Articles

Fidel en el recuerdo de Enma Gago, Heroína del Trabajo

Enma cuando dialoga con Fidel, en 1998. A la izquierda, en primer plano, Pedro Ross Leal, entonces Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba. Foto: Cortesía de la entrevistada
Enma cuando dialoga con Fidel, en 1998. A la izquierda, en primer plano, Pedro Ross Leal, entonces Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba. Foto: Cortesía de la entrevistada

Date: 

30/11/2016

Source: 

Periódico Granma

Author: 

El rostro de la pedagoga Enma Gago Pérez, Heroína del Trabajo de la República de Cuba, reflejaba tristeza. Sus ojos insomnio. Su voz el dolor del abatimiento.
 
“Desde que en la noche del pasado día 25 Raúl informó al pueblo de Cuba y al mundo el fallecimiento de Fidel, prácticamente no he podido dormir. Grande ha sido mi sufrimiento”, relata con palabras suaves y entrecortadas.  
 
“Sabía que la salud de nuestro Comandante en Jefe era delicada, pero la realidad demostró que no estaba preparada para aceptar su muerte, tal vez porque por él siento (en presente porque para mí siempre estará con nosotros) un sentimiento especial.    
 
“A Fidel ‒agrega‒ lo conocí personalmente en 1996, en ocasión de un Congreso del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte. En esa oportunidad le entregué un cheque contentivo del aporte monetario por el día de haber de las Milicias de Tropas Territoriales. Recuerdo que me abrazó y me inquirió sobre la importancia de los huertos escolares en la formación de los estudiantes primarios, tema sobre el que yo había intervenido en el plenario.
 
“Creo que en mi vida nunca había estado tan nerviosa, ni tan orgullosa. Me preguntó cuál era la extensión del huerto de mi escuela y no le pude responder con exactitud. Al verme nerviosa me calmó con su acostumbrada delicadeza: “Bueno, no importa, lo más importante es que los pioneros asistan al huerto.
 
“También se interesó por mi familia y los trabajadores de la escuela. Le expresé que gracias al apoyo de ambos (familia y trabajadores) mi centro llevaba 11años como Vanguardia Nacional y poseía otros numerosos lauros, entre ellos la Bandera de Honor de la Unión de Jóvenes Comunistas, principal reconocimiento colectivo que concede esa organización.
 
 “Le detallé que era directora del seminternado de primaria Conrado Benítez, uno de los más grandes del país, con matrícula entonces de 2086 alumnos, de primero a sexto grados”.
 
Rememora nuestra entrevistada que en 1998, después de haber sido condecorada con la Orden Lázaro Peña de II Grado, el líder histórico de la Revolución, presente en la ceremonia, tomó su mano derecha entre sus manos y dialogó con ella y demás laureados.
 
“En ese encuentro percibí el orgullo que sentía el Comandante en Jefe de estar allí, departiendo con los condecorados, que éramos trabajadores cañeros, de servicios comunales, constructores, educadores… Se veía feliz, bromeaba con todos y nos invitó a cenar con él.
 
“Ese momento consolidó la primera imagen cercana que tuve de nuestro eterno líder como hombre excepcional, por su humildad, por su preocupación por los trabajadores, por estar al tanto de los detalles…”.
 
Condecorada el Primero de Mayo del 2002 con el Título Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba, por José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Comité Central del Partido, Enma evoca su tercer encuentro con Fidel, éste en la República Bolivariana de Venezuela.
 
“Fue en un lugar llamado Campo Guaraguao, en el estado Anzoátegui. Acompañado por Hugo Chávez, el Comandante departió con los 17 cubanos que estábamos allí, como parte de la Misión Educativa. Cuando me preguntó cuál era mi misión, le dije: representar con dignidad a Cuba y a Usted desde mi puesto en la dirección de la Misión”.
 
Asegura la reconocida pedagoga que estuvo presente en otros numerosos eventos presididos por el líder histórico de la Revolución cubana, como fueron, por ejemplo, las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
 
“He llorado mucho por Fidel. Creo que llorar es poco para quien considero el hombre más grande en la historia de la humanidad. De él nos queda mucho: el ejemplo de su magisterio, de su obra diversa e inmensa, de su amor por el pueblo y los desposeídos, de su patriotismo y antimperialismo inclaudicables”.
 
Directora durante 25 años del seminternado Conrado Benítez y actual inspectora integral en la Dirección Provincial de Educación, Enma asegura que “nadie como el Comandante en Jefe nos enseñó a imponernos a las dificultades, por grandes que sean. Ahora, sin él físicamente, pero con su legado y con Raúl, nos corresponde continuar la obra de la construcción del socialismo en Cuba,   iniciada por este hombre magno”.