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El médico de la familia: los precursores

Margarita Pullés fue médico de la familia en la Sierra Maestra, y por ese camino llegó al nternacionalismo.
Margarita Pullés fue médico de la familia en la Sierra Maestra, y por ese camino llegó al nternacionalismo.

Casi 35 años han pasado desde la creación del programa del médico de la familia –conocido al principio como el médico de las 120 familias–, creado a iniciativa y seguimiento continuado de Fidel en la barriada de Lawton en 1984, y que sería pronto una institución experimental que cubriría todo el país.
 
Al cabo fue uno de los hechos más trascendentales, como antecedente de las brigadas médicas cubanas que han prestado y prestan servicio en lugares muy lejanos de la Isla de Cuba, e incluso en condiciones de extrema peligrosidad frente a los embates de la naturaleza.
 
Andar por terrenos difíciles, en su mayoría montañosos, donde habrían de ejercer su profesión, fue una práctica sui géneris entre los jóvenes recién graduados que formaron parte de la noble institución del médico de la familia en la Sierra Maestra; el propio Fidel indicó, incluso, la ubicación, en los inicios, en territorios de las provincias de Santiago de Cuba y Granma y, de aquellos, los de más difícil acceso geográficamente.
 
Vale recordar, más ahora, a esos pioneros, cuando se reconoce la labor excepcional de los médicos que acaban de regresar de Brasil luego de verdaderas hazañas humanas realizadas en sitios excepcionalmente complejos. Ellos tuvieron una simiente: el médico de la familia en la Sierra Maestra.
 
En un prólogo del escritor cubano Lisandro Otero, a tenor con el surgimiento de esta modalidad asistencial en la Sierra Maestra, el gran reportero y novelista, premio nacional de Literatura, ya fallecido, escribió: «...fue Hipócrates quien en su juramento de honor condicionó la práctica del arte de la Medicina al beneficio de los pacientes. En su código ético se subrayaba la obligación del médico con la floración de la vida (...). Casi dos mil quinientos años después puede leerse en un reportaje  –se refiere al del médico de la familia en la Sierra Maestra– que este participa activamente en la vida de la comunidad, disfruta de los éxitos, sufre de las contradicciones... se convierte en el mejor amigo de la familia...».
 
Eso es lo que han experimentado, como muchos lo han dicho, los médicos cubanos que han regresados de misiones en lugares lejanos y complejos.
 
Entre los que por primera vez ejercieron como médicos de la familia en la Sierra Maestra, comenzando como está dicho, por Santiago de Cuba y Granma, muchos también formarían parte de contingentes internacionalistas.
 
Vale mencionar, por ejemplo, a la doctora Margarita Pullés, una de los primeros 28 que se estrenaron como médicos, en su caso en San Antonio, municipio de Buey Arriba, Granma. Ella, como otros de sus compañeros, formaron parte de la primera brigada que fue a Venezuela y ejerció durante tres años su labor en Maracaibo, Zulia.
 
O el doctor Graciliano Díaz Bartolo, de igual manera en los Andes bolivianos, y para no hacer larga su historia en tantas otras brigadas, en el contingente que combatió el Ébola en África; apenas dos ejemplos.
 
De la doctora Pullés supimos que se reintegró, igual que Graciliano, a su dispensario y que este sufrió embates del ciclón y otras contingencias. Viven hoy, al igual que otros muchos de los pioneros, modestamente, en las provincias donde nacieron, y no solo ejercen su profesión, sino que también han alcanzado grados científicos.
 
Por cierto, el doctor Graciliano Díaz Bartolo fue uno de los médicos santiagueros, si no el que más, que interesó por su labor específica a un grupo de destacados científicos norteamericanos que recientemente visitaron la Ciudad Héroe de Santiago de Cuba, para intercambiar con colegas del programa científico que desarrolla la revista Medic Review, que lleva 20 años de existencia.
 
Pero fue un singular objeto de su interés, para ellos sorpresivo, el desarrollo desde sus inicios como médicos de la familia en zonas rurales apartadas de las provincias orientales, por sus características geográficas y obviamente complejo desplazamiento.
 
Cuba cuenta para una población de más de 11 200 000 habitantes, con:
 

  • 450 policlínicos
  • + de 10 800 consultorios del médico y la enfermera de la familia
  • 150 hospitales
  • 12 institutos de investigación
  • 2 500 farmacias
  • 131 hogares maternos
  • 287 casas de abuelos
  • 150 hogares de ancianos
  • 13 universidades de Ciencias Médicas, entre otras instituciones
  • 482 308 total de trabajadores de la Salud en el país
  • 92 084 médicos, uno por  cada 122 habitantes
  • 16 675 estomatólogos, uno por cada 602 habitantes
  • 85 870 personal de enfermería, uno por cada 123 habitantes
  • 59 846 tecnólogos de la Salud, uno por cada 188 habitantes

 
Fuente: Anuario Estadístico de Salud Pública

Fuente: 

Periódico Granma

Fecha: 

25/12/2018