí es más seguro, pues ponían de aquí para aquí (mueve las manos indicando los lugares donde se ponía a las personas rescatadas); y al mismo tiempo:  aquí los enfermos graves ya, la gente completamente agotada, entonces esas las trasladaban a los hospitales.

Entonces situaron su centro de operaciones en Bayamo, su centro de operaciones en Holguín, y trabajaron.

Lo que por tierra podía hacerse era realmente muy poco.  Es que lo que se podía hacer por tierra había que hacerlo, porque no alcanzaban incluso los helicópteros;  había que abrir caminos, había que llevar alimentos.  Y, desde luego, la combinación de los camiones con los helicópteros, de los carros anfibios con los helicópteros, hacen algo.  Pero el valor, el instrumento, el vehículo perfecto, son los helicópteros en una circunstancia como esa.

También actuaron los barcos.  Entonces, los pescadores de Manzanillo hicieron un extraordinario esfuerzo también en todos los barcos; también lo hicieron los de Gibara, porque allí se acudía a todos los medios;  a un carro anfibio, a un bote de remos, a un barco de pesca, a lo que fuera, a cualquier cosa, un bote de motor, todo, todo lo que pudiera flotar se utilizaba.
Eso hizo la gente organizadamente, dirigida por el Partido; pero mucha gente lo hizo también individualmente.  Nosotros vimos un señor que tiene un botecito allí —parece que lo tiene para esos casos— y él salvó 60 personas; pero estuvo día y noche recogiendo gente en árboles, en casas, en todo sitio.

Así que el pueblo, cada ciudadano, cada hombre, dondequiera que pudo hacer algo lo hizo, como en todos estos casos que actuaron por iniciativa propia.

Y bueno:  se puede decir que ese sentimiento de solidaridad humana alcanzó allí, bajo circunstancias como esas, los niveles más altos y más increíbles, y más inconcebibles.  Si tan siquiera pudiéramos decir que la Revolución no hubiera hecho otra cosa que hacer un tipo de hombre como ese, como el que ha creado, y se ha creado en las condiciones de la Revolución, que haya desarrollado el sentimiento de solidaridad entre los hombres, entre los seres humanos que ha desarrollado, ya eso solo sería para justificar la Revolución.  Porque allí es todo a la inversa, lo opuesto, la antítesis del egoísmo ese de la gente que quiere salvarse él, resolver él sus problemas.  Allí todo el mundo se ayudaba, uno a otro, como si fuera su hijo, o su hermano, o su padre; y se vio el pueblo en una batalla contra la naturaleza.  Y el ánimo y la serenidad, y el estoicismo de la gente, y aun los que perdieron todo, su espíritu, su firmeza, ¡eso era impresionante!

Ernesto Vera.-  Comandante, el Comité Provincial del Partido en Oriente acordó un plan de 10 puntos, que nosotros hemos podido observar, y vemos que es algo formidable para hacerlo tan pronto; es decir, están contemplados todos los aspectos por puntos, la reparación, la reconstrucción de todo. 
¿Quisiera hablarnos sobre eso?
Cmdte.-  Bueno, lo primero que se hizo fue —llegamos a la conclusión todos, estaba en el espíritu de todo el país y por lo tanto también en el espíritu de los compañeros de la Dirección del Partido y del Gobierno— volcar los recursos y el esfuerzo sobre la provincia de Oriente.
Entonces, prácticamente, allí mismo en la provincia de Oriente, nos reunimos los compañeros del gobierno, los compañeros del Partido, dirigentes nacionales, ministros y los dirigentes, los compañeros de la provincia de Oriente.  Y allí discutimos con ellos qué política era la que íbamos a seguir.

En primer lugar, lo que estaba en el espíritu  de todos, volcar los recursos de la nación sobre las regiones afectadas como era lógico y era justo.  Entonces nosotros citamos allí a los compañeros Ministro del Transporte, Ministro de Obras Públicas, Ministro de Comercio Interior, Ministro de Salud Pública, Presidente del INRA, y varios dirigentes más, nos reunimos allí para elaborar un plan concreto de trabajo.
Entonces prácticamente esos compañeros se trasladaron a la provincia y estuvieron allí dedicados a la tarea, algunos incluso están todavía allí.  Claro que lo primero era el rescate de las personas que estaban en peligro, con toda urgencia.  Se me había olvidado el Instituto Hidráulico, al compañero Faustino; porque el Instituto Hidráulico tiene un papel muy importante en estas cuestiones.

Entonces, salvar las vidas que todavía estaban en peligro, asistir a la población inmediatamente.  La segunda etapa: la ayuda a todas las personas afectadas que habían perdido todo y, al mismo tiempo, la reconstrucción de todas las comunicaciones, las vías férreas y la economía.
Se acordó, por ejemplo, una serie de medidas con respecto a los campesinos. En primer lugar, hacer el censo de todos los que habían perdido sus casas, darles determinadas cantidades de dinero para construir las casas, y facilitarles materiales:  cemento, clavos, todos los materiales que pudiéramos reunir para ayudarlos a que construyeran sus casas y, además, darles una ayuda económica.

Se acordó darles gratuitamente ropa y zapatos a todos ellos; se acordó también abastecer de muebles a todos los que habían perdido sus muebles.  Estábamos pensando qué procedimiento era, por fin hemos adoptado un procedimiento, se les van a entregar los muebles también.  Se había pensando si entregarles dinero y establecer depósitos de muebles para que los compraran o entregarles los muebles; hemos decidido entregarles los muebles también.

Entonces de acuerdo con esa política, de asistencia a la población, tenemos otras medidas como por ejemplo anular, condonar todas las deudas de todos aquellos campesinos que hubiesen perdido sus cosechas con motivo del ciclón; es decir, cancelar las deudas pendientes con los bancos del Estado.  Y, al mismo tiempo, facilitarles nuevos créditos para que, inmediatamente, se dedicaran al cultivo y a la reconstrucción de su economía.

Consecuente con esto se tomaron inmediatamente una serie de medidas adicionales, se disponía, por ejemplo, toda la papa en vista de la ausencia total de viandas en la provincia.  Porque la provincia nos abastecía de viandas y todo eso; sobre todo de plátanos, había enormes platanales, había un plan de plátanos en desarrollo fantástico, cientos de caballerías de plátanos en producción, las barrieron las inundaciones del ciclón; se van a reconstruir, pero los plátanos los echó por tierra; de verdad que había una increíble cantidad de caballerías de tierra sembradas de plátanos.

Se acordó, por ejemplo, toda la papa concentrarla en esas zonas afectadas, la papa de que se disponía nacionalmente como vianda.  Se dispuso, por ejemplo, que todas las fábricas de muebles de la república se dedicaran a construir muebles para las zonas afectadas;  se dispuso los abastecimientos que se iban a enviar también allí, cómo se iban a distribuir los productos, los sacrificios que tendrían que hacer necesariamente las provincias occidentales para ayudar a las zonas orientales.

Entonces allí se les trazó la política a cada cual: el Ministerio de Obras Públicas tenía por tarea movilizar todos los recursos disponibles en la nación, equipos, materiales, sin sacrificar las obras fundamentales, fábricas, construcciones, movilizarlos hacia Oriente para restablecer inmediatamente las comunicaciones;  primero abrir paso como fuera posible y después reconstruir las carreteras y reconstruir los puentes.
Al Ministerio de Transporte se le encargó la tarea de la reconstrucción de todas las vías férreas inmediatamente, para el transporte y para la zafra.  Al Ministerio de Comercio Interior se le encargó la tarea de la distribución que se había acordado con el Partido, tanto de los artículos que aporta el Estado, como de los artículos que se están recibiendo; claro que en aquel momento no sabíamos qué íbamos a recibir, en aquel momento teníamos que disponer de lo que había.  Esta situación empieza a aliviarse extraordinariamente con la ayuda que estamos recibiendo, la ayuda exterior que estamos recibiendo.

Entonces, se encomendó la tarea de cómo se iba a hacer el censo; el Partido va a hacer el censo, y va a hacer la distribución de todas aquellas cosas que van a entregárseles gratuitamente y de los recursos materiales y en dinero a las familias.

También al INRA se le asignó la tarea inmediatamente de reconstruir la parte agrícola, salvar todo lo que pudiera salvarse y empezar la reconstrucción inmediata de todo lo perdido, cómo restablecer  y desarrollar todo aquello.

Se le asignó al Ministerio de Salud Pública, que tenía una función importantísima, porque tenía la función de prestarles asistencia médica a todas las personas evacuadas, a más de 100 000 personas evacuadas, vacunar a todas las familias de las zonas afectadas, y a los evacuados para evitar las epidemias, la movilización de las medicinas y de los médicos, algo que se hizo con tanto éxito, que realmente no se ha dado ni un solo caso hasta este momento, solo creo que había un caso sospechoso de tifus, ¡un solo caso!, y no comprobado; hasta este momento no hay ningún caso plenamente confirmado de infección.  Se hizo un trabajo médico tremendo, había que hacer también un trabajo... Salieron todas las brigadas a quemar los animales muertos para evitar la propagación de epidemias.  Había que combatir las epidemias por todos los medios porque la concentración de las personas, la debilidad de la gente, los días de debilitamiento físico, las aguas estancadas que van quedando después de las inundaciones, los animales muertos por todas partes, la fetidez; todo eso, pues uno de los peligros mayores eran las epidemias y había que combatir las epidemias.  Y esa fue la tarea del Ministerio de Salud Pública.

Entonces, a cada uno de los organismos que tiene un frente de trabajo se le asignó su tarea. Los del Instituto Hidráulico empezaron inmediatamente a hacer toda una serie de análisis y observaciones relacionados con el fenómeno que había ocurrido allí.  Y así se puso todo el mundo a trabajar inmediatamente.

Ernesto Vera.-  Hay un plan de traslado de unos cuantos miles de cabezas de ganado para la provincia de Oriente también.

Cmdte.-  Bueno, nosotros tenemos algunas zonas como el PR2 en Pinar del Río, que tenemos más de 30 000 cabezas de ganado hembra cebú; pensamos desarrollar en el futuro como cuenca lechera esa zona, entonces vamos a trasladar 20 000 vacas cebú, algunas cargadas y otras sin cargar; esas las vamos a depositar en una granja que está más allá de Las Tunas, entonces vamos a vendérselas a los campesinos; es decir, darles un crédito para que paguen en cinco años las vacas que empiecen a comprar, a todos los que tienen potreros vamos a facilitarles, no solamente a darles recursos, sino las facilidades para que compren los animales.  También vamos a llevar hacia allá algunos miles de cabezas  de ganado porcino hembra, estamos reuniendo también ganado de raza hembra, miles de gallinas de diferentes razas; entonces nosotros ahora la gallina, el puerco, todo eso, vamos a entregárselo gratuitamente también para que ellos empiecen a reconstruir sus crías domésticas. Y el ganado, naturalmente, se les va a vender, se les van a dar créditos para que lo compren, en dos palabras, y lo puedan pagar cómodamente.

Porque allí deben quedar grandes extensiones de potreros que quedan sin cabezas de ganado.  Entonces, también tenemos la política de empezar a comprar el ganado sobrante a todos los pequeños agricultores, todo el ganado excedente de los pequeños agricultores, comprarlo, hembra y macho; utilizar esas tierras y nuevas tierras incorporadas en virtud del a última Ley de Reforma Agraria.  Entonces, claro, se están movilizando todos los recursos posibles para reconstruir aquello, yo te digo que se va a reconstruir, no hay la menor duda.  Y el primer esfuerzo que se empezó a hacer con los recursos que teníamos empieza a contar con el apoyo de la ayuda exterior que estamos recibiendo, con la ayuda grande, extraordinaria, generosa de todos los países del campo socialista, haciendo esfuerzos, en algunos casos con verdadero sacrificio para ellos, que nos están enviando grandes cantidades de cereales, de medicinas, de zapatos, de todo.

También hemos recibido ayuda de otros países capitalistas; en general se han movilizado en todas partes, y muchos países capitalistas también nos están ayudando.  Claro, la ayuda principal la estamos recibiendo, como es lógico, del campo socialista. Pero aunque sea el gesto que han tenido distintos países que tienen un sistema social distinto al de nosotros es de agradecer y es de reconocer.

Hay una sola ayuda que no hemos aceptado y todo el mundo sabe por qué, y lo voy a explicar luego, y es la ayuda de Estados Unidos; esa es la que no hemos aceptado y tenemos nuestras razones para no aceptarla, y nos honramos con no aceptarla; y las voy a explicar luego.
Ernesto Vera.-  Comandante, ¿cómo gravitará sobre nuestra economía nacional toda esta devastación?

Cmdte.-  Eso depende de nosotros; si nos cruzamos de brazos va a gravitar mucho, y si además somos pusilánimes y no reaccionamos, va a gravitar muy fuerte.  Pero si reaccionamos y luchamos, nosotros superamos eso; no solo lo compensamos sino que lo superamos, y lo superamos ampliamente.  Y podemos aprovechar esta sacudida de la naturaleza, para sacudirnos un poco la modorra también, ¿comprenden?  Y vean ustedes qué sacudida ha sido para el país, qué movilización la del país, qué extraordinaria movilización la del país, y cómo está trabajando la gente.
Pero hay que ver que una revolución es una fuerza más poderosa que la naturaleza.  El ciclón y los huracanes y todas esas cosas son una bobería comparado con lo que es una revolución.  Una revolución tiene unas fuerzas muy superiores a los fenómenos y a los cataclismos naturales que hay.  Una revolución es un cataclismo social; también es el pueblo desbordado una revolución, que lo inunda todo, lo invade todo y también es capaz de arrasar todo lo que se le ponga delante y todos los obstáculos que se le pongan delante.  Eso es una revolución.  Nosotros lo sabemos, estamos tranquilos.  Hay quienes no lo saben y se asustan.  Se asustan lo mismo de la revolución que de lo que le pueda pasar a la revolución cuando tiene un problema.  Y están los enemigos de la revolución que se ilusionan. Esos son los que mueren de desengaño por lo general.  Viven de ilusiones y mueren de desengaños.

Pero el dinamismo que despliega un pueblo revolucionario es increíble.  Y nosotros podemos enfrentarnos con esa situación.  ¿Se habría podido enfrentar otro régimen con esta situación?  ¿Se habría podido enfrentar un régimen burgués y capitalista, se habría podido enfrentar a esta situación?  Claro que habrían tenido que correr a la Base Naval de Guantánamo para que los norteamericanos le sacaran alguna gente —si acaso le sacaban.  Porque aquí cuando había una inundación o había un ciclón, mandaban cuatro guardias rurales en un caballo a ver qué es lo que había pasado por allí.

Sin embargo, aquí se demostró la pujanza, la fuerza de la Revolución, que movilizó y evacuó en dos provincias a casi 200 000 personas; las alimentó, las albergó, las atendió con esmero.  Pero además, movilizó sus organizaciones de masas, su vanguardia y las lanzó a asistir al pueblo; y movilizó al pueblo, movilizó su ejército, movilizó sus helicópteros, la fuerza del helicóptero, batallones de helicópteros allí entraron en acción, en guerra también contra las inundaciones y libraron una batalla victoriosa, histórica también la batalla que libraron.
Nosotros mismos, con nuestros propios recursos, ¿cómo salimos?  ¿Cuál hubiera sido la situación si no llega a ser la Revolución?  ¿Cuáles hubieran sido las pérdidas en vidas del país?: 20 000 ó 30 000 vidas.  ¿Quién habría ido a ayudar a toda aquella gente, quién habría ayudado?  Posiblemente los terratenientes con la guardia rural habían aprovechado el ciclón para quitarse a muchos campesinos allí de sus tierras, para desalojar gente, y hacer todo eso.

Habrían ido los politiqueros recogiendo cédulas. Se habrían robado todo el dinero, habrían acordado ahí, después de 20 semanas de discusión, unos cuantos pesos de indemnización, se los habrían robado todo después, como hacían siempre, no ayudaban a nadie, se robaban la mayor parte del dinero y con lo otro se dedicaban a comprar votos y a hacer cosas.  ¡Váyase a comparar toda aquella basura con lo que es una revolución!  Y la Revolución fue también un pueblo desbordado que barrió todo eso.  Y ahora chocaron dos fuerzas de la naturaleza, ¿comprenden?  Chocó la Revolución con un huracán.  Dos cataclismos:  un cataclismo social con un cataclismo natural. Vamos a ver quién sale victorioso de esa batalla.
También cuenta la historia de que, en los días de la independencia de Venezuela, ocurrió aquel terrible terremoto que destruyó Caracas, dicen que Bolívar dijo:  “Bueno, si la naturaleza está contra nosotros, lucharemos también contra la naturaleza”, y el terremoto aquel en medio de la revolución.

Y aquí han chocado dos cataclismos, el social que es la Revolución, contra el otro, natural; y va a salir victoriosa la Revolución, de eso no hay la menor duda.

Los contarrevolucionarios, los gusanos, y los imperialistas, han estado lamiéndose la boca, han estado haciéndose ilusiones de que este es el momento, creen que el cataclismo natural va a vencer al cataclismo social.  Y creen que las aguas que arrasaron vidas de humildes campesinos y destruyeron riquezas de hombres del pueblo, y de hombres humildes del pueblo, van a devolverles sus latifundios y sus centrales azucareros y sus millones de pesos y sus privilegios.  Eso es lo que creen.  Creen que lo que arrasa con los intereses del pueblo y con los intereses de los humildes, les va a traer flotando, a flote de las inundaciones, creen que van a ir a recibir otra vez todos sus privilegios y toda su fortuna.

Y lo único que les puede dejar a ellos este ciclón, igual que la Revolución, es la fosa de Bartle, para que sumerjan allí, si quieren.  Es lo único que les va a dejar. Se hicieron ilusiones.

Después vamos a ver cómo se comportaron nuestros enemigos.  Sabemos cómo se comportó el pueblo, cómo se comportaron nuestros amigos; cómo se comportaron nuestros enemigos, es el otro problema.

Ernesto Vera.-  Comandante:  sobre la canalización del trabajo hacia lo productivo, sobre el aprovechar la necesidad nacional para orientar este...

Cmdte.-  Tengo que hablar.  Todavía no hemos hecho nada, vamos a empezar.  Todavía no hemos hecho nada, estamos empezando nada más a combatir el problema este.

Entonces, la cuestión es la siguiente: ...tú me interrumpiste. Los ilusos...pero bueno, no merecen mucho más tiempo. Después hablaremos también de lo que hicieron nuestros enemigos durante el ciclón, cuál fue su tarea.

Ernesto Vera.-  Yo interpreté sus palabras, Comandante, que era para el final, ¿no?

Cmdte.-  Sí.  Estábamos hablando de que la Revolución se puede enfrentar perfectamente a todo eso.  Se ha enfrentado el pueblo ahí, heroicamente, y está ganando esa batalla.  Pero el pueblo hoy se puede enfrentar a eso; en el pasado habría sido verdaderamente terrible, y lo que decían los campesinos es verdad: que el hambre había matado tanta gente como las inundaciones y el ciclón.

Ahora, nadie se morirá de hambre, nadie se quedará sin ayuda, nadie se quedará huérfano.  Eso lo sabe todo el mundo, todo el mundo está convencido de eso.

Pero bien, el problema nuestro es concretarnos a una tarea meramente profiláctica, yo diría, contra los huracanes.  Es decir, ¿esperar a que vengan los huracanes, inunden, arrasen y después ayudar a la gente? No.  Nosotros tenemos un problema serio por delante, es un problema no abordado todavía.  El problema de qué hacer allí donde ocurrió un fenómeno de esa naturaleza y que pueda repetirse.

Hoy nosotros podemos reconstruir todas las casas, llevarles ropas y zapatos a todos; construirlo todo allí otra vez, facilitarles créditos para que vuelvan a sembrar, sembrar también nosotros en las granjas, y todo eso, reconstruir todos los caminos.  Por allí mismo se estaban construyendo tres carreteras; porque estaba ya llegando al río Cauto la carretera, y ya se iba a empezar a pavimentar el terraplén que va de Las Tunas a Guamo, pasando por  las Palmas; y después, de Las Tunas a Cauto y de Cauto a Bayamo y de Cauto a Manzanillo.  Que precisamente esa carretera se había convertido en motivo de alegría y de entusiasmo, de optimismo, para las decenas de miles de personas que viven allí.  Estoy hablando de la zona más afectada, que fue la zona del Cauto y Contramaestre.

Entonces, todo esto era un motivo.  Había que ver cuán prósperos estaban aquellos lugares.  A mí me llamó la atención poderosamente conversando allí con ellos, de ver qué desarrollo agrícola y qué grado de prosperidad había en aquella región, el orgullo con que ellos hablaban de las rastras de plátano que salían de allí diariamente para la capital de la república.  Y hablaban de eso con verdadero dolor:  las rastras de plátano que salían de aquí todos los días, todos los días.  Allí se estaban creando las condiciones de la abundancia, realmente;  mucho más de lo que se imagina el pueblo.  Sí, una prosperidad que realmente era sorprendente, el progreso agrícola y económico de toda aquella gente.

Pero, ¿qué vamos a hacer?  ¿Darles ganado, darles aves, darles cerdos, darles todo?  ¿Y qué seguridad les va a quedar a toda aquella gente de que un día no vuelva a ocurrir todo aquello?

Cuando haya otro ciclón anunciado,  ¿en qué ánimo vivirá toda aquella gente, con qué entusiasmo se van a dedicar a construir todos aquellos sobre los cuales pesa una espada?  Porque ya esta es la segunda inundación en un año, es la tercera desde el triunfo de la Revolución.  Entonces nosotros, ¿qué seguridad les vamos a dar a todas esas decenas de miles de familias y a todas las riquezas del país que hay allí?  Reconstruirlo todo, crear una ganadería lechera, darle un desarrollo porque esas son las tierras más fértiles de Cuba, que están precisamente en los lugares afectados, principalmente.  Valle de Cauto y Contramaestre, valle de Guantánamo.  ¿Qué seguridad le vamos a dar nosotros al pueblo de Mayarí, a los 15 000 habitantes del pueblo de Mayarí para que un día no los arrasen?

Nosotros podemos ahora brindarles mucha ayuda, trabajar, producir, pero eso no resuelve el problema.  Y la batalla nuestra contra el choque de los dos cataclismos, el choque de la Revolución contra los huracanes allí en Oriente, no es un choque victorioso si nosotros no garantizamos a las 100 000 familias que por lo menos viven en aquella región, de los peligros de que vuelvan a sufrir un fenómeno de esos, a sus bienes y a toda la riqueza de la nación allí.  Porque también son las tierras más fértiles de Cuba.

Y yo creo que esa es la tarea y la meta que el pueblo tiene que asignarse y tiene que realizar; y es fundamentalmente lo que yo tengo que plantear.  No para hablar de lo que ocurrió ni del heroísmo de la gente, ni del drama humano sobre el cual pueden hablar los escritores si nosotros tuviéramos escritores, yo creo que tenemos muy pocos; y vamos a ver si tenemos periodistas también y escriben un poco.  Han aparecido algunas cosas interesantes, bien hechas.  Pero hay que lanzarse allí y vamos a esperar.  Dentro de 30 años tendremos quizás cientos de escritores escribiendo lo que pasó ahora, tienen que despabilarse, ir allí y aprender y enseñar de la vida y de la gente mucho allí los periodistas y escritores.  Allí es donde el drama humano adquiere su mayor intensidad y su mayor fuerza.  En las oficinas por aquí no se hace gran cosa de esas.  La rutina de todos los días no; hay que ir allí.

Aquel es un pueblo fuerte, que puede dar magnífica lección a todos, a todos, a La Habana también.  La Habana se está portando bien y está haciendo un gran esfuerzo, pero tiene que aprender de aquella gente.

Entonces, decía que lo más importante es qué vamos a hacer y cómo nosotros vamos a responder a esa situación.

Todos los niños aquellos y mujeres, cada vez que vean una nube sobre las montañas amenazando lluvias, que les va a recordar todo lo que han vivido; cada vez que haya un ciclón anunciado, de día, de noche, a toda hora van a estar pensando en el golpe de agua otra vez, en aquel ras de mar.

Entonces nosotros tenemos que preservar la provincia y al país de que eso vuelva a ocurrir.  Y esa es nuestra tarea más importante.  Hay algo que yo quiero proponerle al pueblo.

Ahora ha habido que hacer grandes gastos allí, muchos gastos reconstruyendo caminos, carreteras, vías férreas, todo eso es dinero, todo es recurso.

Claro que se están aportando recursos extraordinarios cuando se trabaja más, se busca un poco más de producción.  Pero nosotros tenemos que asistir a la gente, reconstruir lo que destruyó el ciclón y algo más importante todavía, que es proteger a esa región y proteger a toda esa familia de que vuelva a ocurrir lo que ocurrió; proteger a toda aquella región contra el ras de mar desde las montañas.
Porque si bien es cierto que estos fenómenos ocurren muy de cuando en cuando, y existen cifras estadísticas, porque estos fenómenos de este tipo se dan estadísticamente cada determinado número de años, pero una estadística no quiere decir si serán cada 100, cada 200, cada 500 años, que un fenómeno como ese no se puede repetir a los cinco años, y después no volverse a repetir hasta los 5 000 años.
Y el hecho de que nosotros hemos tenido dos precipitaciones fenomenales, una en esta primavera de este año 1963, en el mismo año, una precipitación extraordinaria.  Entonces, para que se tenga una idea de lo que llovió —yo tengo por aquí una libreta, que tengo unos datos—, por ejemplo, en Bayamo, los días 4, 5 y 6, entre esos tres días llovió 768 milímetros, es decir, 30,2 pulgadas de agua; en Holguín, el día 5, llovió 207 milímetros, 309 milímetros el día 6; 442 milímetros el día 7; en total 758 milímetros, 37,7 pulgadas de agua.  Eso en tres días y llovió  seis días, en tres días.

La lluvia, por ejemplo, en el año 1961, el promedio de todo el año lo que llovió fue 1 038 milímetros.  Ahora, ¿cuánto llovió, por lo general, en aquella región?  El Departamento de Meteorología de la Universidad de Oriente registró 1 244 milímetros de agua, es decir, 49 pulgadas de agua, más de un metro de agua.  Es decir que en cada metro cuadrado cayó más de un metro cúbico de agua.  La lluvia en cualquier año, la que cae durante todo el año es menos que la que cayó allí en cuatro días; hay un fenómeno ahí de tipo natural.

Los americanos han estado tratando de contener los ciclones por lluvia de ciertos materiales, precisamente para lograr la condensación del agua, mayor precipitación del agua.  Uno de ellos hizo un comentario irónico de que menos mal que esta vez no hicieron eso para que no fueran a pensar que había caído toda el agua esa aquí porque ellos habían hecho algunos experimentos.  Nadie sabe lo que ellos hacen... Nosotros damos una explicación de tipo natural, mejor dicho, se la dan los que saben de eso, que son los compañeros del observatorio.  Ellos entienden, explican que se aumenta la precipitación al chocar el ciclón contra las montañas, entonces se elevan las corrientes de aire, los vientos. Se produce un enfriamiento al elevarse las corrientes de aire y, en consecuencia, una mayor condensación, y en consecuencia, una mayor precipitación acuosa.  ¿Se entiende?  Viene el ciclón, se encuentra la montaña, hay una elevación, hay un enfriamiento, enfriamiento es condensación, y condensación es mayor cantidad de agua.  Esos son los factores que originan una gran precipitación.  Se une a los demás factores, que fueron los frentes anticiclónicos al Norte y al Oeste.  Los ciclones suelen tener una trayectoria regular, primero avanzan de Este a Oeste, cuando surgen, después toman hacia el Norte y después hacia el Noreste.

Y este ciclón fue a seguir su curso, pero se encontró allí atravesados en el camino una masa de aire frío y una zona de altas presiones que hacía también el efecto de aguantarlo, y también hacia el Oeste; vira hacia el Sur.

Del itinerario exacto del ciclón existe un informe parcial del Observatorio Nacional, es decir, provisional, un esquema provisional sobre la trayectoria del ciclón.  Porque ahora hay que ir concretamente a hacer el estudio exacto de la trayectoria de este ciclón, por razones científicas.  Porque  se dan casos, por ejemplo, curiosos, como en la zona misma de Jiguaní y Bayamo que los plátanos están enteros.  Lugares así, lugares donde se supone que pasó el ciclón, y entonces los platanales estaban en aquellos pedacitos, unos pedacitos cerca de Bayamo y unos platanales cerca de Jiguaní, es decir que no se sabía que allí había estado por los efectos físicos.  Pero, sin embargo, en Minas de Frío y Pino del Agua, que están directamente al Sur, los campamentos los echó abajo el ciclón.  Nosotros tenemos, por ejemplo, que en Minas de Frío echó abajo el campamento.  Ahora mismo, la escuela, los 7 000 alumnos que iban a empezar a estudiar para maestros, van a empezar, pero no los podemos mandar para Minas de Frío hasta enero; es decir, vamos a empezar las clases el 4 de noviembre, no la habíamos empezado, pero vamos a buscar otro sitio donde situarlos, porque hay que reparar todo aquello.

En Pino del Agua también destruyó mucho; no hubo pérdidas de vida allí, absolutamente ninguna, pero azotó muy fuerte.

Entonces ahí el problema es que el ciclón gira a la inversa de las manecillas de un reloj, los vientos más fuertes solían ser los vientos del Este.  Y precisamente esa zona está protegida por la cadena de montañas; los vientos chocan contra las montañas, los vientos del Este y del Noreste, por ejemplo, están chocando contra las montañas.  Es decir, tenemos el fenómeno siguiente:  Cuando entra por Guantánamo apenas azota Santiago, porque Santiago le queda a la izquierda, le queda al Oeste, los vientos están dando contra las montañas, Santiago está protegido; pero cuando el ciclón da la vuelta y se instala por esa zona del centro de la provincia y Santiago queda al Este, entonces Santiago es batido desde el Sur por los vientos, que ya no tienen la protección de las montañas, es decir, cuando está por aquí —este es Santiago—, los vientos están así, tienen las montañas delante, cuando pasa por aquí      —aquí le queda Santiago a la izquierda— Santiago está protegido por las montañas, pero después que el ciclón hace esa trayectoria regresa y se sitúa más o menos en el centro de la isla, los vientos que estaban soplando a Santiago ya no vienen del Norte, vienen del Sur, porque ya les queda a la derecha Santiago, los vientos vienen del Sur y ya no están las montañas aquí, las montañas están aquí, Santiago está aquí, no hay montañas delante.  ¿Comprenden?

Pues lo mismo pasó en Bayamo y esas zonas.  Hubo zonas protegidas, porque al quedar al Norte...  También parece ser que el ciclón pierde en los vientos, en intensidad, al choque con las montañas, al choque con las zonas esas, y se desorganiza, es decir, se desorganiza abajo.  La desorganización que sufre el ciclón en sus partes, niveles más bajos, explica el por qué no han hecho tanto daño los vientos después que entró.  Por eso el daño él lo hizo principalmente con el agua.  Porque después se instala en el Golfo de Guacanayabo, mantiene la precipitación intensa sobre la provincia y al mismo tiempo dificulta el desagüe de los ríos, es decir, se retranca, frena los ríos.

Desde luego, el itinerario exacto ellos no lo  tienen, porque ellos tienen ahora que observar todos los registros que hizo el Observatorio de Santiago de Cuba, la cosa exacta, con exactitud.  Porque ellos se guían, por ejemplo, por los informes que dan sus distintos observatorios.  Ellos tienen uno en Cabo Cruz, tienen otro en Punta Lucrecia, en Santiago; ellos, por ejemplo, la presión el día 5 por la tarde...  El día 5 es cuando más baten los vientos sobre Santiago, viniendo del Sur de Oriente.  La presión cuando más baja es el día 5, cuando más desciende la presión en Santiago de Cuba.  Es por lo que se explica la posición del ciclón.

Pero la posición del ciclón no podía, el itinerario exacto de él, verse por los efectos de los aires.  Hay que ir a hacer un estudio ahora de todos los puntos sobre el terreno, dónde batió el aire, qué día con más rigor.  Porque como están las montañas de por medio se producen una serie de fenómenos muy raros, con las montañas de por medio, en cuanto al comportamiento del ciclón.

Y ellos van a hacer un estudio minucioso, exacto, para poder precisar con toda exactitud, porque ellos se guían por una serie de cálculos y una serie de anotaciones sobre las distintas presiones.  Y van a hacer un estudio.  Vale la pena desde el punto de vista científico hacer un estudio del huracán, porque siempre se decía que si las montañas protegían.  En cierto sentido es verdad.  Hubo regiones protegidas por las montañas.  Y las regiones le quedaban a la izquierda, habrían estado bien protegidas por las montañas.  Santiago no habría tenido muchos problemas, lo que pasa es que él no sigue, sino que él da una vuelta después, y los vientos baten a Santiago desde otra dirección, porque ya le queda a la derecha.

Es muy interesante eso, desde el punto de vista científico.  Entonces decía:  ¿Cuánto llovió?  Teniendo en cuenta esta precipitación de 1 244 milímetros, hay que calcular que la cuenca del Cauto, del Contramaestre  y de todos sus afluentes deben tener aproximadamente unos  10 000 kilómetros cuadrados; cada kilómetro cuadrado tiene un millón de metros cúbicos, más de un millón de metros cúbicos de agua cayeron sobre cada kilómetro cuadrado.  Luego, cayeron más de 10 000 millones de metros cúbicos de agua; es decir, el agua que pueden contener 100 represas como Paso Malo, el agua para regar unas 100 000 caballerías de tierra,    y según de lo que sea, con gasto de agua grande, el agua para regar    100 000 caballerías de tierra en un año fue la que cayó allí en cinco días.

Y ya es la segunda vez que se produce en un año una precipitación grande de ese tipo.  Hay otro problema:  si toda esa zona hubiese estado cubierta de bosque, los efectos serían distintos, porque el agua tarda más en descender de las lomas, en correr.  Pero hay que darse cuenta que en los últimos 20 ó 30 años todas esas montañas se han poblado, todas las cabeceras de esos ríos están desmontadas.  Hay que hacer por eso un trabajo de repoblación forestal, unido con todos los planes hidráulicos.  Por eso se producen derrumbes, porque en las montañas lo que hace daño no son las inundaciones.  Claro que en Santo Domingo fueron las inundaciones, porque la zona de Santo Domingo es un lugar que nosotros conocemos mucho, fue zona de operaciones durante la guerra.  Allí han muerto más de 100 personas; porque allí en Santo Domingo es donde nace el río Yara, ese Yara “donde fresca, limpia y clara se desliza la corriente”, ese Yara mató allí más de 100 personas.  No por eso vamos a tenerle odio al Yara; hay que dominar el Yara, hay que controlar y disciplinar el río Yara.

Pero en las montañas principalmente son los derrumbes; la erosión, la falta de consistencia, es promovida por la tala de los bosques.  En los últimos 20 ó 30 años ha habido mucha tala de bosques, por eso el agua corre tan violentamente, que ese es un factor también que hace más grave una inundación de ese tipo, la despoblación forestal.  Pero ¡imagínense cuánta agua se habría podido acumular ahí para resistir años de sequía!  No voy a decir acumular toda esta agua, imposible; y una parte, además, cae también en zonas donde no podía recogerse; pero lo que significa acumular el agua de cualquiera de las inundaciones que ha habido este mismo año, no de este, del anterior, y de la que hubo en años anteriores, después del triunfo de la Revolución también.  Y a cada rato hay inundaciones por ahí.

Porque cuando la guerra también hubo una inundación, y Camilo y el Che estuvieron detenidos por unas inundaciones del Río Cauto, cuando salían para la invasión —más o menos por este mes, septiembre u octubre—, y a cada rato hay inundaciones en toda esa zona mucho mayores.  Claro, las inundaciones no habían hecho el daño este; pero el terror que el río ha sembrado en esa zona es increíble.  Entonces afrontamos el peligro de que todo sea arrasado en esta zona, o el peligro, incluso, de que mucha gente no quiera vivir allí en esa región, que son las tierras más fértiles de Cuba.

Y decimos que hay que hacer grandes gastos en reconstrucción, y hay que hacer grandes gastos en inversiones precisamente allí, en estos tres valles; en Contramaestre-Cauto, Guantánamo y Mayarí.  Ahora, inversión no significa imprimir papeles, inversión significa recaudar recursos.  Todo lo demás es un engaño.  Entonces nosotros no podemos decir: vamos a invertir 100 millones o 200 millones si no tenemos los recursos.  Y esos recursos son los recursos que tiene que aportar el pueblo, debe aportar el pueblo.

Entonces, allí es necesario invertir por lo menos 200 millones de pesos, entre la reconstrucción y el desarrollo hidráulico de todas aquellas regiones.  Nosotros hemos pedido a los compañeros de Recursos Hidráulicos un esfuerzo supremo para realizar un plan extraordinario de obras hidráulicas en esas provincias, sin abandonar los demás planes hidráulicos; pero un plan para desarrollar fundamentalmente en cinco años allí, en los valles del Cauto-Contramaestre, Guantánamo y Mayarí; hay que invertir unos cientos de millones de pesos.

Eso significaría:  primero, la seguridad definitiva para todas las familias que viven allí de que nunca más volverán a ser víctimas de una situación como esta.  Ese plan preservaría aun contra la repetición de un fenómeno exactamente igual que este, cuyos efectos quedarían disminuidos en un 80%, porque ese plan no comprende solo la construcción de represas, sino también canales de distintos tipos, la canalización incluso del Cauto, que tiene una serie de curvas que dificultan la salida del agua.  Entonces, haciendo todo un sistema de represas y de canales, se crearían las condiciones de total y absoluta garantía definitiva, para las vidas y para las riquezas del país allí, en las tierras más fértiles de Cuba.

Porque entonces esto tendría tres objetivos:  la seguridad para todas las vidas de las personas que residen en aquella región, la seguridad para todas las enormes riquezas que se pueden desarrollar en esa región, la posibilidad de convertir todos esos valles en una verdadera Mesopotamia para el país, y luego, la solución de problemas de agua para muchos pueblos de aquella región; problemas de agua para la población, problemas de agua para la agricultura, y problemas de seguridad para las vidas y las riquezas de las personas.  Y esta debe ser nuestra respuesta a este fenómeno.

Ahí es donde nosotros debemos complementar el heroísmo de toda la gente; ahora viene el heroísmo del pueblo, y el pueblo tiene que construir eso, para construirlo hacen falta recursos, y los recursos los tiene que dar el pueblo, y el pueblo lo puede hacer, y eso es lo que nosotros queremos proponer: el plan este, un plan extraordinario para Oriente, y el financiamiento de ese plan, sobre la base de los precios de cuatro artículos de consumo, y que son:  cigarros, cerveza, carne de res y carne de ave.  La contribución sería en la forma de la elevación de los precios de cinco centavos la cerveza, cinco centavos la cajetilla de cigarros, 55 centavos la carne de primera y 65 centavos la carne de ave, de pollo.  Con esos cuatro artículos se pueden financiar en cinco años los 200 millones de pesos que hacen falta.

Pero, además, hacen falta equipos, y los equipos hay que comprarlos con divisas. La principal divisa de nosotros es el azúcar, el azúcar ha sufrido daños considerables; sin embargo, necesitamos cumplir compromisos con países que nos compran, y necesitamos divisas para la adquisición de esos equipos.  Entonces tenemos que hacer otro sacrificio más:  limitarnos el azúcar, no mucho; en este momento estamos en el primer lugar del mundo en consumo de azúcar, podíamos quedar entre los primeros países del mundo, limitando a 72 libras al año per cápita, que son seis libras mensuales per cápita de azúcar, consumo individual, sin contar el consumo en dulces, helados o refrescos, todo eso está aparte, eso no, limitarnos por un año el consumo per cápita de azúcar a seis libras mensuales, es decir, 72 libras al año.

Y con esto tendremos los equipos necesarios para impulsar todo este plan, un esfuerzo grande en proyecto, que ya lo está realizando el Instituto Hidráulico, técnicos que debemos contratar, movilización de nuestros recursos técnicos, es decir, de ingenieros nuevos que estén dispuestos a trabajar, preparación del personal para el equipo pesado, porque esto va a ser a base de máquinas, fundamentalmente; movimiento de tierra, grandes equipos de movimiento de tierra, porque un equipo de esos hace el trabajo de 100 hombres o de 200 hombres.  Y con grandes máquinas que debemos comprarlas con lo que nos restrinjamos de nuestra azúcar un año, preparando los cuadros, los proyectos, nosotros podemos emprender esa obra de envergadura con ese sacrificio relativamente pequeño para el país.

Eso es lo que nosotros queremos proponerles; pero nosotros no queremos establecer esto por un decreto.  Yo creo que nuestro pueblo es un pueblo consciente, estamos seguros, sabemos que es un pueblo más que consciente para que nosotros planteemos esto como una proposición.  Es decir, no un decreto del Gobierno Revolucionario; el Gobierno tiene el deber de resolver los problemas, su función, en él ha delegado el pueblo la confianza.  Pero nosotros creemos que esto tiene que nacer del sentimiento de la solidaridad del propio pueblo; primero con una parte del pueblo, que es el pueblo de las provincias orientales, con las personas afectadas, con las personas que han sufrido, y, además, con sus propios intereses.

Porque esto podría significar, además de la seguridad para todas aquellas familias, que no vuelva a ocurrir un ras de mar desde las montañas, disponer de agua para regar posiblemente —y estos cálculos hay que precisarlos más— pero posiblemente unas 200 000 hectáreas de tierra, de las tierras más fértiles de Cuba, con una producción anual en esos sitios de más de 100 millones de pesos por año en valor en bruto de la producción.  Y esto no se puede desarrollar sino en condiciones de seguridad, porque ocurre una cosa de esas y arrasa todo, lo destruye todo otra vez.  Y esa es la respuesta que nosotros debemos darle al fenómeno. Y esto ha de mostrar lo que el pueblo puede, lo que la Revolución puede, y lo que nosotros queremos es el apoyo del pueblo a este proyecto de desarrollo extraordinario de las obras hidráulicas, para el plan extraordinario de Oriente; y entonces, someter ese problema a la consideración del pueblo, y que el pueblo, a través de las organizaciones de masa, y a través del Partido, y a través de todos los medios posibles, le dé su apoyo a esta proposición, que el pueblo decida.  Nosotros sabemos cuál va a ser la decisión del pueblo; pero nosotros no queremos que esto se establezca por decreto, nosotros queremos que esto se establezca por voluntad del pueblo, ese aporte que el pueblo va a hacer en esa forma, con los precios de cuatro artículos y con la limitación del consumo de azúcar per cápita a seis libras mensuales.

Y entonces, ya haremos algo más que compensar las pérdidas, ayudar a las familias, libraremos una verdadera batalla con la naturaleza, protegeremos al país de estas miserias y dolores, y convertiremos lo que hoy es centro de desolación, devastación y de muerte en centro de incalculables riquezas para el país; lo que hoy es sitio de desolación y de muerte, en sitio de vida y de abundancia para el país.
Y, desde luego, que el país entero recibirá los beneficios de esto. Nuestra respuesta, esa debe ser nuestra respuesta:  una respuesta digna. Implicaría la construcción —desde luego, la terminación de algunas que se empezaron a hacer— de las siguientes represas:  Gilbert, en el Cauto; Paso Malo, en Yara; las Mercedes, en Jibacoa; el Mate, en Contramaestre; San Miguel, en el río Buey; Dos Ríos, en el Cauto-Contramaestre, varios; la zona del Camaján; la del Plátano, en Bayamo; la del Cautillo, en el río Cautillo; la del Gauso en Guantánamo; la del río Guantánamo; la del río Yuraguana; la del río Melones y la del río Jasinao, en Mayarí y Jibara, que fueron las tres zonas más afectadas.  Y habría que complementarlos naturalmente con otras obras como las del río Salado y la Rioja, Jagua o Indio, Guaninicón, Ingenio Viejo —en el Cauto—; saneamiento de la zona baja del Cauto; diques, desecaciones, canales; el río Jicotea, y otras obras más.

En fin, lo que nosotros planteamos es represar todos los ríos:  El Cauto y Contramaestre, el Contramaestre y sus afluentes, Río Mayarí y sus afluentes, los del valle de Guantánamo y sus afluentes; sencillamente, represar todos los ríos, y no volverá a haber inundaciones; y cuando llueva mucho, en vez de ocurrir una desgracia para el país, será una suerte para el país, porque entonces llenaremos todas esas represas, y tendremos agua abundante, una agricultura segura, sobre la base del regadío.

Y, en realidad, nosotros, que ya vamos aprendiendo un poquito todos estos problemas de la agricultura, y que ya vamos descubriendo y aprovechando ya, empezando a aprovechar las posibilidades de nuestro país, podemos asegurar que es inimaginable lo que el país puede lograr con los recursos naturales que tiene, que hoy son fuente de tragedia muchos de ellos, y que pueden ser un día fuente de riqueza para el país.
Entonces nosotros proponemos a todos los trabajadores del país, al pueblo, que se reúnan en todos los centros de trabajo, en todos los comités, en todos los sitios, en las organizaciones de masa, a todas las organizaciones del Partido que se movilicen, que se movilice el pueblo, y el pueblo decida sobre eso, y el pueblo apoye ese plan extraordinario para la provincia de Oriente, porque hasta ahora nada de lo que hemos hecho resuelve definitivamente el problema, es un remedio a un mal presente, y este sería un remedio definitivo a cualquier mal futuro de ese tipo y, al mismo tiempo, un augurio de riqueza y de abundancia para el pueblo.

Hay algunas cosas.  Por ejemplo, creo que queda algo por decir aquí, en lo que se refiere a cómo actuaron nuestros enemigos. Y conviene destacar lo siguiente:  ¿Cuál es la política que ha seguido Cuba en todo este problema de tipo técnico, meteorológico, científico, con respecto a Estados Unidos?  La política que ha seguido Cuba es de absoluta colaboración y cooperación con todas las estaciones meteorológicas de Estados Unidos, porque ellos están situados en la misma zona en que estamos nosotros, y los ciclones que nos afectan a nosotros también los afectan a ellos.  Y la política que se ha seguido es una política de cooperación con las estaciones meteorológicas y de información, y ellos lo han reconocido.

¿Cuál es la política que ha seguido Estados Unidos?  La política que ha seguido Estados Unidos, la que ha venido siguiendo hace dos o tres años y la siguió en este caso, fue, realmente, la de tratar de brindar colaboración técnica.  Ellos daban sus partes meteorológicos; pero el instrumento de que ellos disponen principalmente para obtener datos e información acerca de los huracanes, son los aviones caza-huracanes.
¿Qué han hecho ellos desde que empezaron los conflictos?  Suspender los vuelos de los aviones caza-huracanes y negar toda información a Cuba y toda colaboración técnica por medio de ese tipo de aviones.

En este caso, apenas se tuvo noticia del ciclón amenazando el país, se le dieron instrucciones al compañero Curbelo, jefe de la Fuerza Aérea y, a su vez, el compañero Curbelo se lo comunicó al Jefe del Observatorio, de brindar plena cooperación a las estaciones meteorológicas de   Estados Unidos.  Y se planteó, incluso, que si solicitaban cualquier autorización para volar los aviones caza-huracanes se les brindara autorización.

¿Qué hicieron ellos?  Ellos ex profeso evitaron, prohibieron al avión caza-huracán volar, investigar el ciclón cuando el ciclón estaba sobre Cuba.  Entonces, lo curioso de todo esto es que en un cable de la UPI publicaron lo siguiente:

“El Primer Ministro de Cuba Fidel Castro ha prohibido a los aviones norteamericanos Hunter, caza-huracanes, volar sobre esa isla comunista, pero según dice Dunn esto no creó problema alguno en cuanto a seguir la trayectoria del huracán ‘Flora’”.

Así dice que nosotros lo hemos prohibido, y eso es absolutamente falso.  Nunca se les ha prohibido a los aviones caza-huracanes volar sobre Cuba, nunca se les ha negado autorización y, además, expresamente en el caso de este ciclón se le comunicó a la Fuera Aérea y al observatorio que cualquier solicitud fuera inmediatamente autorizada.

Pero lo insólito de esto es que ellos para violar nuestro espacio aéreo no piden permiso.  Y el gobierno de Estados Unidos viola diariamente el espacio aéreo de Cuba con sus aviones piratas, con sus aviones espías, incluso para brindar información y obtener detalles para sus ataques piratas.
Entonces son tan descarados y tan cínicos, que cuando hay un ciclón expiden un cable por el mundo diciendo que el gobierno de Cuba prohibió que los aviones caza-huracanes volaran sobre Cuba.  ¡Es un caso de cinismo in fraganti, se puede decir!

Yo creo que es muy ilustrativo acerca de la hipocresía de la política de Estados Unidos, el cinismo de la política de Estados Unidos.  Violan todos los días nuestro espacio aéreo, espían para realizar ataques, viene un ciclón, no vuelan, y entonces declaran en un cable que Cuba prohibió que volaran los aviones.  Eso ilustra la política de Estados Unidos y empieza a explicar por qué no queremos la ayuda de esos señores; una.

Segundo:  ¿qué hicieron durante el huracán?  Tratar de sembrar el terror en el pueblo y la inseguridad en la familia.  Vean, por ejemplo, qué publicaba la UPI y qué se dedicaban a decir por las estaciones de radio de Miami; sabían que hay muchos muchachos , unos cuantos miles de muchachos en las montañas que estaban corriendo peligro; sabían que las familias tenían que estar intranquilas, que tenían que estar preocupados.  ¿A qué se dedicaron?  A sembrar el terror y la alarma y el miedo entre las familias.

Y así aparece:  “Miami, octubre 9, UPI.-  Dos poblados de la zona de la Sierra Cristal, en la región noreste de la provincia de Oriente en Cuba, han desaparecido totalmente, arrasados por las aguas desbordadas de los ríos, y se teme por la vida de más de 4 000 estudiantes becarios y obreros voluntarios, según informó al Primer Ministro Fidel Castro el capitán Jorge Risquet, jefe de la Zona Militar de Oriente.”  Eso era absolutamente falso.

“En una transmisión radial de onda corta, captada en esta ciudad anoche, entre el capitán Risquet y el Primer Ministro, este dijo a Castro que dos poblados de la zona de la Sierra Cristal, donde se hallaban alojados más de 4 000 estudiantes y obreros voluntarios que se hallaban recogiendo las cosechas de café en la región oriental, han sido totalmente arrasados por las aguas, y se teme seriamente por la vida de estos, ya que no se tiene noticias de los mismos.”
Se dedicaron a divulgar esto por todas las estaciones de radio, incluso cuando las estaciones de radio ya no podían llegar porque estaban por el ciclón interrumpidas en muchos lugares, y cuando no había noticias, a sembrar la alarma y el miedo entre el pueblo.

“Miami, Octubre 9, UPI.-  Unos 100 obreros voluntarios que se hallaban recogiendo café en las zonas orientales de Cuba perecieron como consecuencia del huracán ‘Flora’, según mensaje radial enviado al Secretario General de la CTC, captada en esta ciudad.”

Mientras el ciclón estaba andando y el pueblo luchaba, ellos estaban dedicados a sembrar la alarma y sembrar el terror entre las familias, entre las madres, entre las esposas de la gente que estaba allí, todo dirigido contra los becarios, contra el trabajo voluntario, contra el esfuerzo.  Y así sucesivamente.

Ahora, vean cómo ellos mismos reconocen que Cuba colaboró en los informes técnicos.  Aquí está un cable de Miami, UPI.

“Sin tener en cuenta las diferencias políticas existentes entre Cuba y Estados Unidos, los funcionarios del servicio meteorológico cubano colaboraron estrechamente con sus colegas    norteamericanos en Miami durante la actividad reciente del huracán ‘Flora’.  Recibimos magnífica cooperación por parte de las estaciones meteorológicas de Cuba, declaró Gordon E. Dunn, jefe del Centro de Pronóstico del Tiempo en Miami.  Los funcionarios a cargo de este servicio aquí pidieron anoche a las estaciones cubanas informes de hora en hora sobre el huracán y los suministraron inmediatamente, dijo Dunn hoy.  Luego agregó que los meteorólogos norteamericanos tenían reservas sobre la competencia de sus colegas cubanos, aunque muchos de ellos colaboraron con meteorólogos norteamericanos en los días anteriores a Castro.

“Cuando anoche recibimos informes de Cuba de que el huracán ‘Flora’ había tomado un curso hacia el oeste, creíamos que esto era tan improbable que proyectamos lo que hubiera sido un rumbo más lógico, es decir, hacia mar afuera, en dirección al noroeste; pero los cubanos estaban en lo cierto, declaró Dunn.

“El servicio norteamericano de Meteorología se comunica con las estaciones cubanas por radios teletipos.”

Es decir que ellos mismos han reconocido que se les brindó magnífica colaboración, que se les dieron informes inmediatamente, ¿cómo pueden decir que Cuba prohibió el vuelo de los caza-huracanes si está en contradicción con eso?

Así que vean cuál fue la conducta de Cuba y cuál fue la conducta de ellos:  negar la colaboración técnica, negar los informes que podían haberse tomado con los aviones caza-huracanes, suspender los vuelos de los aviones caza-huracanes, cuando estaba sobre Cuba el huracán, y dedicarse a través de la radio y la prensa a sembrar el terror contra nuestro país.

Claro está que la hipocresía proverbial y característica del gobierno de Estados Unidos, que caracteriza todos sus actos, esa hipocresía proverbial no sería tal hipocresía si no hubieran hablado de ayudarnos.  A ellos se les creaba una situación moral difícil, porque el mundo sabe que ellos mantienen un bloqueo contra nuestro país, un bloqueo criminal y cobarde, de persecución económica, de prohibición y represión contra los barcos que traen mercancías a Cuba, tratan de sabotear y obstaculizar nuestras ventas, tratan de sabotear nuestra economía, promueven la subversión, organizan bandas de piratas para que ataquen nuestras fábricas, para que destruyan centrales, aserríos, todo el pueblo conoce los ataques que han realizado a distintas instalaciones para destruir nuestra economía, todo lo que han hecho para arruinar el país.  A ellos les creaba una situación moral muy delicada y muy difícil ante el mundo su política de bloqueo con respecto a un país que, por haber sufrido un desastre de tipo natural de esta naturaleza, era lógico que concitara la solidaridad y el deseo de ayudarla de todo el mundo.

Y si en algún momento es criminal el bloqueo de Estados Unidos ante los ojos del mundo, en ningún momento más que este.  Era lógico que ellos se aparecieran dándole instrucciones a la Cruz Roja para que nos ayudaran, a Cuba y a Haití, ¿comprenden?  Aparecerse aquí con unos botiquines de medicinas y entonces pintarse de buenos ante el mundo, de nobles y de humanitarios.

Y era lógico que el pueblo de Cuba rechazara esa política cínica y desvergonzada, esa ayuda hipócrita de quienes están tratando de asesinar nuestra economía, de matar por hambre a nuestro país, de destruir nuestras riquezas.

Nuestro pueblo no necesita ayuda de los imperialistas yankis, nuestro pueblo lo que necesita es que lo respeten y que lo dejen trabajar en paz, porque nosotros trabajando en paz podemos darnos mil veces más que lo que nos pueden dar ellos.

Ellos no nos quieren dejar trabajar en paz, y hacen todos los esfuerzos inimaginables por destruir nuestra economía, y se aparecen hipócritamente, como humanitarios, a ofrecer la ayuda de la Cruz Roja, como se la ofrecieron a Haití, al que le mandaron una tonelada de medicinas.

Era lógico que nuestro país rechazara, por eso, esa ayuda que nos ofrecían.  Lo que nosotros demandamos no es ayuda.  Lo que nosotros pedimos con todo nuestro derecho es que cese el bloqueo económico contra nuestro país. Y nosotros emplazamos al gobierno de            Estados Unidos, ante la opinión pública mundial, a que cese el bloqueo criminal que mantiene sobre un país que ha sufrido un desastre de esta naturaleza (Aplausos).

No podemos olvidar —porque está demasiado reciente— la invasión de Girón, los bombardeos, los ataques piratas, la explosión de “La Coubre”.  Y sobre todo esta última no la podemos olvidar porque, precisamente, nuestro cuerpo de seguridad acaba de descubrir un intento de sabotaje similar a “La Coubre” en el vapor “Las Villas”.  Una cosa exactamente igual.  Y afortunadamente no estalló.

Entonces, fue la repetición del caso de “La Coubre”.  Un barco cubano transportó mercancías de Italia a Cuba, del puerto de Génova.  ¿Dónde colocaron la bomba?  Una bomba que de haber estallado habría hundido el barco posiblemente sin posibilidades de auxilio, una bomba potente, de dinamita, de explosivo gelatinoso de los más potentes, de la cual estalló incluso el detonante, y por un fallo no completó, no estalló la bomba.  Así que el mecanismo, incluso, se puso en acción.

Cuando descargaron el barco encontraron la bomba allí entre la mercancía.  Es decir, la repetición exacta del caso de “La Coubre”.
¿Dónde la pusieron?  En Génova, Italia.  Porque la bomba apareció en una bodega que se cargó allí.  ¿Quién puede haber puesto esa bomba?  Los mismos que pusieron la bomba de “La Coubre”: La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.  Y por poco junto con el problema del ciclón tenemos el hundimiento del barco.

Y nosotros tenemos mucha información de todos sus planes contrarrevolucionarios, de todos sus planes para destruir nuestra economía y para sabotear nuestra economía.

Y así son de hipócritas, así son de cínicos, así son de rufianes, que entonces, cuando ocurre una situación como esta, quieren hacer el papel...  Y entonces, claro, por aquí las declaraciones del Departamento de Estado:
“Washington, 10 de octubre de 1963.  UPI:

“Estados Unidos acusó hoy al Primer Ministro de Cuba, Fidel Castro, de haber, cruelmente, rehusado la asistencia de la Cruz Roja norteamericana a los damnificados por el ciclón ‘Flora’ en Cuba, basándose en razones políticas.
“La Cruz Roja norteamericana había ofrecido asistencia a la Cruz Roja cubana, pero la radio de La Habana rechazó ayer la oferta tras calificarla de hipócrita.

“Albert J. McCorfey, oficial de prensa del Departamento de Estado, dijo hoy en conferencia de prensa que la oferta norteamericana refleja el tradicional interés del pueblo, a través de su principal agrupación humanitaria, en acudir en auxilio de otro pueblo afectado, no importa cuán hostil su gobierno pueda ser.”

Esa agrupación humanitaria de que ellos hablan nos estafó 10 millones de dólares a raíz de la indemnización por los prisioneros de Girón.  Que empiecen por pagar los 10 millones de pesos que estafaron a Cuba (Aplausos).

“Mucho lamentamos, por tanto —dijo—, que la Cruz Roja cubana, actuando por orden del Primer Ministro Castro, rechazara la oferta de la Cruz Roja norteamericana.  Creemos que se trata de circunstancias muy tristes aquellas en que un gobernante, que alega estar interesado en el bienestar de su pueblo, cruelmente niega a este la asistencia ante un desastre por lo que, evidentemente, son razones políticas.”

Nunca, desde luego, en nuestro país nunca ninguna región del país afectada por un ciclón ha recibido tan extraordinaria, generosa y amplia ayuda como la ayuda que ha recibido del pueblo, de toda la nación convertida en una sola fuerza, como ha recibido la región de Oriente.  Pocas veces habrá personas afectadas que hayan recibido tan total, absoluta, rápida, urgente y eficaz ayuda como la que han recibido los damnificados, sin ellos.  Es más, si estuviéramos bajo el dominio imperialista, se moriría de hambre toda esa gente.  Y no se mueren de hambre porque hoy no están estos humanitarios imperialistas aquí en nuestro país, y porque hay una revolución en el poder.

El gobierno de Cuba no rechazó la ayuda de ningún gobierno. Muchos gobiernos de distintos sistemas sociales que nosotros, que practican una política, una ideología distinta a nosotros, nos ofrecieron más o menos ayuda, aunque sean modestas contribuciones, pero que nosotros hemos sabido apreciarlas.  Y no hemos rechazado la ayuda a ningún país, porque ninguno de esos países nos bloquea, ni sabotea nuestra economía, ni arma bandas de mercenarios para destruir, para sabotear, para cometer crímenes y para asesinar obreros, campesinos, no.  El único país de la que la hemos rechazado, y nos honramos en rechazarla —y en estas condiciones las rechazaremos siempre—, es la ayuda de los imperialistas yankis.

Creo que nuestro pueblo estuvo a la altura de la situación al rechazar esta ayuda. Y claro que les dolió.  Porque a ellos les habría encantado hacer el papel de buenos ahora, apareciéndose con un poquito de mercuro cromo (Risas) después del huracán “Flora” al país que le han ocasionado tanto daño y tantas víctimas.

Porque veinte veces peor que el huracán “Flora” para Cuba y para el mundo, son los imperialistas yankis.  Un azote para la humanidad infinitamente superior a los azotes de este tipo.  Pero también estamos chocando el azote del imperialismo yanki y la Revolución Cubana. Vamos a ver quién sale victorioso en esa lucha también.

¿Qué creyeron ellos?  ¿Qué ya se hundía la Revolución con este ciclón?  Se creyeron eso.  Fue el entusiasmo general, la alegría de los “vendepatrias” de Miami, la alegría sobre los cadáveres de los niños que la corriente arrebató de los brazos de las madres: ellos armaron su fiesta, su gozo y su alegría.  Porque creían que el dolor y la tragedia del pueblo iba a significar para ellos la recuperación de sus privilegios y de su condición de explotadores de nuestro pueblo.

Y no tuvieron el menor pudor en exhibir ante el mundo esa alegría cuando el país estaba en desgracia.  E inmediatamente empezaron de que ahora, de que en este momento había que invadir.  ¡Ojalá vengan!  ¡Porque tenemos fuerzas para luchar contra diez “Floras” y contra cincuenta invasiones de mercenarios! (Aplausos.)

Declaraciones de todo tipo, pronósticos de todo tipo:  “pero que ¡cómo íbamos a poder resistir esto!” Es lógico, tienen el cerebro realmente reblandecido por la sed de venganza contra nuestro pueblo, contra nuestro país.  Y se hacen ilusiones de todas clases, y así será el desengaño de todos esos señores.  Que sean incapaces de ver cómo el pueblo se crece con la fuerza que es el pueblo, cómo se multiplica esa fuerza, se eleva al cuadrado, se eleva al cubo cuando está frente a una dificultad.

Y se imaginan...  La verdad es que son bastante poca cosa, pues quieren que los ciclones hagan la contrarrevolución.  En vista de su impotencia total ya, la impotencia del imperialismo y de todos sus servidores en hacer la contrarrevolución, quieren que los ciclones hagan la contrarrevolución.  Pero a los ciclones también los derrotamos.  Esa es la situación.

Nosotros entendemos que el país se recuperará, se recuperará de golpe y se recuperará, incluso, pronto.  Porque, conforme ha sido cínica la actitud de nuestros enemigos, ha sido generosa y amplia y admirable la actitud de nuestros amigos, la ayuda pronta y abundante que nos han ofrecido y que nos están enviando, y que demuestra también a escala mundial, que esta solidaridad que La Habana ha tenido con Oriente, es la solidaridad que el campo socialista tiene con Cuba, es la misma hermandad, pero en escala universal.

Y todas esas cosas nos ayudarán a levantarnos.  El esfuerzo, principalmente, de nosotros, no es para compensar lo perdido; el esfuerzo de nosotros es para superar lo perdido, el esfuerzo es para crear condiciones de seguridad definitiva en la zona afectada por el ciclón.        Y hacer este esfuerzo por Oriente.

Es lógico que la isla lo haga, este esfuerzo por los campesinos.  Todos los campesinos de Cuba entenderán bien este esfuerzo; pero lo deben entender los hombres de la ciudad, y sobre todo el pueblo de la capital de la república debe entenderlo, como lo ha entendido, como está trabajando, en reconocimiento de lo que significa Oriente para nuestra economía, lo que significa Oriente para la Revolución, Oriente y Camagüey, las dos provincias afectadas.  Y como ha sido, incluso, la zona del país donde menos se ha invertido.

Actualmente la Revolución está desarrollando un plan de 800 kilómetros de carreteras en la provincia de Oriente, que fueron, por cierto, muy afectadas; se empezaban a construir carreteras, comunicar a Oriente por todas partes:  Guantánamo-Baracoa; Santiago-Sagua, por Mayarí Arriba; Cueto, Miranda, San Luis, El Cristo, Santiago; San Germán-Jiguaní; Las Tunas-Bayamo, directamente; Las Tunas-Manzanillo; Media Luna a Pilón; Pilón-Santiago de Cuba.  Un gigantesco plan de carreteras.  Ese plan no lo vamos a aguantar, lo vamos a seguir llevando hacia delante, pero además vamos a llevar ahora el plan hidráulico a la provincia.

La capital de la república debe hacer su esfuerzo, en la capital se tienen mejores salarios, mejor estándar de vida que en las provincias orientales.  Se fue produciendo ese proceso a través del capitalismo, se fueron concentrando las oficinas administrativas, tuvo un mayor desarrollo industrial y, en consecuencia, tuvo un mayor estándar de vida.  Incluso en todos estos tiempos de racionamiento la capital ha tenido niveles más altos, que correspondía a un estándar de vida más alto; es lógico que hagamos este esfuerzo para ayudar a las provincias orientales del país, y nos sentiremos muy satisfechos todos de eso, porque en cierto sentido es también reciprocar todo lo que esas provincias orientales y la población   —de casi 3 millones— de la provincia de Oriente hacen por el país.

¡Ah!, y una contribución involuntaria de los vendepatrias de Miami, y alguno que otro residente que puede haberlo por excepción y que no quisiera calificarlo así; pero esa gente que reside en Estados Unidos también ha hecho una contribución involuntaria a los afectados.  ¿Cómo?  Muy sencillo:  en el momento en que ocurre el problema del ciclón, el gobierno tuvo conocimiento de que había en tránsito, en la aduana, en la oficina de correos, decenas de miles de bultos, de esos que mandan parientes de allá a algunos parientes aquí, más o menos justificado; nosotros no nos oponemos a eso.  Hay veces que piden medicinas, algunas cosas, que no nos oponemos; hay a quien le mandan 10 pares de zapatos para que los vendan especulativamente, también hay eso.  Y hay quien vive aquí de parásito, recibiendo cosas de allá y vendiéndolas, las recibe por bultos postales.

Hay de todo.  Pero bien:  nosotros no hemos hecho ninguna política restrictiva de eso, no hemos tomado ninguna decisión; se ha permitido, se ha mantenido, y es posible que lo mantengamos, sobre todo en lo que se refiere a cuestiones de medicina, a la gente que las pueda necesitar, familias, amigos; no queremos hacerles restricciones ni hacerle la vida más difícil a nadie, ni mucho menos.  Pero en el momento que ocurrió esto, había 40 000 pares de zapatos en tránsito en esos bultos, ¿comprenden?; buenos pares de zapatos, no hay que subestimarlos, de buena calidad, que estaban ahí en un momento oportunísimo, porque esos zapatos los necesitan los niños, las mujeres y los trabajadores y los campesinos de la zona afectada por el ciclón (Aplausos).

Por tanto, en consideraciones de interés social y necesidad pública, el Gobierno Revolucionario dictará una disposición, una ley, expropiando esos 40 000 pares de zapatos para mandárselos a la gente que más lo necesita ahora.  ¡Y muchas gracias por ese aporte involuntario! (Aplausos.)  Las demás cosas las dejaremos pasar, no tocaremos más nada; les mandan su jamoncito de vez en cuando a alguna gente, toda esa cosa.  Y de vez en cuando mandan alguna “bobería” también por ahí —¿saben?—, por los paquetes esos; no vayan a creer...  Ellos se valen de todo, hasta mensajes y algunas cosas que no son mensajes también; pero no quiero dar mucha información.  De todas maneras el gobierno no ha puesto restricciones a esos envíos.

Pero en este caso necesitamos los zapatos para los que realmente los necesitan más; y de verdad que uno se alegra de pensar de ver a cualquier muchachito de esos que ha perdido los zapatos en el ciclón y va a estar con unos zapaticos nuevos.  Esto, independiente de todo lo que estamos recibiendo, y que va a haber para todos; esto es una parte, porque allí fueron muchas más las personas que perdieron; entre las inundaciones, en el agua, y en todo, fueron muchas las personas que perdieron ropa y zapatos, y todo eso.  Pero queríamos informar esto también, ponerlo en conocimiento del pueblo, de que se va a tomar esta disposición; creo que todo el mundo está de acuerdo, porque me parece justísima la medida.  Puede haber alguna persona afectada, que lo necesita; incluso puede haber personas allá que no sean enemigas de la Revolución que les manden a algunos familiares aquí; lo sentimos mucho, pero estoy seguro de que todas esas personas verán con gusto que se tome esa medida.  Y habrá los gusanillos, que tienen a los gusanillos allá, que disfrutan de ciertos privilegios, esos no lo van a ver con tanto gusto, pero por lo menos con resignación verán la medida (Risas).

Ernesto Vera.-  La segunda Reforma Agracia se había dictado apenas días antes del ciclón.  ¿Cómo influirá en los planes de reconstrucción?
Fidel Castro.-  Va a influir.  Desde luego, el Partido tuvo que afrontar dos tareas:  tuvo que afrontar la aplicación de la ley y el problema del ciclón. Incluso muchas de las instrucciones que se dieron, que salieron publicadas en la prensa, los periódicos no llegaron a Oriente; hubo muchos administradores que se encontraron cercados por el agua también, hubo zonas allí que estaban dentro.

Nosotros hemos tomado todas las medidas para que todas esas tierras de inmediato, no solamente sean tierras, empresas costeables y rentables, todas absolutamente, sino también que den un aporte considerable a la producción.  Nosotros durante mucho tiempo hemos venido preparando cuadros administrativos para esas empresas, y se han tomado todas las medidas para lograr el mantenimiento de la producción y la elevación de la producción. Y nosotros estamos seguros de que lo vamos a conseguir; porque yo directamente conozco toda una serie de esas empresas y sé cómo están, el trabajo que se está haciendo.

Esas eran tierras que realmente estaban en manos de una burguesía rural —siempre con su excepción, porque toda regla tiene su excepción—, la mayor parte de esas tierras estaban mal atendidas, mal cuidadas, se especulaba con los productos, se repartía privilegiadamente la leche, las cosas, todas esas cosas; no había ningún  espíritu de colaboración.

Entonces, esta era una política anunciada por el Gobierno Revolucionario; que nosotros dijimos:  a los pequeños agricultores les daremos todas las garantías, no se las daremos a los que no sean pequeños agricultores.  Esa era la palabra de la Revolución.  Y por eso nosotros decimos que esta es la última Ley de Reforma Agraria, porque  ya esta ley crea las condiciones para el desarrollo definitivo de la agricultura sobre dos bases:  las empresas colectivas estatales y los pequeños agricultores.  Esas son las dos fuerzas.

Porque el pequeño agricultor es una clase social del campesinado que fue liberada por la Revolución de la explotación, liberada de la renta, liberada de los especuladores, de los intermediarios; ninguno paga renta hoy, tiene precio asegurado en sus productos, créditos asegurados, condiciones óptimas.  La inmensa mayoría de los afectados por el ciclón son pequeños agricultores, la inmensa mayoría.  También  hay obreros agrícolas, naturalmente; trabajan en las granjas en esa zona.

Es decir, que toda esta enorme ayuda que se está haciendo, se está haciendo precisamente para campesinos, pequeños productores, en las montañas y en esa zona; además de trabajadores agrícolas, muchos que hay también en todos esos lugares.  Son las dos clases aliadas:  la del campesino, la del trabajador; y serán las dos fuerzas con las que avance nuestra agricultura.

No es hora hoy de hablar de eso, tendremos oportunidad de hablar de eso más adelante.  Pero quedará de esta manera la situación de las tierras:  un 70% de las tierras en empresas estatales, y un 30% en manos de los pequeños agricultores.  Ya no habrá más leyes agrarias.  Es decir, que marchará la agricultura sobre esas dos bases.  Ya todo lo demás será un proceso de evolución.  ¿Cuánto tiempo existirán los pequeños agricultores?  Todo el tiempo que quieran.  ¿Diez años?  Diez años. ¿Veinte años?  Veinte años.  ¿Treinta años?  Treinta años. ¿Cuarenta años?  Cuarenta años.  ¿Medio siglo?  Medio siglo.  Lo que ocurrirá es que nunca más una tierra propiedad de la nación pasará a propiedad privada; siempre habrá casos de tierras de propiedad privada que quiere vender, el Estado lo compra; casos de personas que se jubilan, que quieren vender, también.  Porque ahora tenemos que discutir todo el problema también de los beneficios sociales, de la jubilación para los pequeños agricultores.

Hay muchos casos de pequeños agricultores que todos los hijos fueron a estudiar, fueron a hacer otra cosa, se hicieron técnico, ellos están viejos... Pues habrá un proceso lento, de muchos años, en virtud del cual siempre alguna tierra podrá pasar de manos privadas a manos nacionales, al Fondo Nacional de Tierras; pero nunca tierras del Fondo Nacional a manos privadas.

Entonces nosotros tendremos una agricultura privada capitalista     —se puede decir—, en un 30% de la tierra; y una agricultura socialista, en empresas estatales, en un 70% de las tierras, donde se aplicará la técnica, la maquinaria.  Entonces no habrá entre esas dos empresas esta fuerza intermedia que no estaba con la Revolución ni colaboraba con la Revolución, que no podía ser aliada de la Revolución.  Entonces, quedan en el campo las dos fuerzas aliadas:  las del pequeño agricultor y la del trabajador agrícola, que hará producir las empresas estatales.
Entonces en este momento se va a ir concentrando un gran esfuerzo en la agricultura por parte del Partido, de la dirección del Partido, del Gobierno, para aprovechar realmente los extraordinarios recursos que tiene la agricultura.  Y ya el esfuerzo ese, los resultados esos se empiezan a observar.  Vean cómo a pesar de esta situación el problema de la escasez no ha sido grande; y no solo eso, sino que en un período de tiempo relativamente breve se restablecerán los niveles de consumo     que teníamos aquí.  Nosotros esperamos que para el 15 de diciembre,   por ejemplo, los niveles de consumo de carne estén restablecidos en La Habana.

Porque hay muchos recursos que van surgiendo, están desarrollándose, y una flota pesquera grande.  Nosotros en los primeros meses del próximo año tendremos 60 barcos Lambda, una flota de 60 barcos pescando, hechos aquí; hay 20 barcos entre arrastreros y palangreros pescando para el país en este momento.  Entonces, ya todo el esfuerzo que se ha hecho empieza a dejar resultados.

Nosotros estamos conscientes de cuáles son los vicios que hemos padecido hasta ahora, errores en la cuestión de la agricultura, y cuáles son los medios y los procedimientos para impulsar el desarrollo de la agricultura hasta el máximo, y a aprovechar al máximo las posibilidades.  Hemos preparado cuadros, hay un espíritu mucho mayor de seriedad, de responsabilidad; lo primero que se les dijo es:  “No se puede mover un solo equipo de ninguna de esas fincas, no se puede mover un solo animal.”  Al principio, en la primera etapa de la Revolución, en la primera Reforma Agraria, cambiaban; lo mismo se dispersaba un rebaño de buen ganado aquí, que se sacaban unos equipos de aquí y se llevaban para allá, y hubo mucho desperdicio de equipo.  Y ahora llevan instrucciones muy precisas y muy concretas.

Al principio aquí surgió la idea de un plan de emergencia; nosotros hemos dado instrucciones de suspender ese plan de emergencia.  Claro, querían los compañeros impulsar, en vista de la situación, la producción, pero nosotros dijimos:  “Miren, no sea que por ganar tres meses perdamos más tiempo.  Vamos, sin hacer plan de emergencia, planes bien estudiados en cada uno de esos centros de producción, y vamos a hacerlos aunque sea en seis meses, pero costeables, rentables y aumentando la productividad.

Y entonces tenemos muchos cuadros que hemos preparado, mucha mayor eexperiencia, y se están dictando una serie de normas que se van a seguir rigurosamente en la agricultura.  Y, desde luego, todo el Partido, que ya es una fuerza, cuyo vigor, cuya organización se ha demostrado en estos días, una fuerza creciente, un prestigio que crece, una influencia que crece, su esfuerzo principalmente lo vamos a volcar en la agricultura.  Y tenemos muchas posibilidades, porque además se han estado haciendo una serie de investigaciones que arrojan un resultado fantástico de tipo agropecuario...

(Le pasan una pregunta al Comandante acerca de los restaurantes)

Los restaurantes van a estar cerrados, naturalmente...  ¿Quién mandó esto, el público?...  ¡¿El periodista?!  ¡Ah!, ¿pero por qué no lo preguntas?...  ¡Van a decir que estás amordazando ahí!

Los restaurantes van a estar cerrados en todos estos días en que se está haciendo un esfuerzo grande, pero no tardaremos mucho en restablecer todo eso otra vez.  Nosotros opinamos que antes de fin de año estarán todos los restaurantes y unos cuantos más abiertos, todos los que había y unos cuantos más.  Ya la producción empieza a sentirse.

Y esta nueva Reforma Agraria crea las condiciones para dar un gran salto en la agricultura, un gran avance.

Nos enfrentamos con problemas, naturalmente; nosotros estamos tratando de asimilar el mayor número de administradores que había, los que quieran colaborar; se han dado instrucciones incluso de tratar de captar a los agricultores que quieran incorporarse a la agricultura y trabajar en la agricultura de los antiguos dueños, les queremos dar unas facilidades.  Esta ley establece la indemnización en efectivo, que se les va a pagar a todos los afectados; también establece excepciones, casos de agricultores realmente destacados en la producción, de más de cinco caballerías, que han tenido una actitud de cooperación con los planes de producción, que han llevado sus productos, no han especulado con sus productos, han sido excepcionados;  han sido excepcionadas las fincas mayores, cuando la fuerza de trabajo está integrada por varios hermanos, con familias constituidas trabajando; cuando las familias son la fuerza de trabajo principal las hemos excepcionado.  Se han excepcionado todos estos casos, y se va a tratar de incorporar la mayor cantidad posible de esas personas a eso.

Naturalmente, hay algunos problemas, algunas cosas, fuentes de conflicto; algunas cosas no fueron reguladas.  Se estableció que los que vivían allí podían seguir residiendo, los que no tuvieran otra casa que la casa en la finca.  Hay algunos problemas; por ejemplo, no se sabía qué hacer con los pollos, qué hacían.  Entonces voy a aprovechar para decirles a todos los administradores que todos esos casos los resuelvan allí, que animalitos de corral —pollos, por ejemplo— se los dejen consumir, que no interfieran el consumo de las aves de corral que tengan allí la gente afectada por la ley que se haya quedado viviendo allí, porque muchos tenían casas en el pueblo, muchos no vivían allí. Hay algunos casos de los que vivían, y son los que nosotros tenemos más esperanzas de incorporarlos, si quieren incorporarse, a la producción.  Porque si quieren incorporarse a la producción recibirán su indemnización, podrán seguir trabajando en la agricultura —los que les guste la agricultura— y al mismo tiempo podrán recibir el ingreso correspondiente a los trabajos agrícolas que realicen, además de la indemnización. Tenemos el propósito de brindarles los cauces a los que realmente quieran incorporarse a la producción, los que lo deseen.

Entonces ya queda establecida definitivamente la política a seguir:  el desarrollo de la agricultura a través de las granjas del pueblo y del pequeño agricultor, que son dos fuerzas que van a dar un impulso grande a la agricultura, y eso es en lo que más se ha adquirido experiencia, y posiblemente sobre lo que menos experiencia había al principio de la Revolución. Había mucha inexperiencia, y la gente ha ido aprendiendo.  Se va creando un espíritu de seriedad, de responsabilidad, una preocupación por los costos; que mucha gente se preguntaba cuánto producía por caballería, nunca cuánto le costaba producir por caballería.

Y entonces, estamos realmente sobre el sendero de mejorar la agricultura.

Nosotros nos reímos, pues oímos los pronósticos de los imperialistas: ellos hablan de su gran producción por unidad de tierra,       y ya nosotros podemos pronto lanzar un reto sobre la producción en Estados Unidos en algunos renglones de la agricultura, y es este:  que nosotros podemos producir, y vamos a producir más leche por caballería  y más carne por caballería, que la ganadería en Estados Unidos.  Ya tenemos las técnicas y los modos de obtener mayor producción de leche por caballería de tierra, mayor producción de carne por caballería de tierra, que la agricultura de Estados Unidos.

Y que anoten, que anoten...  Estamos en condiciones ya, y en una serie de puntos lo vamos a empezar a hacer ya.  Hay cosas tan extraordinarias como esta, por ejemplo, de producción de 15 litros de leche con pasto, sin pienso; con un pasto que nos cuesta producirlo 10 centavos el quintal.  Porque con el pienso cuesta más la leche, pues es mucho más caro.

Y aquí había una agricultura que estaba basada en la concepción capitalista y en la concepción de país frío, en la producción de leche a base de pienso.  Claro, lo traían de afuera, lo importaban, y había que gastarse enormes sumas; prácticamente importábamos leche, porque si importábamos el pienso, estábamos importando la leche.

Ahora vamos al desarrollo de la producción de la leche y de la carne a base de pasto, que es lo más barato.  Pero, además, hay que tener en cuenta que una caballería de pangola puede producir 3 millones de libras de pangola al año, ¡tres millones de libras de pangola al año una caballería, con regadío, y abonándola con los excrementos de la res, con el mínimo de fertilizante químico! Y eso da idea de la cantidad de leche que nosotros podemos producir por caballería de tierra, y la cantidad de carne que podemos producir por caballería de tierra, superior a  Estados Unidos.

Así es que ellos que siempre están dando sus cifras y sus cosas, les empezamos a decir que en leche y en carne vamos a producir por caballería más que la agricultura de Estados Unidos con toda su técnica y todo su desarrollo.

Claro está que todas estas cosas implican luchar todavía contra rutinas, ideas viejas, algunos técnicos antidiluvianos que tenemos todavía aquí, y algunas concepciones prehistóricas y antidiluvianas de la producción agrícola;  pero todos esos problemas los vamos a discutir.
Hay que combatir prejuicios de distintos tipos, y toda una serie de cosas, pero estamos ya en la posesión de los secretos de la producción en esas condiciones.

Y vamos a tener en noviembre un congreso de administradores agrícolas, donde están los que estaban, los nuevos que salieron de las escuelas.  Tenemos una escuela que tiene 500 alumnos ya, magníficos muchachos muy seleccionados, y vamos haciendo cuadros para la administración agrícola, y vamos a tener en el mes de noviembre un congreso de administradores agrícolas, y vamos a poner el esfuerzo máximo en el aprovechamiento de nuestras posibilidades en la agricultura.

Y esta era una medida previa, indispensable.  Además, teníamos que acelerar la medida.  Esta medida podía no haberse acelerado si no nos hubieran obligado las circunstancias, porque muchos de ellos estaban tomando medidas, alterando los salarios, dando tierra en aparcería, repartiendo tierras, creando el minifundio, todas aquellas cosas que saben que estorban el desarrollo de la economía y de la gran producción agrícola.  Y por eso fue necesario acelerar una medida de las más duras que ha tenido que tomar la revolución, porque afecta mayor número de gente, desde luego, mucho más que la primera ley agraria, pero que resuelve ya definitivamente el status de propiedad de tierra en el campo y establece las condiciones para el futuro.

Y realmente estamos optimistas.  Claro que todo el optimismo tiene que basarse en el trabajo, todo el optimismo tiene que basarse en el trabajo y en la seriedad del trabajo.  Nosotros mismos ahora, con la zafra, tenemos que prestarle toda la atención a la caña, para rehacernos del daño causado por el huracán, atender las cañas que hay, prepararnos para la zafra, concentrar el esfuerzo de la nación en la zafara, concentrar el esfuerzo de la nación.  Pero veamos cómo lo concentramos.  Hay ciertas cosas que tenemos que ir pensando en variar; hay muchas cosas que resolvemos con trabajadores voluntarios, en que salimos perdiendo económicamente, porque sacamos un trabajador de una productividad de 10 pesos y lo ponemos a lo mejor a recoger café con una productividad de 1,50.  Lo que hay es que saber utilizar las máquinas, saber utilizar racionalmente los hombres del campo.  Y tengamos en cuenta siempre esos factores.

Hay lugares en que realmente hay sobrante de personal; cuando se saca de un lugar donde hay sobrante de personal, que están matando el tiempo; y nosotros todavía tenemos mucha burocracia y muchos empleos que son para matar el tiempo, y muchos empleos improductivos se han creado.  Había muchos antes de la Revolución, pero la Revolución también ha creado.

Hay tipos de administradores irresponsables, dignos de que se les mande ni se sabe a donde, a que aprendan a hacerse conscientes y responsables, que por la vía del empleo han elevado el fondo salarial.  Elevar el fondo salarial es girar contra los fondos del pueblo.  Cuando usted eleva el fondo salarial improductivamente, cuando usted llena una oficina de gente, cuando usted pone empleos que no son necesarios, porque la racionalización es un instrumento para elevar la productividad del trabajo, reducir los costos sin aumentar empleo, y los brazos enviarlos, emplearlos no allí donde están consumiendo sin producir nada, sino allí donde están produciendo bienes materiales o de cualquier tipo para el país.  Y todas estas cosas nosotros tenemos que hacer que sea el catecismo de la gente, de los trabajadores, de los administradores; esta lucha consecuente hay que llevarla, hay que llevarla hasta el final, con la ayuda de todos, de las organizaciones de masas, de los sindicatos, pero la ayuda verdadera, la verdadera ayuda.

Hay muchas cosas; todavía uno las oye.  El otro día oí decir que se había en Varadero...  En Varadero se ha creado un centro de turismo para el pueblo, se han reducido los costos al máximo para que pueda ir el pueblo; no queremos que sea para burgueses, sino para trabajadores.  Se pusieron casas que daban desayuno, almuerzo y comida por 3.50.  Muchas muchachas que eran domésticas, que ganaban 20, 25, 30 pesos, ahora están ganando 90 pesos, trabajando en esos lugares.

Ahora me entero:  ¿Están de vacaciones?  ¬“Sí.”  “¿Qué tiempo?”  Bueno, tienen un mes de vacaciones, y además del mes de vacaciones tienen 13 ó 15 días, porque era lo que le contaban de la jornada de verano.  Dije:  “¿Cómo, 45 días de vacaciones?  Bueno, pero ven acá,    ¿y esto?”  Bueno, que dictaron en el Ministerio, no sé de dónde, una regulación que es así, porque es la ley.  Digo, y estas cosas todavía andan mal en este país.  ¿En qué país estamos viviendo?  ¿Estamos viviendo en el comunismo o qué?  ¿Tenemos nosotros un índice de producción industrial super desarrollado, en el que podamos tener cuarenta y cinco días de vacaciones?  Y ve uno todos los vicios que fue creando el capitalismo, la desigualdad, las cosas absurdas.  ¿De dónde cuarenta y cinco días de vacaciones?  Todo eso encarece, todo eso encarece los costos; si dijeran un mes de vacaciones.

En Estados Unidos tienen 15 días de vacaciones, es un país capitalista, verdad, pero tiene un desarrollo industrial grande alcanzado;  ¡y nosotros con cuarenta y cinco días de vacaciones!  Viejos vicios sindicalistas, porque quedan muchos vicios sindicalistas.  ¿Cuándo nos los vamos a desarraigar?, porque arraigados están, y bien arraigados, ¿cuándo nos los vamos a desarraigar?

Los gastronómicos merecen su buena crítica.  Llenaron la isla de unos cartelitos que decían:  “Salsa, sazón y ritmo”; lo que cuesta que el Ministerio de Obras Públicas llene la isla de letreritos en la carretera que digan:  “Para aquí se va para tal pueblo, y para aquí para tal pueblo, y coja para la izquierda y coja para la derecha.”  Y sin embargo, la facilidad con que gastaron 80 000 pesos los gastronómicos haciendo una propaganda de “Salsa, sazón y ritmo”, que vino el ciclón y acabó con la salsa, el sazón y el ritmo (Risas).
¿Para qué?  Ah, para recaudar fondos; pero, ¿cómo recaudan los fondos?  Bueno, todos los centros del estado les dan la cerveza, les dan lo otro, para recaudar un millón de pesos.  El fondo los sindicatos no lo tienen que recaudar ni por la vía del descuento obligatorio —que esa fue una versión del descuento obligatorio, la contribución obligatoria, la que establecieron aquí y nosotros persuadimos a los compañeros dirigentes de la CTC, que eso no era correcto, y se rectificó— ni por las vías de la fiestecita porque eso pertenece a la época capitalista.  Eso hay que hacerlo por la vía de la contribución espontánea del trabajador, y que para eso hay que ser buen dirigente, pero dirigentes responsables y serios, no dirigentes que apañan al que anda mal.

Una de esas cosas que nosotros hemos hecho muy mal hechas     —y ya que estamos en plan de autocrítica aquí, la voy a decir— fueron esas comisiones de reclamación.  Qué mal lo hicimos; pusimos prácticamente los problemas de discusión entre la administración y trabajo, en manos de los sindicatos.  Y por esta vía cuántos se han apañado, incluso gente que son inmoral, que ha robado; que la ha soltado un juez por ahí —puede haber jueces por ahí, no quiero hablar mal de todos los jueces ni mucho menos, hay muchos jueces buenos; pero quedan algunos que no son tan buenos y que sueltan a cualquier ladrón— y que después llega la comisión de reclamación y lo restablece en el centro de trabajo; a cuánta gente se ha apañado.

Y era lógico que nosotros establecimos instituciones para las cuales no estábamos suficientemente educados, para las cuales no estábamos suficientemente educados.  Porque para transferir esas funciones a organizaciones de masa teníamos que haber creado primero una educación política; lo otro, ¿saben cómo se llama?  Ilusionismo, infantilismo revolucionario, en los cuales caímos.  Y debemos saber rectificar todas esas cosas.

Decía que los gastronómicos merecían su crítica porque, ¿qué pasó con las muchachas que estaban trabajando en Varadero?   Entraron en el giro gastronómico y les tocó la semana.  Muchas veces uno dice:  bueno, resulta que otro tipo de obrero con trabajo mucho más duro no tienen ni los 45 días, ni el mes.  Muchas veces el trabajo más remunerado, más cómodo, tiene muchas mejores condiciones que los trabajos más duros.   Y tenemos mucho de eso, y bien está que no intentemos nivelarlo todo porque no sería bien nivelarlo todo.  Pero hay algunas cosas tan absurdamente desiguales e injustas, que no debemos mantenerlas.

Y claro, más fácil es la línea del menor esfuerzo: la línea de dar, la línea de colocar, la línea de botar plata —que es la línea que sigue alguna gente, administradores—, no discutir, botar el dinero por aquí, decir:  ha producido tanto, y no decir nunca cuánto costó; que tiene que ir acompañado de los costos, porque cuando algo cuesta más de lo que vale, se le está robando al pueblo.  Y no malversamos pero despilfarramos; no tenemos malversadores, pero tenemos despilfarradores, y tenemos que hacerle tanta guerra al despilfarrador, como al malversador; porque esa es una forma de robarle al pueblo también.

Y tenemos todas esas cosas, muchas de esas cosas, que nosotros tenemos todavía, con mano firme, segura, férrea, que combatir si nosotros queremos no estar de palabra, colocarnos como un país de vanguardia, un país revolucionario no de palabra, sino de hecho, nuestros hechos, nuestra conducta.  Ya los primeros años de la Revolución pasaron, ya la época de los niños malcriados, de las tolerancias por aquí, de las equivocaciones, de los infantilismos, todo eso pasó. Y tenemos que entrar en la etapa de la seriedad, en el trabajo serio, en el trabajo responsable de cada hombre. 

Y creo que eso está a la orden del día, y aprovecho la oportunidad —estaba hoy hablando del ciclón, pero hay algunos males que hacen tanto daño como el ciclón; porque uno, es lo que el ciclón destruye y otro es lo que botamos nosotros.  Puede ser bien que nosotros botemos dos veces lo que hace ese ciclón en un año cuando no miramos los costos en muchos sitios.  Yo no soy ilusionista, afortunadamente todos tenemos distintas etapas; cuando tenemos menos experiencias somos más ilusos, menos realistas; pero nos vamos haciendo realistas con el tiempo, ni me desespero por este problema ni transijo por este problema, esa es mi actitud personal y es la de todos los revolucionarios.  No se van a resolver en un día, pero se van a resolver; van a llevar  tiempo, pero esa batalla se gana.  Porque aquí la responsabilidad le gana la batalla a la irresponsabilidad y la seriedad le gana la batalla al tiempo cretino; el “cretinismo económico” será abolido, será derrotado, el cretinismo será derrotado.

Y en eso tenemos que ir a lo concreto, centro por centro, punto por punto, y esa batalla consciente llevarla: los problemas, el descontrol, mucha gente, padecimos un control centralizado para los empleos y, por otro lado, no había control.  Yo pongo como modelo una empresa que es la empresa de Cárdenas la de Construcción de barcos.  Para mí es uno de los modelos de empresa, esa de la construcción de barcos, tiene ocho empleados de oficina, 400 obreros, carpinteros allí haciendo barcos. Hay lugares donde tenemos más gente en la oficina que trabajando, ¿comprenden?

Y para mí esa empresa es un verdadero modelo, porque socialismo no quiere decir burocracia; esa es una mala interpretación, una versión equivocada del socialismo y nosotros no tenemos que entrar en eso.

Y aprovechando este problema del ciclón, vamos a hablar también de esas cosas que nos hacen daño también, y que tenemos que combatir, y vamos a combatir y vamos a vencer.  Cualquiera que vea cómo marcha el pueblo, y cómo es el pueblo, y cómo progresa el pueblo, cualquiera que vea eso, no tiene la menor duda de que saldremos victoriosos de todas esas fallas y de todas esas debilidades que todavía nos quedan.
¿Hay algo más?

Ernesto Vera.-  Eso es lo que le pregunto, Comandante.

Fidel Castro.-  Yo te lo pregunto a ti, que eres el que estás haciendo preguntas.

Ernesto Vera.-  Se me agotó el repertorio.

Fidel Castro.-  Bueno, creo que he hablado bastante ya.

Ernesto Vera.-  Y con estas palabras definidoras y orientadoras del Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, Comandante Fidel Castro, damos por terminado este programa. Muy buenas noches señoras y señores (Aplausos).

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