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La marcha limpia

Fidel empina su voz, con la misma nitidez de otro 1ro.,de Mayo: «adelante, vencedores de la muerte, que esta humanidad tiene ansias de justicia». Foto: Ariel Cecilio Lemus
Fidel empina su voz, con la misma nitidez de otro 1ro.,de Mayo: «adelante, vencedores de la muerte, que esta humanidad tiene ansias de justicia». Foto: Ariel Cecilio Lemus

Date: 

01/05/2020

Source: 

Periódico Granma

Author: 

El primer sol de mayo iluminó la mañana de Cuba, cuando una avalancha de humanidad se aproximó al hogar, que es uno y millones, una plaza y una pupila en desvelo, en Venezuela o en el IPK, en Sudáfrica o en Lombardía.  
 
De alguna manera desfilamos también allí donde algún alma cubana, para salvar, se expone. «¿Qué importan los sacrificios de un hombre o de un pueblo, cuando está en juego el destino de toda la humanidad?», aprendimos de un médico guerrillero que lo repite desde una plaza de Santa Clara.
 
Esta vez –y solo por esta–, la tradición hizo pausa. El SARS-COV-2, esa pesadilla que recorre el planeta, impidió que saliéramos a las calles. Entonces marchamos desde la memoria, desde las casas, viendo la tele o rastreando por internet.
 
Desde la red de redes vimos sobresaltos, esperanzas, infamias; un planeta, con sus dolores y sueños, desfiló  antes los ojos proletarios del pueblo que aprendió a vibrar con las alegrías de este mundo, y al que jamás le resultará ajeno el sufrimiento de otros.
 
Enfado hay también en la pupila de este país, por las balas terroristas que perturbaron la tranquilidad de nuestra embajada en Washington, casi a las puertas del 1ro. de Mayo, víspera de otro aniversario de una confesión fidelista, clara y recurrente: «Cuba está, y seguirá cometiendo “el pecado” de existir».
 
A Cuba le duele igual, por ejemplo, que en Estados Unidos cerca de 28 millones de trabajadores hayan esperado su día apartados de sus empleos, víctimas de un sistema que los lanzó a la calle, y después la maldita culpa es de la COVID-19.
 
Conmueven los moribundos sin hospitales, en Nueva York, Ecuador o la  Amazonía brasileña, y también la suerte de aquellos a quienes, hasta después de muertos, se les niega un lugar para sus restos.
 
Del dolor por esa trágica realidad nos rescatan otras historias, como la imagen de un niño italiano que sostiene la bandera cubana en una esquina de Lombardía. Médicos de la Isla se baten contra la pandemia en esa región europea. Ellos pasan camino del hospital, y el pequeño, con inocente ternura, alza el estandarte; la Patria de Martí se levanta en la mirada limpia de un ángel. Y de nuevo Fidel empina su voz, con la misma nitidez de otro 1ro. de Mayo: «adelante, vencedores de la muerte, que esta humanidad tiene ansias de justicia».