Discursos e Intervenciones

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA CLAUSURA DEL PRIMER CURSO DE OPERADORAS DE PICCOLINOS, EFECTUADO EN CANGREJERAS, EL 30 DE SEPTIEMBRE DE 1968

Fecha: 

30/09/1968

Compañeros profesores;

Señores invitados;

Familiares de los graduados y estudiantes;

Compañeros técnicos graduados;

Compañeras del primer batallón de Piccolinos de La Habana: 

 

Hacía tiempo que estábamos todos impacientes para que llegaran por fin los equipos que tanta falta hacían en este momento en el Cordón de La Habana.  Ciertamente que nos parecía que se prolongaba demasiado y esto naturalmente era resultado de la impaciencia de todos.  Pero al fin ya están aquí los equipos, y han llegado precisamente en la etapa en que vamos a poderles dar el uso mayor. 

Los meses de atrás en esta provincia han sido este año excesivamente lluviosos, y cuando la lluvia es en exceso no resulta tan fácil el empleo de estas máquinas.  Pero ahora, cuando comienza el período en que disminuyen considerablemente las lluvias, vamos a disponer de varios meses para darles un empleo eficaz y óptimo a estos equipos. 

En el período que transcurrió desde que se adquirieron hasta su llegada al país, se prepararon las operadoras.  El curso se prolongó algo más de lo que se esperaba, pero posiblemente esto ha contribuido a darle todavía más solidez y más experiencia a este primer batallón.  Y como primer batallón, lógicamente es muy importante que se esté bien preparado. 

Estas máquinas tienen un nombre de fábrica, creo que son Goldoni GM-4 y los chiquitos tienen otro nombre.  Pero el hecho es que cuando por primera vez empezaron aquí los fabricantes a hablar de estas máquinas  —fue en una exposición que hubo en La Habana no hace mucho tiempo—, ellos decían:  “Piccolino, y Piccolino, Piccolino.”

Piccolino parece que en italiano quiere decir pequeño, y entonces el nombre se quedó para estos tractores.  Y de tal manera se ha ido haciendo un nombre ya propio de este tipo de máquinas, que ya algunos de ellos vinieron también desde la fábrica con su nombre de Piccolinos y están bautizados como Piccolinos, y no creo que nadie les cambie ya el nombre. 

Este pequeño acto de hoy simboliza muchas cosas.  Simboliza, en primer lugar, el desarrollo arrollador de la agricultura en la provincia de La Habana, y especialmente en el Cordón de La Habana.  El tiempo en que se ha estado llevando a cabo este plan agrícola es un tiempo verdaderamente récord.  Todos los que han viajado alrededor de nuestra capital habrán visto muchas veces qué grado tan alto de subutilización de la tierra, cientos y cientos de caballerías que no producían absolutamente nada.  Además, había algo más de 200 caballerías cubiertas de marabú.  Es además esta una ciudad realmente grande, donde la cantidad de vegetación, de árboles, era muy pequeña.  Tiene grandes necesidades de alimentación.  Y en este año se ha estado llevando a cabo este plan en virtud del cual algo más de 1 000 caballerías de los alrededores de la capital quedarán plantadas de árboles frutales, de café, y transitoriamente también de gandul, que es un cultivo que se aprovecha durante un período de tiempo. 

Es decir, se ha estado buscando el máximo aprovechamiento de estas tierras, y como resultado de este esfuerzo quedará alrededor de la capital algo más de 1 000 caballerías de árboles frutales. 

Esto no solamente desde el punto de vista económico tendrá un gran valor, sino también hasta desde el punto de vista de la salud, desde el punto de vista del ambiente, del paisaje, de las condiciones generales de vida de la población.  Es posible que con todo lo grande que es la ciudad de La Habana no llegue a consumir, no pueda consumir todos los frutos que van a salir de esas mil y tantas caballerías. 

Hay que decir que no solo son las mil y tantas caballerías de frutales, sino —como hablábamos hace unos días— también quedarán instaladas áreas de bosques recreativas, jardín botánico, que tienen también una gran importancia educacional, económica, cultural; y además áreas de bosques maderables en las tierras que son más pobres, y áreas que serán ocupadas por las presas, porque la presa de Paso Seco, por ejemplo, ocupará de 60 a 70 caballerías de tierra, y en general otras instalaciones que también ocuparán tierra. 

Pero de todas maneras, creo que marchamos hacia un aprovechamiento integro de las tierras alrededor de La Habana, de manera similar a como se va a hacer en toda la provincia, y se hará en el curso de un breve número de años en todo el país. 

Por eso les decía que este acto simbolizaba ese enorme avance de nuestra agricultura, pero simboliza también algo muy importante para la Revolución, que es la incorporación de la mujer al trabajo productivo; significa el principio verdadero de la igualdad de oportunidades para las mujeres, su acceso a una serie de actividades que pueden desempeñar perfectamente bien, con óptima calidad; significa cómo se van creando las condiciones mediante las cuales un verdadero régimen de justicia se establece en nuestro país.  Porque no solo padecíamos la explotación del hombre por el hombre en nuestra sociedad, sino padecíamos también     —como subproducto de todo esto— una real situación en que a la mujer se le discriminaba en el trabajo y se le discriminaba en muchos aspectos. 

¿Para qué recordar aquel pasado donde realmente la mujer era tan maltratada, tan explotada y tan discriminada?  Apenas hay que hablar de aquel pasado que va quedando atrás.  Por eso nos regocijamos de ver en el presente lo que significa para el país y para el futuro del país que ustedes se incorporen de una manera tan útil, de una manera tan progresista, a las actividades productivas de nuestro país, realizando tareas que permiten que nuestro pueblo pueda disponer de más y más recursos humanos para el enorme esfuerzo por el desarrollo que debemos hacer en estos años. 

Debemos decir también que la experiencia demuestra la capacidad de la mujer para realizar estas tareas, el especial cuidado que ponen en las máquinas, en el mantenimiento, la seriedad en el trabajo, la disciplina que están caracterizando a la mujer cubana. 

Simboliza también este acto la técnica, el progreso, la mecanización; en qué grado se mecaniza el proceso productivo en nuestro país y hasta qué grado se desarrollan las fuerzas productivas.  La enorme tarea que se está realizando sería absolutamente imposible llevarla a cabo sin las máquinas. 

Esta mañana leíamos, en un reportaje en el periódico, el cálculo de que cada operadora con su equipo podría hacer el trabajo equivalente a 30 ó 40 personas que hicieran la misma tarea con azadón.  Es decir, significa que se multiplica la productividad del trabajo con el empleo de estas máquinas unas cuarenta veces.  Cualquiera comprende que ese es el único camino de desarrollar al máximo las riquezas de nuestro país, los recursos naturales de nuestro país, y que es el único camino de que nuestro pueblo pueda disponer en abundancia ilimitada las cosas que necesita para vivir.

De manera que con el método clásico de trabajo, que en el siglo pasado era trabajo esclavo —parece increíble pero sucedió así—, durante muchos siglos las tierras fueron explotadas por el ser humano, pero el ser humano reducido a una condición animal.  Y tal como hoy vemos todavía a los animales, enyugados, amarrados, encadenados, tirando de un equipo, limpiando un surco, de esa misma forma eran tratados los hombres hace apenas un siglo, y así durante muchos siglos se hizo producir la tierra en nuestro país.

Durante toda la época de la colonia el trabajo en los cañaverales, el trabajo en los campos, el trabajo en los cafetales, el trabajo en los centrales se hizo mediante trabajo esclavo. 

Desaparecida la institución de la esclavitud, fue sustituida por otra institución en que los hombres no estaban amarrados, no estaban enyugados, pero que eran sometidos también a una explotación inicua y a un tipo de trabajo deshumanizado. 

El primer aspecto inhumano de ese trabajo es que el hombre no trabajaba para él, no trabajaba para la sociedad.  Ya no podía decirse que aquel hombre era propiedad de alguien, pero las fincas donde trabajaba, las tierras donde trabajaba, los equipos con que trabajaba, la industria donde trabajaba no era propiedad del pueblo, era propiedad de individuos particulares. 

De manera que aunque aquel hombre no tuviera una cadena donde lo amarraran todas las noches, seguía haciendo prácticamente lo mismo que el esclavo, trabajando por un salario miserable de hambre y donde todo el producto de su esfuerzo iba a parar a los bolsillos insaciables de los propietarios de las fábricas y de las tierras. 

De aquel esfuerzo no iba un solo centavo a beneficiar a la sociedad, no iba un solo centavo a invertirse por el porvenir de los hijos de los que creaban aquella riqueza, por la salud de los que creaban aquella riqueza.  Y así, de esa manera, aquel hombre que trabajaba por un salario de hambre, cuando necesitaba una medicina tenía que ir a buscarla; necesitaba un hospital y tenía que ir a buscar un médico, pagarle al médico o quedarse sin la asistencia, lo mismo él que su familia.  Ocurría exactamente igual con la educación y, en fin, con todas las necesidades que son de imperiosa satisfacción en una sociedad. 

Aquel hombre seguía creando riquezas para parásitos, para sectores de la población que no producían absolutamente nada. 

La implantación de un sistema social que erradica la propiedad egoísta de los medios de producción, de un sistema social que convierte los medios de producción y las riquezas del país en propiedad de todo el pueblo, que habrán de desarrollarse para beneficio de todo el pueblo, se complementa con el hecho de la introducción de la técnica y de las máquinas, que no solo hace que el hombre pueda trabajar ya para toda la sociedad, sino trabajar también con una productividad incomparablemente mayor y se libere de tipos de trabajo que son realmente duros. 

Comprenderán ustedes perfectamente bien el sudor que derraman 40 hombres trabajando ocho horas en el clima de nuestro país limpiando esos surcos; comprenderán cuánta energía humana, cuánto esfuerzo y cuánto sacrificio ahorran estas máquinas. 

Y de tal manera una sociedad moderna y justa, en su avance arrollador, con el empleo de la técnica, puede lograr éxitos que hasta los animales, esos animales que todavía en ocasiones contemplamos con cierta lástima porque los vemos también pasando su trabajo en los campos, serán liberados por las máquinas. 

De manera que el hombre no solamente se libera a sí mismo, no solamente libera a los esclavos de ayer, sino que libera incluso a los esclavos que todavía subsisten, que son los animales.  De manera que las máquinas, la química, los herbicidas y todos esos recursos, irán liberando a los animales, que pasarán a otra función:  también la de servir al hombre, pero ya no tendrán que hacerlo mediante ese tipo de trabajo que le llaman el trabajo de los bueyes.  Y se decía:  Este hombre tiene que trabajar como un buey para poder subsistir.  En el futuro no habrá nada con qué comparar el trabajo del hombre. 

Con estos equipos que vamos adquiriendo podremos llevar a cabo cabalmente el cumplimiento de los enormes planes de la Revolución. 

También este acto simboliza el nivel de organización que hemos alcanzado:  la experiencia en organización, cómo se organiza una escuela, cómo se organizan los alumnos, cómo se organiza el trabajo, cómo se organiza por brigada, qué disciplina se alcanza. 

Todo el mundo comprende perfectamente bien la utilidad de la organización, que facilita el óptimo empleo y mantenimiento de las máquinas. 

Nuestro país en el pasado se caracterizaba mucho por la desorganización, sin embargo, actualmente nuestro país se está caracterizando también por la organización. 

Nosotros no tenemos la menor duda de que la entrega de estos equipos a las operadoras será un éxito grande, y no tenemos la menor duda de que ustedes lograrán dar una verdadera prueba de capacidad, de conciencia de trabajo, de amor a las máquinas, de aprecio por el valor que todo eso tiene.  Porque cada una de esas máquinas adquiridas por nuestro país hay que pagarlas, son divisas que nosotros tenemos que invertir y que salen del sudor y del esfuerzo de nuestro pueblo, y cada vez que ustedes estén trabajando con esas máquinas piensen lo que esas máquinas han costado de esfuerzo y de trabajo a nuestro país, y eso les ayudará siempre a tener el mayor amor y el mayor cuidado por esas máquinas que son en parte también el fruto del trabajo de ustedes. 

Este primer batallón tendrá que ser seguido de un segundo batallón.  De manera que hay que adelantar rápidamente el segundo curso porque no nos alcanzan estas 110 máquinas, calculamos que el Cordón de La Habana necesite de 200 a 250 máquinas para mantener la limpia en óptimas condiciones. 

Además de este segundo batallón, después tendrán que hacerse batallones para la atención —por ejemplo— de los cultivos de plátano fruta en el interior de la provincia y los cultivos de cítricos también en el interior de la provincia. 

De manera que cuando esté terminado el plan de la provincia de La Habana, calculamos que hagan falta por lo menos —y todavía tenemos que ver si en la piña también se usa este tipo de tractor—, por lo menos se necesitarán unos cinco batallones de Piccolinos.  Se necesitan también batallones de Piccolinos en la provincia de Pinar del Río, en Isla de Pinos, en Matanzas, en todas las provincias, porque en el próximo año también se harán grandes siembras de cítricos en Isla de Pinos, Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüey y Oriente, en Ciego de Avila, por ejemplo, también habrá un gran plan de cítricos.  Esos planes de cítricos llevarán café. 

Ahora estamos estudiando las distancias.  Es decir, para que las máquinas puedan trabajar a lo largo del surco y a través del surco estamos estudiando otras distancias aunque no podamos sembrar el gandul intercalado.  Pero tiene tanta importancia, es de tan enorme importancia el cultivo, de tan enorme importancia poder resolver los problemas de cultivo en plantaciones tan extensas, que podemos sacrificar parte de los objetivos que perseguimos, como es este objetivo inmediato de sacarle una cosecha de una leguminosa, precisamente para poder atender mecanizadamente los cultivos.  De forma tal que posiblemente queden dos metros por un lado y 1,70 por otro; se siembren las matas de café por pareja, a 30 centímetros una de otra, en grupo de dos matas, y se pueda cultivar entonces el hilo también con las máquinas y solo quede un mínimo de trabajo a realizar a mano.  Y en las plantaciones de cítricos del próximo año se empleará posiblemente esa distancia, y podemos atender todas las plantaciones con los 1 300 Piccolinos que se han adquirido. 

Estos son los primeros, pero en los próximos siete u ocho meses llegará el resto, hasta 1 300 máquinas.  De manera que estos Piccolinos significarán trabajo para unas 4 000 mujeres entre operadoras, sustitutos, responsables de pelotones, etcétera.  Vamos a seguir la política de que este tipo de equipos lo manejen solamente las operadoras. 

Tengo entendido que en la provincia de Oriente —me explicaba el compañero Parra— también hay batallones de Bolgars operados por mujeres, pero tienen también Zetores 35-11, operados por mujeres; los Zetores 35-11 parecen unas máquinas bastante manuables, bastante prácticas.   Y él decía que estaba impresionado por la eficacia con que un grupo de compañeras en la provincia de Oriente están manejando los tractores Zetores 35-11, que son tractores de mayor tamaño y para otro tipo de cultivo.  Esos se tendrán que emplear también en los cítricos, y se emplearán también en las viandas, en los vegetales, en diversos cultivos. 

En la provincia de La Habana tenemos una población de unos 2 millones de personas.  ¡Esta provincia tiene que alimentar dos millones de personas!  Pero afortunadamente la naturaleza ha dotado a esta provincia de un clima bastante favorable.  Es una de las regiones del país donde existe mejor régimen de lluvias. 

Hay regiones del país donde a veces transcurren tres o cuatro meses de sequía.  Eso no suele ocurrir en la provincia de La Habana.  En el verano por influencia de las lluvias que proceden muchas veces del sur, de la enorme evaporación que tiene lugar entre Isla de Pinos y La Habana, y con motivo de los nortes en los meses de frío, suelen producirse precipitaciones durante casi todos los meses del año, aunque ciertamente en los meses de diciembre, enero, febrero, marzo y abril mucho menores que en la primavera y debe tenerse también en cuenta el carácter secante de algunos de los suelos de La Habana, como es la arcilla roja. 

La arcilla roja es sin duda de ninguna clase —la llamada arcilla de Matanzas, no todas las arcillas rojas son arcillas de Matanzas— uno de los tipos de suelo mejores del mundo, porque tiene prácticamente las virtudes de los suelos arenosos —sin ninguno de sus inconvenientes— y las virtudes de los suelos arcillosos —sin ninguno de sus inconvenientes. 

Estos suelos de arcilla de Matanzas tienen un uso casi universal en la agricultura:  lo mismo se produce la caña, que se produce la alfalfa, que se produce la fresa, que se produce el cítrico, que se produce el tabaco, que se producen las viandas.  Es decir, tiene un uso muy universal.  Esta provincia tiene grandes cantidades de suelo de este tipo. 

También tiene suelos negros, que debe dárseles el uso más adecuado, por ejemplo, en el cultivo de la caña, o también en el cultivo de los pastos, porque son suelos frescos que conservan bien la humedad. 

Pero aparte de que la ciudad de La Habana tiene que emplear enormes cantidades de agua, existen posibilidades hidráulicas para la agricultura en la provincia.  Esas posibilidades no se conocían hace cuatro o cinco años.  Hace cuatro o cinco años, como en nuestro país no había información acerca de nada, nadie sabía cuánta agua subterránea había, cuánto llovía por provincia, cuánta agua corría por los ríos.  Y cualquiera diría:  ¿Qué importancia tiene saber cuánta agua corre por los ríos?  Y sin embargo, tiene una importancia enorme, porque de eso depende cuando se va a almacenar agua qué tipo de presa, qué tipo de embalse, qué capacidad debe tener; en fin, sin ese dato no se puede hacer un embalse, no se puede hacer un plan hidráulico, no se puede hacer un plan agrícola. 

Y esos datos no existían en nuestro país.  Solo se sabía que La Habana consumía tantas decenas de millones de galones de agua diariamente, y que la Cuenca de Vento no era suficiente, que había que acudir a la Cuenca Sur, y que la Cuenca Sur no era suficiente, que después habría que crear otra cuenca en la zona de Bainoa.  Y dondequiera que había un poco de agua se estaba pensando en esa agua para los planes de abastecimiento de agua a la capital, y no se sabía de ninguna otra agua. 

Entonces se presentaba la contradicción de que crecía la población.  Esa población requería cada vez de más alimentación; y en cambio, las tierras de los alrededores de La Habana —tierras magnificas— se quedaban sin agua para el regadío.  Porque aunque les digo que es una de las regiones donde mejor llueve, no obstante determinados cultivos en determinados períodos del año en la arcilla de Matanzas necesitan un complemento de agua. 

Actualmente se poseen todos esos informes:  se posee información de todo el caudal de agua subterránea, se posee información de todo el caudal de los ríos, se posee información de todo lo que llueve en la provincia.  Y basados en esa información es que se están llevando a cabo los planes de desarrollo hidráulico y de desarrollo agrícola de la provincia.  Y afortunadamente tendremos en esta provincia suficiente agua para abastecer no solo la ciudad sino abastecer de agua los cultivos que exigen de regadío. 

De manera que nosotros tenemos en esta región —en la provincia más pequeña del país— la mayor concentración de población.  Hay que producir alimentos para 2 millones de personas en esta provincia, y hay que producirlos en la provincia más pequeña del país. 

Antiguamente casi todo el alimento venía del interior.  Muchas de estas magníficas tierras se dedicaban a fincas de recreo, o a lo que le daba la gana al dueño, o las mantenían sin cultivar hasta que creciera la ciudad para después vender el metro cuadrado a un precio diez o veinte veces superior de lo que le costó.  Y tenía que venir el alimento del interior del país. 

En el año 1966 todavía vinieron del interior del país casi 3 millones de quintales de viandas.  Ya este año solo ha venido del interior del país menos de medio millón.  Y lo que ha salido de la provincia de La Habana hacia el interior —porque algunas provincias tuvieron un año muy seco— fue más que lo que vino del interior para La Habana.  Si en el año 1966 se produjeron unos 5 millones de quintales de viandas, vegetales y granos y este año será ya de unos 7 millones, el próximo año —con los cultivos que se están haciendo, teniendo en cuenta que solamente, por ejemplo, de plátano hay ya 700 caballerías en esta provincia, los cultivos de malanga, los cultivos de papa que se están haciendo, los cultivos de vegetales que se van a hacer—, el próximo año esta provincia deberá producir unos 12 millones de quintales de viandas, vegetales y granos. 

De manera que en 1969 tendremos más del doble de la producción del año 1966 y del año 1967.  A nuestro juicio, 12 millones significa ya que la provincia no tiene que depender de los abastecimientos del interior del país y que podrá autoabastecerse plenamente de muchos de los renglones de la agricultura. 

En el futuro la provincia de La Habana se autoabastecerá completamente de leche, de queso, de mantequilla, de arroz; se autoabastecerá de frutas, de vegetales, de viandas.  Y no solo esta provincia se autoabastecerá de todos esos renglones sino que dispondrá de importantes excedentes para la exportación. 

En el año 1970 esta provincia producirá un millón de toneladas de azúcar.  Eso equivale a producir casi el doble de todo el azúcar que se consume en el país.  Y con el desarrollo de la ganadería, que ya va a tener un desarrollo impetuoso, esta provincia llegará a producir millones de litros de leche. 

Ahora la producción de leche en esta provincia no está limitada por las tierras; está limitada por el número de vacas lecheras.  Y hubo que sacrificar vacas tuberculosas, vacas con brucelosis.  Y las vacas no se multiplican como el café:  llevan un proceso natural más lento.  Pero incluso ya se está trayendo ganado no lechero para la provincia para con la inseminación transformarlo en ganado lechero.  Vendrán este año decenas de miles de vacas Cebú que, con la inseminación, producirán las F-1. 

Es decir, el ganado lechero se multiplica, pero para llegar más rápidamente al autoabastecimiento total de leche se están sembrando pastos y trayendo del interior ganado Cebú para mediante el cruzamiento producir la masa de vacas lecheras que necesita la provincia. 

Aspiramos a tener en 1975 no menos de medio millón de vacas lecheras en la provincia de La Habana.  Estarán dedicadas a la producción de leche unas 8 000 caballerías de las 35 000 de la provincia, ¡unas ocho mil caballerías destinadas a la producción de leche!  Y la provincia podrá autoabastecerse totalmente de leche, le sobrará.  Pero podrá también disponer de excedentes exportables de frutas, de vegetales, de cítricos, de azúcar, etcétera. 

Actualmente la provincia participa en la exportación de vegetales; actualmente la provincia participa considerablemente en la producción de tabaco de capa de calidad que se emplea en los tabacos torcidos para la exportación, además de los del consumo nacional.  De manera que con el esfuerzo que se está haciendo las 35 000 caballerías llegarán a estar en plena producción, y no solo autoabastecerá de todas las necesidades fundamentales a los 2 millones de habitantes de esta provincia, sino que además, repito, dispondrá de considerables excedentes para la exportación.  Y de esta manera la provincia de La Habana dejará de ser —como fue durante muchos años— una carga para el país, y se convertirá en una de las regiones del país que gracias a sus tierras, gracias a lo numeroso de su población y a su técnica tenga una participación más importante en el desarrollo económico, en el desarrollo técnico y en el desarrollo cultural de Cuba. 

De manera que este esfuerzo establece una situación de justicia, elimina una situación realmente de gravamen que existía en el país por parte de la capital, de manera que puede decirse que la capital del país era una región que vivía en cierto grado a expensas del resto del país. 

Esa situación se transformará con el trabajo de la población de esta provincia hasta eliminar completamente ese hecho y no solo eso, sino convertirse en uno de los baluartes del desarrollo económico de Cuba. 

Debemos hacernos el propósito de convertir en un jardín esas 35 000 caballerías de tierra de la provincia de La Habana, sembrando cada cosa en su sitio, dentro de lo posible —porque lógicamente puede haber un central no ubicado de una manera perfecta, pero ya el central está allí y lógicamente aunque esa tierra fuera mejor para otra cosa hay que sembrar naturalmente caña.  En nuestro país algunos centrales serán eliminados en el futuro, pero solamente aquellos que están en zonas demasiado onduladas y lomosas que no puedan ser mecanizadas; esos centrales si desaparecerán, puesto que nosotros tenemos que ir en la caña a la total mecanización, igual que estamos yendo en todos estos cultivos. 

De manera que el arroz quedará sembrado en las áreas del sur; el área del Cordón de La Habana será área de frutales y de café; las otras áreas onduladas y lomosas, sobre todo en los alrededores de La Habana, de tierras negras muchas de ellas serán las productoras de leche; las áreas de arcilla de Matanzas, de tierra buena con regadío, serán productoras de vegetales, de papas, de cítricos, de plátanos-fruta, de tabaco, de viandas, de cañas, productoras también de piñas —aunque las piñas no son tan exigentes con la textura del suelo, a veces se emplean algunos tipos de suelos muy pedregosos en el cultivo de la piña.  De manera que cada cultivo quedará en su sitio. 

Debe ser nuestro propósito más firme que un día cualquier persona pueda atravesar de un extremo a otro esta provincia y no se encuentra una pulgada de tierra subutilizada. 

Tiene que llegar el día en que todo esté produciendo algo.  Tiene que llegar el día en que todo esté como esa lechería modelo que se ha construido —que ustedes conocen porque son vecinas de ese centro— que es la lechería de Niña Bonita.  Eso de Niña Bonita cualquiera diría:  fue un nombre que inventaron ustedes...  Bueno, realmente había un lugar que se llamaba Niña Bonita, y ese nombre nos pareció el más apropiado para bautizar el plan de allí.  Y ya el nombre de Niña Bonita se convirtió también en una especie de marca, de un tipo, un modelo de lechería, que son las lecherías que se están haciendo con aire acondicionado, y se están haciendo varias de ellas para vacas de muy alta producción. 

Puedo decirles que por ejemplo allí las vacas con aire acondicionado están dando cinco litros de leche más diariamente que las vacas de calidad exactamente igual que no tienen aire acondicionado.  Ese es un dato muy interesante.  Y claro, hay que estudiar bien si se van a seguir haciendo de ese tipo.  También hay vacas que dan mucha leche, aunque menos, sin aire acondicionado.  Después habrá que hacer todas las consideraciones de cuántas se hacen y cuántas no se hacen. 

Nosotros más bien procuramos buscar los lugares altos, frescos, para las vacas Holstein, que requieren de un clima un poquito menos caluroso que nuestro clima medio.  Pero en el país no todos los lugares son igualmente calurosos, hay lugares que son más calurosos que otros.  Para los lugares más calurosos tenemos las F-1, que sin aire acondicionado ni nada producen bastante leche.  Pero para producir F-1 necesitamos tener ganado Holstein, hoy los producimos de las vacas Cebú, pero como las vacas Cebú no dan mucha leche, en el futuro produciremos las F-1 partiendo de las vacas Holstein.  De manera que necesitaremos una parte de la ganadería, una tercera parte, que tiene que ser Holstein para producir el reemplazo de las F-1.  Será más o menos una proporción de dos tercios de F-1 y un tercio de Holstein. 

Pues bien:  les decía que en ese centro de Niña Bonita ustedes ven allí la agricultura —y nosotros decimos que esa es la agricultura del año 80—, ustedes ven allí y no encuentran una sola pulgada subutilizada.  Están todas las áreas de pastos, todas las áreas de forraje.  Había una pequeña plantación de frutales allí, le faltaban muchas matas, se sembraron, y café dentro de los frutales.  A la orilla de los campos están las cortinas rompeviento de maderas preciosas.  De forma tal que allí la humedad del suelo se preservará mejor, y bien sea con riego o sin riego dispondrá la tierra de más agua, evitando las pérdidas como consecuencia del efecto secante de los vientos.  Es decir que tendrán más productividad esas tierras protegidas por las cortinas rompeviento.  Pero esas cortinas se siembran de maderas preciosas:  entre las maderas preciosas se siembra café, y a un borde las cortinas —para sembrar una planta más pequeña de manera que el efecto de la cortina sea mayor— se siembra una mata de limón criollo o una mata de tamarindo. 

De manera que ustedes no se encontrarán allí una sola pulgada de tierra sin usar.  Llegará el día en que también se siembre a la orilla de las carreteras —desde luego, no en la inmediata orilla, porque hay que tener en cuenta también la seguridad del tránsito por las carreteras—; pero no deberá haber una sola pulgada de tierra sin que esté produciendo algo.  Nuestro país no se puede dar el lujo de subutilizar la tierra. 

Ahora bien:  nuestro país, que es de tierra fértil, que posee magníficas condiciones climáticas, que tiene sol todo el año, que puede disponer de mucha agua porque llueve bastante —aunque llueve irregularmente:  hay épocas en que llueve más de lo necesario y otras en que no llueve lo necesario, por eso hay que almacenar el agua de la época de exceso de agua y poder disponer de ella en la época en que falta el agua—, con todas esas condiciones naturales nuestro país puede ser verdaderamente una taza de oro.  No la “isla de corcho” del pasado, que se decía que no se hundía a pesar de lo mucho que la saqueaba todo el mundo, la saquearon los colonialistas españoles, la saquearon los imperialistas yankis, la saquearon los politiqueros ladrones que se hacían millonarios a los pocos meses de estar en el gobierno, y sin embargo decían que la isla era de corcho, porque a pesar de todo la isla no se hundía.  Bueno, eso de que no se hundía estaba por ver, porque realmente nosotros creemos que esta isla estaba casi hundida a pesar de su “flotabilidad”, pero esta isla puede convertirse en una verdadera taza de oro. 

Sin embargo, para llevar a cabo ese objetivo de extraer de nuestros recursos naturales todas las riquezas potenciales de que es capaz, no alcanzarían nuestros brazos si trabajamos con los medios artesanales, con los medios antiguos, si seguimos con el machete, con la guataca, con el azadón.  Si seguimos abriendo zanjas con un pico y una pala y un tenedor no podríamos cultivar, no digamos ya el ciento por ciento de las tierras de este país, no podríamos cultivar buenamente ni el 10% de todas las tierras de este país. 

Por eso es necesario que nos mecanicemos, es necesario que empleemos al máximo las máquinas, que empleemos al máximo los herbicidas.  Desgraciadamente todavía no se conoce un buen herbicida para cuando la plantica de café está pequeña.  Se conocen buenos herbicidas, por ejemplo, para la piña, para la cebolla, para el arroz, incluso existen ya en producción industrial buenos herbicidas para la caña, pero todavía para el café cuando está pequeño no existe industrialmente un herbicida que nos preste toda la confianza y toda la seguridad de que pudiéramos el ruedo atenderlo con el herbicida.  Pero la técnica sigue avanzando en todas partes. 

Y llegará el momento en que muchos de estos cultivos puedan ser atendidos también con herbicidas. 

En el futuro la caña no se tocará:  se preparará la tierra con máquinas, se sembraría con máquinas, se fertilizará con máquinas, se mantendrá limpia de malezas con herbicidas con los cuales se puede utilizar el avión.  Desde un avión se mantendrán limpios de hierba los cañaverales, y se cortarán con máquinas.  ¡La mano del hombre no tocará la caña en un futuro! 

Incluso hemos dicho en más de una ocasión —y ya hemos hecho algunas pruebas, a algunos tractores a título de prueba se les han instalado ya cabinas con aire acondicionado.  Hay que tener en cuenta que muchas de estas máquinas se construyeron en países donde hay clima frío, que empiezan a preparar la tierra apenas terminado el invierno y que, sin embargo, aquí tenemos mucho sol y hay meses de mucho calor.  De manera que nosotros consideramos que será una necesidad de nuestros equipos agrícolas en un futuro contar también con el aire acondicionado. 

Desde luego, cuando tengamos regadío en todo el país, muchos cultivos ya no se harán en junio, julio y agosto, que son los meses de más calor y más lluvia, sino se cultivará en enero, febrero, marzo, abril, septiembre, noviembre, diciembre. 

Pero de todas maneras llegará el día en que nuestros equipos tengan cabinas con aire acondicionado. 

Es decir que quedan muchas cosas todavía.  No basta ya sustituir el trabajo manual por el trabajo mecanizado, hay que crear mejores condiciones en ese trabajo mecanizado.  Llegará el día en que muchos cultivos de grandes extensiones, como caña y arroz, ni siquiera haya operadores sobre los equipos; llegará el día en que se manejen electrónicamente brigadas, es decir, grupos, pelotones de máquinas, desde una cabina. 

Nada de esto es fantasía.  No se podría hacer en un minifundio, pero habrá muchos cultivos de grandes extensiones en que incluso el hombre no esté en un futuro sobre la máquina.  Y en materia de productividad, piensen en la productividad de un piloto que riegue herbicida sobre 1 000 caballerías.  Ese piloto está haciendo el trabajo prácticamente de 10 000 hombres, que limpien la caña con guataca. 

Con la productividad del trabajo lo que se puede lograr en volumen de producción es ilimitado.  Cuando se tiene un país de clima bueno como el nuestro, tierras buenas como las nuestras, es perfectamente obvio, perfectamente claro que empleando la ciencia y la técnica modernas con organización, con conciencia revolucionaria, con amor al trabajo, con la firme voluntad de barrer con la miseria que se acumuló durante siglos, con la firme voluntad de crear un país nuevo que pueda ser ejemplo para otros muchos países en el mundo, nosotros podemos realizar prácticamente todo lo que nos propongamos. 

Y con ese espíritu se está trabajando en todo el país.  Pero tenemos necesidad en esta región y en esta provincia de marchar a la vanguardia, porque aquí se acumula el mayor número de necesidades, aquí se acumula la mayor cantidad de población; tenemos también, por otra parte, bastante recursos humanos.  Y debemos proponernos convertir esta provincia en un jardín. 

Pero antes de que lleguemos a convertir toda la provincia en un jardín tendrá que estar convertido en un jardín el Cordón de La Habana; en los próximos meses todo sembrado, todo con sus cortinas rompeviento, todo limpio.  Ustedes serán las encargadas de mantener este Cordón como un jardín. 

Ya se ve y se puede apreciar el trabajo en grado considerable, pero alcanzará su mayor perfección ya en el próximo año, cuando todas las cortinas estén hechas, todos los árboles frutales plantados. 

Esta misma región, donde estamos ahora es área de cítricos.  No están plantados los cítricos porque las posturas todavía no tienen el tamaño adecuado.  Pero ya para la próxima primavera deberán estar creciendo todas las plantas, todo el café, todos los árboles frutales, todas las cortinas rompeviento, y ya con la ayuda de estas máquinas, de estas 110 máquinas —con otras 100 ó 110 máquinas más—, es justo esperar que con el trabajo entusiasta de ustedes en todo lo que pueda ser realizado con máquinas, se mantenga todo como un jardín.  De manera que sirva de aliento a la población de nuestra capital, sirva de estimulo, sirva de motivo de optimismo, sirva de confianza acerca de todo lo que el hombre trabajando con pasión, trabajando con organización, trabajando con espíritu de lucha, puede lograr y cómo puede transformar la naturaleza. 

Y en estos planes de nuestro país ustedes tendrán esa hermosa tarea de ayudar a convertir en un jardín el Cordón de La Habana. 

Esa es la consigna:  ¡Que el Cordón de La Habana sea un jardín y que ustedes sean las jardineras del Cordón de La Habana!  (APLAUSOS) 

¡Patria o Muerte! 

¡Venceremos!

(OVACION)

Compañeros estudiantes: 

 

Hace apenas cuatro años teníamos aquí frente a estas instalaciones, del lado de allá de la carretera, una pequeña escuela agrícola donde se enseñaba o se pretendía enseñar más de veinte especialidades agrícolas, si mal no recuerdo.  Era, por otra parte, prácticamente la única escuela agrícola que había en nuestro país. 

y recordamos —a la vez que nos asombramos de la rapidez con que marcha el tiempo, y aún más rápidamente los procesos— nuestra larga conversación con los estudiantes de aquella escuela para persuadirlos de la necesidad de especializar aquella escuela en los estudios de técnicas de caña y a la vez la conveniencia de que los institutos tecnológicos agrícolas fuesen instituciones especializadas. 

En aquel entonces comenzó un movimiento de organización de escuelas para la agricultura, que en la actualidad cuenta con un gran número de centros, pues en caña no solo tenemos este de Matanzas, sino que tienen ya también sus correspondientes institutos tecnológicos Las Villas, Camagüey y Oriente;  tenemos los institutos tecnológicos de ganadería en número crecido, de veterinaria, de forestal, de cítricos, de hidráulica y nuevos institutos que se van creando constantemente.  Y lo asombroso es como, al haber transcurrido cuatro años solamente, ya algunos de aquellos alumnos con los que hablamos aquella tarde con el propósito de que se especializasen en caña y una vez graduados fuesen a la producción, pero continuasen estudiando por correspondencia los estudios superiores, ya tenemos un buen número de aquellos compañeros que este año comienzan el cuarto curso de su carrera de ingenieros agrónomos y que son en este momento —constituyendo equipos de técnicos que están ayudando en los planes de caña—, sin duda, un núcleo donde se reúnen los compañeros que más experiencia tienen en el cultivo de la caña en nuestro país (APLAUSOS). 

Hay, naturalmente, algunos —contados— antiguos agrónomos que tienen grandes experiencias en caña.  Pero ya estos compañeros constituyen un contingente numeroso, y están participando destacadamente en el plan para los 10 millones de toneladas de azúcar (APLAUSOS).  Y algo a la vez sumamente alentador, y es que en el día de hoy se gradúen nada menos que 378 técnicos en caña (APLAUSOS).  De manera que este instituto ha formado ya 540 técnicos aproximadamente que, junto con los primeros cursos graduados en las otras escuelas, hacen ya un total de 701 técnicos graduados (APLAUSOS).  ¿Y qué significa 701 nuevos técnicos en caña?  Significa, sencillamente, pasar del cero a algo, significa que hemos dado un gran salto en este sentido, puesto que nadie vaya a imaginarse que nuestros campos estaban llenos de técnicos y de hombres con grandes conocimientos teóricos y prácticos de la agricultura.  Es una gran cosa, una formidable cosa que ya nuestro país en ese período de cuatro años pueda contar con 701 técnicos, los cuales a su vez están realizando estudios superiores.  Esto significa mucho para nuestro país. 

En esta misma provincia donde comenzaron a trabajar los primeros graduados de este instituto tecnológico, al cabo de dos años se podía apreciar cuanto había avanzado la agricultura cañera.  Tal vez muchas personas piensan que la agricultura es una cosa muy fácil y muy sencilla, puesto que actividades agrícolas han realizado los hombres desde que descubrieron que una semilla germinaba y se podía crear una planta.  Pero en realidad la agricultura moderna, la agricultura necesaria para satisfacer las necesidades de una población numerosa, y las necesidades de toda una población, es una agricultura que no es tan sencilla, es más compleja, y sus técnicas se han revolucionado considerablemente en los últimos tiempos.  La simple siembra de la caña, algo que vienen haciendo los cubanos desde hace siglos, comenzó en nuestro país por pequeñas plantaciones, en tierras completamente vírgenes:  desmontaban, sembraban la caña; el suelo no erosionado poseía gran fertilidad, puesto que durante miles de años tal vez no había sido nunca removida aquella tierra, con seguridad que no había sido nunca removida.  Y esas tierras eran más fértiles, pero desde luego los rendimientos eran necesariamente más pobres.  Cuando se comenzó a cultivar la caña de azúcar, los rendimientos eran de mucho menos de 10% de azúcar, pasaba algo similar que con la remolacha. 

Si mal no recuerdo, cuando se comenzó a cultivar la remolacha en Europa el porcentaje de azúcar que tenía la remolacha era un 5% ó 6% de azúcar; en los últimos 200 años los trabajos con la genética en la remolacha han logrado producir variedades de remolacha que tienen hasta el 19% de azúcar.  Lo mismo ocurrió con la caña:  de rendimientos del 6% ó el 7%, ya hay variedades de caña que en determinado momento tienen 14%, 15% y hasta 16% de azúcar.  Desde luego, las zafras son largas y las cañas no se cortan todas en la misma fecha, hay momentos que tienen más rendimiento que otros, aunque también se han ido desarrollando variedades, algunas de las cuales maduran más temprano y otras más tarde, pero de entonces acá las técnicas agrícolas han avanzado considerablemente, los rendimientos posibles se han elevado también mucho, las posibilidades con la fertilización, la irrigación, la preparación de la tierra, los cultivos, los herbicidas, son enormes.

En nuestro país anteriormente se cortaba la caña, y aun todavía se hace así, prácticamente todos los años.  ¿Qué significa eso?  Significa que hay que cortar 70 000, 80 000 caballerías, y cultivar todos los años cuando comienza la primavera 70 000 u 80 000 caballerías.  Como las cañas no estaban en terrenos de regadío, salvo unas pocas excepciones, ¿la caña cuándo había que sembrarla?  En primavera, cuando llovía.  Entonces había durante todos los meses de seca que estar preparando la tierra, mucha tierra preparada, y entonces apenas caían los primeros aguaceros empezar a sembrar precisamente en ese momento, que es el peor para la siembra.  De manera que en nuestro país había que sembrar las cañas en la primavera, todos los cultivos en primavera, porque había que esperar que lloviera, y a la vez había que comenzar a limpiar todos los retoños, a la vez había que cortar la caña todos los años, porque en muchos terrenos la caña no se puede dejar por dos años porque no resiste ese largo período en muchas regiones del país donde a veces ocurren sequías hasta de cuatro y de cinco meses. 

En el futuro la caña se cortará cada dos años, de manera que serán cañas de 20 meses, de 24 meses; las cañas nuevas tendrán de 17 a 18 meses, los rendimientos serán muy elevados.  Las cañas no se sembrarán en los meses de mayo, ni junio, ni julio. 

Ustedes saben los enormes trabajos que este mismo año de mucha lluvia ha tenido que pasar el pueblo llevando a cabo los planes de caña, porque si no se puede sembrar en enero, en febrero, en marzo, en abril, hay que esperar que llueva; las tierras están preparadas, caen grandes y generales aguaceros, no se puede surcar, no se puede emplear una máquina para sembrar, crece la hierba a mucha más velocidad que la caña, y el trabajo que se acumula es enorme, sin poderse usar siquiera las máquinas.  En el futuro se sembrarán las cañas en enero, en febrero, marzo, abril, quizás algunas cañas en septiembre, noviembre y diciembre.  Habrá que cortar la mitad de la superficie de lo que se corte ahora, posiblemente menos de la mitad.  Se calcula unas 110 000 caballerías para la zafra de los 10 millones, que habrá que cortar.  Esperamos lograr rendimientos en las cañas nuevas tan altos que no sea necesario cortar las 110 000 caballerías.  Pero para producir 10 millones de toneladas de azúcar hay que cortar unos 7 200 millones de arrobas de caña.  Siete mil doscientos millones de arrobas de caña se pueden producir en unas 35 000 caballerías de caña, siempre y cuando estas cañas sean de regadío, estén muy bien cultivadas, bien fertilizadas, sean las variedades adecuadas y tengan además de 18 a 24 meses de edad.  ¿Qué significa esto?  Que en el futuro solo habrá que limpiar unas 20 000 caballerías de caña y sembrar unas 15 000 caballerías de caña todos los años, que habrá que sembrarlas y se podrá sembrar en los meses de seca porque tendremos ya en el año 1973 casi toda la caña en áreas de regadío, de manera que nos independizamos de los aguaceros, de la primavera, para realizar esos trabajos.  Se hace mucho más cómodo sembrar unas 15 000 caballerías de caña en esos meses, con 150 caballerías en 100 días y este año hay días en que se han sembrado 400 y un día en que sembraron más de 500.  De manera que sembrando 150 caballerías, vamos a poner más, 200 caballerías en 100 días, no es un trabajo fuerte, sobre todo cuando se hace en período de seca, no como ahora que tienen las tierras listas, llueve tres días, como ha llovido en Matanzas, no pueden sembrarlas y tienen que esperar; después tienen que esperar que oree el terreno para poder surcar, las máquinas están paradas puesto que no pueden trabajar.  Es decir, que hay un sinnúmero de inconvenientes. 

De manera que se revolucionará completamente en nuestro país toda la técnica de cultivar la caña y de producir el azúcar:  se sembrará en seca, habrá que cultivar prácticamente la cuarta parte de la caña que hay que cultivar ahora.  Ahora hay que cortar caballerías con 40 000, 50 000 arrobas y limpiarlas; en el futuro se limpiará una caña que se cortará a los 24 meses con 200 000 ó 250 000 arrobas.  Cualquiera comprende cuánto se simplifica el trabajo.  Si a esto se le añade que en el futuro con herbicidas se mantendrán limpias las cañas, con máquinas se cosecharán las cañas, con elementos que ya se conocen, con una máquina que ya existe —y que el único problema ahora consiste en fabricarla en los próximos años en las cantidades suficientes—, se hará la preparación de tierra toda a máquina, en período de seca controlando las aguas mediante el regadío; se sembrarán con máquinas, se cultivarán prácticamente con herbicidas desde avión, no entrará un hombre en un cañaveral, y se cosechará con máquinas.  De manera que si se necesitan para 10 millones unas 400 000 personas cortando caña, o tal vez un poco más porque no todo el mundo promedia 100 arrobas o 120 arrobas, en el futuro unas 10 000 ó 12 000 personas cortarán toda la caña con máquinas.  Quedará la caña en las montañas, que se irá bajando para el llano, desactivando los centrales que se encuentran en zonas montañosas y aumentando la capacidad correspondiente en las regiones llanas.  Eso se hará de 1970 a 1975, para ver si en 1975 está toda la caña absolutamente mecanizada.  Produciremos de una manera incomparablemente más fácil los 10 millones de toneladas de azúcar.  Eso no quiere decir que esa sea la única caña que se cultive y se coseche en el futuro en Cuba.  Después de los 10 millones de toneladas de azúcar seguirá creciendo la caña, pero para otros usos que no es el azúcar; pero se hará también con irrigación y con la mecanización. 

Ahora bien, cuando se trata de preparar la tierra para producir 250 000 y hasta 300 000 arrobas por caballería, hay que tener conocimiento cabal del suelo:  qué tipo de suelo, qué tratamiento hay que darle, qué niveles de fertilización, qué profundidad debe tener el surco, qué tipo debe ser la semilla que se siembre, limpia de plagas, de la edad correspondiente para que germine con la mayor rapidez.  Eso en primer lugar.  El riego de la caña requiere conocimientos técnicos, cálculos, estudios del grado de humedad.  En fin, una serie de elementos de juicio, de información y de conocimientos que no los tiene cualquier persona. 

Además, el uso del herbicida es todavía más complicado.  No hay un solo tipo de herbicida.  Hay un herbicida para los terrenos muy pesados, otro herbicida para los terrenos muy ligeros, un herbicida que se aplica antes de la siembra, un herbicida que se aplica después de la siembra; tiene que emplearse en las cantidades exactas; tiene que poseer el suelo un grado de humedad determinado.  De manera que a cualquiera no se le puede encargar de 100 caballerías de caña y decirle:  aplíquele toda la técnica —no ya 100, 10 caballerías de caña—, aplíquele todas las técnicas adecuadas al suelo, adecuadas a la variedad, adecuadas a los herbicidas.  En fin, todas esas cosas requieren conocimiento. 

Si nosotros no tenemos en el pueblo miles de técnicos en caña no podemos llegar a este tipo de agricultura moderna.  Igual que en la caña pasa con el arroz, con los cítricos, con el café, con las viandas, con el ganado, con todo. 

Es decir que un país que quiera disponer en abundancia prácticamente absoluta lo que quiera —y nuestro país por las condiciones de clima, por sus condiciones de suelo, puede llegar a tener en abundancia todo lo que quiera—, para ello hacen falta como cuestión muy importante dos cosas:  primero los conocimientos técnicos; y, segundo, las máquinas y los equipos y las materias primas pertinentes para poder aplicar esa técnica. 

Por ejemplo, para regar pues hay que hacer infinidad de trabajos.  Ha habido que estudiar en el país todas las aguas subterráneas, ha habido que estudiar todas las cuencas de los ríos, cuánta agua corre como promedio por cada río, qué lugares sirven para hacer las presas, qué cantidades de agua se almacenan, cuánto llueve en cada región del país, cuánto se evapora, toda una serie de estudios que nadie sabía aquí.  Porque aquí en el país solo había un embalse, Charco Mono, de 6 millones de metros cúbicos de agua, para darle agua a Santiago, y la presa del Hanabanilla, que no estaba terminada.  ¿Y saben cuánto necesita la agricultura que aspiramos a desarrollar?  Unos 15 000 millones de metros cúbicos. 

De manera que la Revolución ha tenido que realizar hasta los estudios más elementales que esta cuestión requiere, como es el agua que corre por cada río o la ubicación y caudal de las cuencas subterráneas.  Cualquiera dice:  hacer una represa es fácil, echar tierra allí en el cauce del río y aguantar el agua, esa cosa que hacen los niños jugando en la bañadera de su casa.  Pero en realidad hay que hacer estudios de la cuenca hidráulica, estudios geológicos, de la arcilla, estudio de la resistencia física de esa arcilla, muchas veces hay que hacer inyecciones en la roca para evitar las filtraciones, hay que calcular la resistencia con un margen de seguridad sobrado para que aunque llegue un Flora no se vaya la presa, porque en nuestro país donde a veces se producen esos tremendos ciclones con descomunales aguaceros hay que tener normas de seguridad muy grandes en las presas.  Y todo eso requiere proyectistas, ingenieros, geólogos, operadores de equipos, jefes de obras.  Nadie se imagina la cantidad de técnicos y de personal capacitado que se necesita para hacer todas esas cosas.  Por lo general la mayoría de las personas ignoran cuál es la complejidad de todas esas cosas, y muchos incluso parecen olvidar que en nuestro país no había nada de eso, ninguno de esos tipos de técnicos de caña, ni de suelo, ni de presa, ni geólogos, ni nada, porque aquí este país vivía de dos cosas:   400 000 obreros cortando caña y el resto de la gente viviendo de esa caña, en el “timbiricheo”, en el negocio, en el cambio para acá, para allá, todas las cosas esas; es decir, no estaban en la producción de bienes materiales.  Casi todo se importaba.  Y trabajaban 400 000 personas en la caña.  Con eso se producían las riquezas fundamentales del país, todo lo demás se traía y se repartía, según los privilegios, clases, etcétera, etcétera. 

Y desde luego que esa era una realidad, y no se desarrollaba ningún tipo de los conocimientos que hoy tanto se necesitan:  algunos pocos que sabían algo no eran precisamente de las familias más pobres, no eran los hijos de los obreros azucareros, eran por lo general los hijos de las familias más pudientes.  Y lógicamente, como la Revolución no podía preservar aquellos privilegios, muchos de ellos inconformes, insatisfechos, se marcharon.  Y era lógico:  no se podían adaptar, ni mucho menos, a una revolución.  Y la revolución había que hacerla, porque si no se hacía la revolución terminábamos aquí devorándonos unos a otros.  Cualquiera comprende eso perfectamente bien (APLAUSOS). 

Con esto les quiero dar a entender la importancia que tiene la formación de los cuadros técnicos en todos los cultivos.  Ahora bien, nuestro país tiene una superficie de unas 800 000 caballerías y llegará a disponer, entre pastos y cultivos, de cerca de medio millón de caballerías; el resto estará comprendido en las tierras que ocupan las ciudades, las instalaciones industriales, los mogotes que no se pueden cultivar, los embalses de agua que ocupan caballerías de tierra, los caminos, y las áreas forestales.  Debemos irrigar aproximadamente 300 000 caballerías de tierra. 

Ese es el enorme esfuerzo que se está haciendo ahora, construyendo embalses por dondequiera y perforando por dondequiera.  Con muchos esfuerzos el país ha reunido equipos para poder hacer eso, con muchos esfuerzos y muchos sacrificios para el país.  Si lo hubiéramos gastado en otras cosas no resolvíamos ningún problema.  Esto explica por qué en estos años han tenido que faltar muchas cosas, porque era mucho más importante resolver con carácter definitivo los problemas del futuro del país.  Muchas veces los que viven a la orilla de la carretera habrán visto cuantos cientos de máquinas de todo tipo han estado en los últimos meses recorriendo este país, marchando hacia los respectivos frentes de trabajo:  drenajes, embalses, buldoceo, caminos y carreteras, en fin construcciones agropecuarias de todo tipo. 

De manera que nuestro país, con la técnica y con las máquinas, podrá producir en abundancia absoluta, ¡abundancia absoluta!, todo lo que necesite, no solo para la alimentación, sino también el vestido, el calzado, la asistencia médica, la educación, la vivienda, la electrificación, en fin tiene los recursos naturales suficientes para que, trabajando el pueblo, con la ayuda de la técnica y con la ayuda de las máquinas crear realmente una abundancia de alimentos por habitante como posiblemente no ha creado ningún otro país y sentar sobre bases muy sólidas el desarrollo económico y social de la nación. 

Esas son posibilidades reales que ya se perciben. 

Ahora, de la ignorancia no podíamos sacar nada.  ¿Alguien cree que de la ignorancia se podía sacar algo?  La ignorancia es uno de nuestros más terribles males en todos los órdenes. Es la ignorancia lo que hace que mucha gente sea descuidada en sus obligaciones, en sus trabajos, hagan las cosas al revés. Nos encontramos infinidad de gente haciendo las cosas siempre al revés, personas indolentes, personas que no le dan mucha importancia a si creció la hierba o no creció, si le aplicaron o no el fertilizante, si se lo aplicaron tarde o se lo aplicaron temprano; en fin, montones de cosas que hay que hacerlas con precisión, con regularidad, en el momento adecuado, en todas las actividades. 

Baste decir que muchas veces tenemos personas que todavía no tienen sexto grado administrando importantes centros, administrando granjas, administrando unidades de producción, administrando fábricas.  Gente llena de buena fe, gente llena de honradez, gente deseosa de actuar bien.  Pero el nivel falta, ¡señores!  Y no hay nada más terrible que la ignorancia.  De la ignorancia no se saca nada.  Y quizás la más extraordinaria cosa que ha hecho la Revolución en estos años —aparte de la epopeya de este país a 90 millas de Estados Unidos, de haber podido mantener su independencia, de haber podido mantener su Revolución— es la batalla que se ha estado librando contra la ignorancia, el gigantesco esfuerzo que se está haciendo, que ya empieza a producir los primeros frutos.  Y no puede dejar de producirnos a todos mucha satisfacción ver los resultados, por ejemplo, de esta escuela, para citar un ejemplo:  el que se hayan graduado más de 500 técnicos en caña.  ¿Dónde están esos compañeros?  Algunos están de profesores aquí, otros están en las universidades —que se van a preparar algunos para profesores en las universidades, de los nuevos contingentes de estudiantes—, otros están en los centros de investigación científica, otros están en los equipos de técnicos, ayudando en los planes de caña en las provincias.  Ahora recibirán el extraordinario esfuerzo que significa esta graduación. 

Y hay que decir, además, que los compañeros salidos de esta escuela han dado magnífico resultado y son extraordinariamente apreciados en todas partes (APLAUSOS), no obstante que, como ustedes ven, son compañeros extraordinariamente jóvenes.  Acaban de recibir el certificado y ahora es que empezarán a acumular su mayor cantidad de experiencias en la práctica diaria, con los problemas, estudiando en las universidades, en los laboratorios, en los campos de caña, observando todo lo que ocurre; tendrán que enfrentarse ahora a las realidades, tendrán que ver por muchas partes la ignorancia.  Desde luego eso no será razón para que desprecien a los otros, porque muchos de esos hombres también hubieran podido ser técnicos si en su época hubiera habido una revolución, si en su época hubieran podido ir a la escuela. 

Es muy importante que los compañeros vayan con humildad, con mucho respeto para todos los demás, con mucho respeto para los trabajadores y los demás que no han tenido la oportunidad de estudiar; no ser autosuficientes con ellos, ser compañeros, explicarles las cosas, comprender cuánto hay de ignorancia en los demás y comprender a la vez que como cada año serán más y más los que se gradúen, llegará el tiempo en que en el campo no haya nadie que no sea un técnico, llegará el tiempo en que en el campo no haya nadie que no sea un técnico. 

Si calculamos los técnicos que se graduarán en los próximos 12 años, en general:  técnicos agrícolas, industriales, maestros, asciende a la suma aproximada de 800 000.  Piensen que este país dentro de 12 años tendrá 800 000 técnicos de este nivel en todas las esferas de la actividad social.  Un poco más...  Y al hablar de un poco más todo depende de los años.  Cuando ya se va teniendo un poco más de años pues ya no se puede hablar muy lejos, pero por ahí había unos niños encantados oyendo las salvas de artillería y divirtiéndose muchísimo, que tienen tres y cuatro años y que dentro de 32 años serán más jóvenes de lo que somos muchos de nosotros hoy, de manera que alcanzarán el año 2000 sin problemas.  Para esa fecha un cálculo elemental permite afirmar que habrá unos 3 millones de técnicos de ese nivel y más de 4 millones estudiando. 

De manera que en el futuro toda la sociedad tendrá conocimientos técnicos.  Y no podrá ser de otra manera porque la técnica avanza a una espantosa velocidad, es una incesante revolución difícil de seguir.  Y la sociedad que en el futuro todos sus miembros no adquieran esos conocimientos se quedará rezagada, estará llamada a ser una sociedad subdesarrollada; a la vez que una nación que hace lo que nosotros hacemos hoy está llamada a ponerse prácticamente en vanguardia entre los demás países subdesarrollados del mundo porque, a pesar de la espantosa necesidad de técnicos que tienen, en ningún otro país subdesarrollado —bajo las condiciones del feudalismo que existe— puede desarrollarse ningún programa para resolver los problemas, como no se podían desarrollar en Cuba anteriormente, y aun a los países capitalistas adelantados los rebasaremos un día, porque allí no se estudia para las necesidades, allí no existe una economía planificada a largo plazo; no es como nosotros que podemos calcular cuáles son los técnicos que necesitamos para 1980, cuántos ingenieros de un tipo, cuántos de otro, cuántos maestros, cuántos profesores para satisfacer las necesidades de toda la sociedad y la posibilidad de que todos los jóvenes estudien, de manera que en un futuro toda la sociedad será técnica, la mayor parte del trabajo será intelectual:  las máquinas, la química, los procesos automáticos harán casi todo. 

Pero para poder dominar esos tremendos avances y descubrimientos de la ciencia hace falta técnica, y ya ustedes ven cómo un técnico puede hacer cosas, puede manejar un cañón, puede ser un soldado, puede manejar un lanza-cohetes múltiple, puede manejar un tractor, puede manejar una técnica, puede hacer un trabajo manual, puede hacer un trabajo intelectual.  De manera que la sociedad marcha, nuestro país, nuestra sociedad marcha inexorablemente hacia un futuro no tan lejano en que toda la población adquirirá esos niveles técnicos y seguirá realizando estudios superiores; esos estudios ya no los harán en las universidades, sino como ustedes:  van a la producción y al mismo tiempo estudiarán.  ¿Cómo se ha podido hacer eso?  ¿Cómo han podido salir magníficos técnicos?  Así ocurrirá en el futuro con todas las actividades. 

Para nosotros esta escuela tiene muchas cosas importantes:  fue la primera escuela donde se estableció ese sistema de que el joven se graduaba de técnico y después iba a la producción y seguía realizando los estudios superiores universitarios. 

Ese plan ha marchado perfectamente bien y marchará con mucha más facilidad, mientras más técnicos haya, se podrá disponer de más tiempo para estudiar y más personas capaces de ayudar en el desarrollo de los correspondientes estudios.  Además, ha sido la primera escuela    —junto con la “Thaelmann”, y no recuerdo ahora exactamente cuál otra, y “Hermanos Gómez”— donde se introdujo el sistema del estudio y el Servicio Militar simultáneamente (APLAUSOS). 

Ciertamente que nos producía una gran satisfacción ver cómo estos compañeros se han graduado, con un buen nivel, niveles que se irán mejorando año por año, que van a realizar ya su estudio universitario, que van a participar en la producción, que han hecho su servicio militar, que le han prestado al país el servicio de estar aquí en guardia permanente, constituyendo una de las mejores unidades militares de la defensa de esta provincia (APLAUSOS); compañeros que por sus conocimientos asimilaban inmediatamente la técnica compleja, rápidamente, más de lo que lo puede asimilar un contingente de jóvenes que tenga un primer grado, un segundo o un tercer grado, o analfabetos, como ocurre en muchos casos con el servicio, a quienes cuesta tremendamente enseñarlos o no se les puede nunca enseñar cómo se maneja un aparato de esos, en que hay que hacer cálculos aritméticos y matemáticos, geométricos y toda una serie de cálculos, y cosas incluso más sencillas cuesta más trabajo explicarlas; cómo ellos nos pueden prestar ese servicio al país, cómo están preparados, cómo en cualquier caso de necesidad con sus conocimientos se incorporan inmediatamente a la unidad que les asignen y cómo no han significado pérdidas de tiempo en absoluto estos años; cómo las familias vienen aquí llenas de alegría a ver que su hijo ha cumplido una importante etapa ya en su vida, que ha adquirido un conocimiento que es un triunfo, un triunfo de la inteligencia, un triunfo de la voluntad, un triunfo de la educación, un triunfo de la influencia positiva de la familia, de la Revolución, de las ideas nuevas, de todos; y cómo esos han sido no años perdidos sino años ganados.  Y nosotros aspiramos a que en un futuro todo nuestro ejército sea un ejército de cuadros y esté integrado —toda la masa fundamental de los que manejen la artillería, la infantería y otros servicios compatibles con el estudio—, por estudiantes de los institutos tecnológicos.  De manera que el servicio vaya desapareciendo, y quede para aquellos que teniendo 17 y 18 años se quedaron en tercer grado, segundo grado, cuarto grado, o primer grado, o cero grado, porque los hay —parece mentira pero los hay—, que se quedan en cero grado todavía a estas horas. 

Alguna gente en este país que no sepa leer y escribir, esa es la vergüenza más grande que a mi juicio pueda tener nadie.  Yo recuerdo que cuando era muchacho vivía en un lugar donde el 80% era analfabeto y aquel 80% vivía avergonzado, a pesar de que era la inmensa mayoría.  ¿Cómo se sentirá hoy el que no sepa leer y escribir, cuando él es uno entre 50 ó uno entre 40 y antes eran 8 entre 10?  Me imagino que si hay un mínimo de vergüenza debe ser algo muy desagradable para cualquier persona no saber leer ni escribir, porque si se descuida, ¡pues figúrense!  Uno de los medios de comunicación que el hombre emplea sobre todo los muchachos jóvenes es la escritura, porque les escriben a las novias, a la familia (RISAS).  Y así, compañeros, todavía se dan estos casos. 

Pero, desde luego, ha avanzado enormemente la educación; ya tenemos 1 740 000 estudiantes desde el primer grado hasta la universidad, 1 740 000:  en primer grado 360 000; en sexto grado 110 000.  ¿Ustedes saben lo que son 110 000 en sexto grado?  Casi 100 000 entrarán en enseñanza secundaria el próximo año.  Ahora calculen dentro de seis años —no falta tanto, los años está demostrado que corren, y a veces rápido— los trescientos y tantos mil de primer grado en la medida en que se perfeccione la educación, nuestras escuelas y nuestros maestros, cuántos de esos irán a estudiar secundaria, más de 200 000, suponiendo todavía muchas imperfecciones en nuestro sistema educacional.  Entonces llegará un momento en que tendremos cientos y cientos de miles en todos los niveles de la enseñanza media y superior. 

Pronto se discutirá la ley de la enseñanza obligatoria para todos los muchachos, hasta el título equivalente a preuniversitario.  En el futuro no habrá preuniversitarios como hoy, sino institutos tecnológicos de ciencias, el que va a estudiar medicina, biología.  En fin, que queda todavía esa separación, instituto tecnológico, preuniversitario, porque en definitiva debe salir todo el mundo preparado, tener una educación amplia, una cultura amplia, y ya cuando tengan conocimientos de cierta especialización...  Porque el que va a estudiar medicina estudiará en los hospitales, en el futuro en las universidades irán a cursos de posgraduados, pero cuando tengamos 10 000, 20 000 técnicos en el campo ya no estarán estudiando en la universidad, como estos compañeros que se graduaron aquí que han sido los pioneros en ese sistema y que han demostrado que eso es posible, que han demostrado que se puede terminar a los 19, 20 años, ir a la producción y continuar los estudios superiores, aparte de que ellos han estado estudiando, participando en la producción, sirviendo al país con las armas, sin contar que ya los muchachos aquí desde la secundaria básica participan también en la producción. 

Como va una masa tan grande para la secundaria estamos apurados haciendo secundarias básicas, pero no en las ciudades; aspiramos a que en un futuro el país cuente con suficientes instalaciones para que todos los niños de la escuela primaria desayunen, almuercen y coman en la escuela y vayan a dar lata a su casa por la noche, si les quedan energías, aunque a los muchachos les sobra.  Después las escuelas secundarias estarán ubicadas en regiones del campo, donde ya se combinará el trabajo y el estudio; después el instituto tecnológico, hombres y mujeres, y allí harán el servicio; y después cuando salen del tecnológico, 19 ó 20 años, van a la producción y continúan realizando estudios superiores. 

En un futuro alrededor de cada fábrica, de cada plan agrícola estará la facultad obrera, como han hecho los compañeros graduados de este tecnológico, que los hechos han demostrado que eso es posible, y un día no serán 30 000 los estudiantes universitarios, serán 300 000 ó 400 000, todo el mundo, ¡todo el mundo!  Y esto no es un capricho, es una necesidad de la época contemporánea, y una necesidad tanto mayor cuando se trata de un país que tiene que dar enormes saltos para salir del atraso, una necesidad tanto mayor cuando se trata de un país pequeño en un mundo donde la ciencia y la técnica se revolucionan incesantemente.  Esas revoluciones le han traído a la humanidad grandes beneficios.  En la medicina el descubrimiento de los antibióticos y otra serie de medicamentos no se sabe cuántas vidas han salvado; ya muchas de las enfermedades que antes diezmaban a la población no existen, son rápidamente controladas, y van quedando otras contra las cuales lucha también la ciencia, y ya se llega a operaciones que antes parecían inconcebibles, y ya se ha llegado hasta el trasplante del corazón.  La cirugía avanza, la medicina avanza.  En todos los campos la productividad se desarrolla; la televisión, por ejemplo, es un avance enorme.  ¡Cuánto ayuda la televisión en la educación!  Un buen profesor puede enseñar simultáneamente a decenas de miles de personas.  Es decir, que se puede ir perfeccionando todo, y lo mismo en todos los campos, la ciencia ha ido creando maravillas; también puede hacer daño al hombre, porque ha creado procedimientos, todos esos adelantos científicos y técnicos que mal empleados pueden causar grandes daños a la humanidad.  Luego en los tiempos contemporáneos un pueblo como el nuestro tiene imperiosa necesidad de priorizar el estudio, la preparación, la educación, y yo creo que eso ya cada vez se comprende más, y ustedes lo comprenden perfectamente bien. 

En cuanto a los compañeros que se gradúan, ya van a trabajar en una de las ramas más importantes de nuestra economía, que es la caña de azúcar.  De la caña saldrán los 10 millones de toneladas, pero de la caña en el futuro saldrán muchas más cosas.  Ya de la caña salen proteínas, de la caña puede salir leche, huevos, pollos, cerdos, utilizando sus productos como alimento animal.  De la miel final se produce ya, por procedimientos de fermentación, proteínas que, combinadas con el azúcar, constituyen parte importantísima de alimentos de aves.  Es decir que nosotros en el futuro tendremos más caña todavía, pero ya no para azúcar sino para la producción de mieles, principalmente con destino al consumo animal.  No hay caballería de maíz ni de ningún otro cultivo que pueda competir en nutrientes con una caballería de caña.  La caña deja además los subproductos.  El cogollo en estos años ha ayudado mucho en la alimentación del ganado; el bagazo, otro subproducto importantísimo, materia prima para un artículo como es el papel, cuya demanda crece en todo el mundo.  Hoy el bagazo se utiliza como combustible; en el futuro se utilizará para hacer pulpa de papel, con un valor muy superior.  En el futuro tendrá que ser sustituido eso por otro combustible y emplearse el bagazo en la producción de pulpa.  De manera que la caña será siempre uno de los renglones más importantes de la economía del país. 

Nosotros debemos ser el país que tenga las más altas técnicas en caña, por nuestro clima, por nuestra industria cañera, por nuestra tradición cañera, las técnicas más elevadas en cultivos, la más alta productividad de caña y de azúcar por caballería; nosotros debemos ser el país que tenga las variedades mejores.  Ya afortunadamente en nuestro país se han desarrollado algunas variedades magníficas, ejemplo de ello es la Cuba 87-51, una caña que en algunos campos tiene ya hasta 11% de azúcar, en septiembre; otros campos de la misma variedad tienen 9%, 8%, 7%, 6%.  Esto permite empezar zafras con una variedad que tiene por lo menos el 10% de promedio en el mes de noviembre.  Se alarga el tiempo de molienda en los centrales.  Antes teníamos prácticamente la POJ 28-78 fundamentalmente, y la famosa POJ era con la que había que hacer la zafra; pero la POJ en noviembre, en diciembre y en enero tiene muy poca azúcar.  Ya en este mismo plan para los 10 millones toda la caña que se siembra es de variedades de alto rendimiento en caña y en azúcar, muchas de ellas de madurez muy temprana, para poder empezar a hacer la zafra con caña de alto rendimiento en azúcar ya desde noviembre. 

Hay magníficas variedades de caña, y en los centros de investigación se sigue tratando, mediante combinaciones y cruzamientos, de obtener cañas todavía más productivas, de más azúcar, con las características que nos interesa.  Hay que producir cañas que resistan enfermedades, cañas que sirvan a la mecanización, cañas que tengan altos rendimientos en caña y en azúcar; en fin, todas esas cosas tenemos que lograrlas.  Es un tipo muy interesante de cultivo. 

Los compañeros se van a integrar precisamente al frente donde hoy se está librando la más importante batalla económica del país:  la zafra de los 10 millones; ellos ya pueden participar en el plan de cultivo, si no han podido participar en lo que se ha estado haciendo de siembra hasta ahora; es muy importante el cultivo y la atención a las cañas de retoño el año que viene, aunque el grueso de las cañas para 1970 será caña nueva, toda la que se está sembrando este año.  Este año se están sembrando más de 30 000 caballerías de caña, este solo año, desde el primero de enero al 31 de diciembre.  Pero están todos los retoños.  Posiblemente el año que viene, sea un año seco, pues suelen alternar los húmedos y los secos.  Esto significa que el cultivo es muy importante, la limpieza importantísima, enterrar el fertilizante importantísimo, aplicarlo en el tiempo más oportuno, de manera de aprovechar cada gota de agua que caiga sobre los cañaverales, y ya en eso los compañeros pueden participar, tomar parte de una batalla que se ha convertido en una batalla histórica importantísima para nuestro país. 

Sinceramente debemos decir que nos sentimos satisfechos de este instituto tecnológico, nos sentimos muy satisfechos de sus resultados, del trabajo de los compañeros que han salido de este centro, de la actitud de los compañeros, de su disciplina, su estricta disciplina, su estudio, su comportamiento.  Y por eso, de todo corazón, compañeros, realmente ustedes merecen que los felicitemos, así como también a los profesores y dirigentes de este centro. 

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos! 

(OVACION)

DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS