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El llamado de los tambores

Date: 

05/11/2020

Source: 

Periódico Granma

Author: 

Cuentan los historiadores que ese día, en la noche del 5 de noviembre de 1843, esclavos del ingenio Triunvirato tocaron los tambores con más «elocuencia» que nunca, para marcar el inicio de la rebeldía, y poner sobreaviso a las dotaciones cercanas, en un clamor muy propio e indescifrable para los amos.
 
En la sublevación, extendida a otros ingenios colindantes, sobresalió la figura de Carlota, esclava insurrecta de origen lucumí, cuya historia simboliza el espíritu libertario del pueblo cubano y la tragedia de la trata de negros y de la esclavitud en nuestro continente.
 
La rebelión, que no resultó la única ni la primera conspiración de esclavos, fue la respuesta al oprobioso régimen, un acto épico para poner fin al maltrato, los castigos y la ignominia ejercidos por los mayorales y lacayos de los patronos.
 
Muchos años después, y en homenaje al heroísmo de aquellos hombres y mujeres, la misión internacionalista de Cuba en la República Popular de Angola les hizo honor a «aquellos oscuros gladiadores», que se levantaron contra los blancos esclavistas: se llamó Operación Carlota, suceso que este jueves cumple 45 años.
 
Todavía hoy, al recorrer las ruinas de lo que fuera el ingenio de Triunvirato, abonadas por el sudor y la sangre de no pocos esclavos, es posible evocar el drama de esos seres sin destino ni esperanzas, quienes un día fueron separados de su tierra de origen y traídos por la fuerza a América, como simples instrumentos de trabajo; una realidad siniestra que se prolongó demasiado en el tiempo y aún es capaz de remover las fibras del más duro de los humanos.
 
Para la historiadora matancera Isabel Hernández, el acontecimiento de Triunvirato trascendió el marco puramente local y se transformó en un suceso de la época, una verdadera leyenda que llega hasta nuestros días, un hecho que, a su juicio, repercutió en las luchas futuras por la independencia de la nación.
 
Recuerda que a finales del siglo xviii ocurrió un crecimiento acelerado de la industria azucarera, con su mayor esplendor hacia la primera mitad del siglo xix. Los territorios que hoy conforman la provincia de Matanzas se convirtieron en el emporio azucarero cubano y, por consiguiente, la zona más poblada de esclavos con un número superior a los 100 000.
 
La infame esclavitud, tanto aquí como en otras regiones del país, dio lustre a la alta sociedad cubana de entonces, y repletó las arcas del clan de los azucareros.
 
El 26 de julio de 1974, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, dijo al referirse a aquellos hechos: «Esa fue una página heroica y hermosa de la historia de nuestra patria, porque no podemos olvidar que hace prácticamente menos de un siglo todavía había esclavitud en Cuba. Y podemos decir que aquellos hombres fueron como precursores de nuestras revoluciones sociales. Y algún día habrá que erigir también un monumento a la memoria de aquellos heroicos esclavos».
 
En acto de justicia de las luchas libradas por los negros esclavos en Cuba, en 1991, y a instancias del  líder histórico de la Revolución, se levantó en Triunvirato, sitio no muy distante de la capital provincial, el Monumento al Esclavo Rebelde; «una forma de honrar la memoria de la esclava Carlota y de quienes ayudaron a construir un nuevo mundo que, hoy, no se explica sin ellos», subraya la investigadora Isabel Hernández.